Tercera caminata por Medellín

Fecha: sábado 1 de diciembre de 2007

Asistentes: Luis Fernando Zuluaga Zuluaga (El Melitón Zuluaga)
Jorge Iván Londoño Maya (El Lobato) y Juan Fernando Echeverri Calle (Juanfer)

Duración: 8 horas

Nombre: Medellín, Lo bueno, lo malo y lo feo

Así en silencio, como recibiendo de rodillas este mes de diciembre cargado de alegrías, y con el Niño Jesús a bordo, el protagonista más olvidado que tiene cualquier fiesta, tomemos asiento ahí en las butaquitas, en el quicio o en el suelo, pero bien arrejuntaditos, pa’ que escuchen la crónica de nuestra caminata citadina del sábado primero de diciembre de 2007 por nuestra ciudad de Medellín, con duración de ocho horitas, ya que el recorrido a muy buen paso, y prácticamente sin parar, no es cualquier cosita. Con “deciles” que no lo hacen ni todos los carros de basura junticos. Paren bolas pues.......

Eran las 7:30 a. m. cuando el suscrito y el Lobato nos “topamos” muy cumplidos en la Iglesia de la América (Nuestra Señora de los Dolores), la cual se ha vuelto punto de referencia y encuentro para los Todo Terreno en sus caminatas.

Allí, entramos al templo y luego del saludito de rigor al “Caminante Mayor”, enfilamos piernas rumbo a la carrera 80 con la calle 30, donde nos encontraríamos con Melitón Zuluaga, recorrido que tomando por la calle Velásquez, y a buen paso, cubrimos en 28 minutos hasta el punto de encuentro, pero para sorpresa, el rastro de nuestro caminante estrella estaba más frío que la misma mañana, lo cual nos pareció bien raro, ya que Zuluaguita es más cumplido que “Parlamentario” a debate para aprobar aumento de dietas.

Pues resulta que como a los diez minutos vimos al hombre venir por toda la ochenta rumbo hacia nosotros. “Venía cantando su loca esperanza”. En el cinto colgando la cámara y bajo el brazo su eterna tulita y un ejemplar de El Colombiano... Claro que venía como achantadito, e inmediatamente dio explicaciones: “que había cogido un bus de Itagüí y que lo había llevado pa’otro lado, y que esto y lo otro”...Lo importante es que el muchacho había llegado e igualmente recibió nuestro saludo de bienvenida.

Como atletas debutando en maratón pueblerina, arrancamos sobre la calle 30 haciendo el recorrido parcial del carril que utilizará Metroplus, el cual está quedando como pa’ dar y convidar, además de tener un acabado espectacular y un entorno paisajístico lo máximo, donde ya no se quejarán los vecinos ni los comerciantes; pues, eso creemos, pero es que aquí pa’ tener contenta a la gente se necesita “saber de agua” y de naves espaciales. Lo que se diga en contrario es “gadejo.”

Así, conversadito y con pasito ligerito, nos internamos por el sector de La Palma, donde vive nuestro caminante Carlos “Polaroid” Olaya B, quien se tomó su lustro sabático, hasta llegar al lugar donde se levantaban las antiguas dependencias del F-2, borradas del mapa (gracias Espíritu Santo por...), para dar paso al Parque Biblioteca de Belén, el cual constará de 18 módulos y que se construye a buen ritmo.

Pegadito a la biblioteca y contra la carrera 80, la cual nuevamente nos encontramos en nuestro recorrido, se construye la moderna clínica de Saludcoop, donde hasta capilla se va a tener; clara muestra de la transformación de Medellín, donde sin lugar a dudas se vienen haciendo cosas muy, pero muy buenas.

Ahí mismito en la carrera 80, en la panadería Las Delicias de la 80, la misma que sirvió de salón de recepciones, pa´ que mis amigos caminantes me celebraran mi cumpleañitos el pasado 11 de noviembre, tomamos asiento en las mismas sillas y mesa, para ver desaparecer como por arte de brujería: pasteles de pollo con verduras, empanadas aseadas (ni mugre de carne), cervecita pa’…. (adivinen si son tan machos) y Mr. Tea y Piña Lux pa’ (sigan adivinando si son tan muchos)........

Ahorita si. Con la barriga a medio llenar y los tenis que se andaban solos, arrancamos para el occidente, con el Cerro del Padre Amaya de guía, buscando a Simón Bolívar y sus muy bonitas construcciones, acompañados en parte por la quebrada Ana Díaz. Cruzamos por el Barrio Cristóbal, Santa Mónica y el 20 de Julio, para bajar hacia La América - San Javier donde encontramos el Parque Biblioteca R.P. José Luis Arroyave, ya visitado por nosotros en otra oportunidad, el cual sigue muy aseado, bien tenido y repleto de jóvenes y niños que aprovechan el beber en esa fuente de cultura y educación que hoy les ofrece el Municipio de Medellín, y la cual sin lugar a dudas encarna la mejor inversión social, ya que un pueblo sin educación es un pueblo que errará sin rumbo fijo y en tinieblas hacia su propia destrucción, no dejando ni siquiera un mínimo legado de su existencia para la historia. Eso dice mi amigo Jesús Alonso Bolívar, pregúntenle a él, ya que yo no se de hilos, María es la que cose.

Desde la altura de la biblioteca se divisan las imponentes montañas de Medellín, las barrios que se trepan a las mismas como una mancha rojiza imposible de sostenerse y desafiando la atracción de Newton sobre el paisaje. El cielo medianamente azul, cubierto de nubecillas oscuras y al fondo, como una nave espacial blanca y brillante frente a los tímidos rayos de sol que le caían, la hermosa estructura de la Estación del Metrocable de Nuevo Occidente, el segundo que se construye en Medellín, próximo a inaugurarse y que ya deja ver las pilonas y los cables, que le darán vida a esta gran obra, la cual unida a nuestro METRO (lo veo, me arrodillo y me echo la bendición), serán en parte la redención de un importante sector de la ciudad, olvidado por años: Las comunas 12 y 13. Como se ve de bonita y hermosa la pobreza hoy en éste lugar, así como también se respira paz, aunque aún falta bastante por hacer, es por eso que no se puede bajar la guardia, especialmente en aspecto de seguridad.

A un lado de la Biblioteca y como haciendo un juego desigual a la Cárcel de Mujeres del Buen Pastor, próxima a irse del lugar, se deja ver otra inmensa construcción en la cual los obreros se mueven sin descanso en su labor: El Colegio San Javier. Todo un establecimiento moderno e inmenso, como para ser envidiado por los mismos Jesuitas y que albergará parte del el futuro de Medellín, Antioquia y Colombia, ese que hoy se desplaza en medio de las tinieblas y de la ignorancia. Si educamos un niño… preparamos toda una generación. Y una generación educada, es un pueblo menos sujeto a la esclavitud. (Vuelve y afirma Jesús Alonso Bolívar.)

De largo pasamos por el frente del cementerio Parroquial de La América y no entramos, ya que como estaban sacando unos restos, al Lobato le pareció algo “denigrante” (¿Cómo la ven? Eso que es tan normal como tomar agüita o respirar) y entonces seguimos de largo, ya que como es nerviosito, no lo imaginábamos con pesadillas en la noche.

Eran ya como las 10:05 a.m. y nuestra caminata apenas empezaba, así que sin pérdida de tiempo, nos dirigimos hacia la Estación San Javier por la Carrera 99 con calle 44, allí pudimos apreciar mejor las obras que se adelantan en el sector, admirar la inmensidad y fortaleza de las pilonas del Metrocable de nuevo Occidente, para luego salir a buscar la casa de Doña Elba Cecilia Restrepo G. (ElbaCé), nuestra amiga, contertulia y columnista de El Colombiano, de quien medio me acordaba su dirección, pero guiados por el instinto y el olor a tamales fuimos preguntando y preguntando, ya que estábamos más perdidos que candidato a la Alcaldía derrotado por quien menos se piensa; aunque convencidos que sabíamos pa’ donde íbamos, como diría Manuel Mejía Vallejo en su “Aire de Tango.”

Es importante citar además el imponente y extenso puente peatonal que actualmente se termina, entre la Biblioteca y la Estación del metro en San Javier, pasando por encima de la calle San Juan, una obra que definitivamente habla solita desde su frialdad y silencioso cemento, de la utilidad que prestará a la comunidad.

Igualmente mis “muditos” compañeros de caminata, pudieron conocer, ese puentecillo o andén, que por años pidió el suscrito sobre la quebrada El Salado en la Cra. 97 con la Calle 44 y que sólo fue logrado, como cosa rara, durante ésta administración; evitando así peligros e incomodidades a los peatones que cruzan por el lugar, en su mayoría niños que se dirigen a sus escuelas.

Ya cerca de la casa de ElbaCé, nos arrimamos a una carreta de frutas y compramos como dos docenas de mandarinas dulces, las cuales fuimos devorando, confiados en aquello que dicen, “de ser una fruta muy nutritiva y excelente aperitivo, especial para antes de un almuerzo con tamal........
Cuando estábamos en nuestro cítrico pre-almuerzo, salió de una casa una señora más bien joven y muy bien arreglada, quien se disponía a subirse a un automóvil azul oscuro (no reparé su marca ni modelo) y le pregunte: Buenas tardes Doñita, usted me podría decir, ¿dónde vive Doña ElbaCe Restrepo? Y la señora, más seria que un marrano haciendo pipi, ya que creo que por nuestras fachas y nuestras mandarinas en mano, nos confundió con aquellos “chachos” que una vez prendieron el barrio, simplemente contestó: “Ella es prima mía y vive a la vuelta.... está en el grado de la hija. Permiso señor” y se montó en su carro....., sin mirarme siquiera..Ni modo de ampliar más aquella “prolifera” conversación, ante tanta “fluidez” de palabra...y tanta simpatía.

Pues nos fuimos pa’la vuelta, sin calcular ni reparar, en cuál puede ser el tamaño y la distancia de una vuelta, máxime que no conocíamos ni su diámetro ni su radio. Averiguando, averiguando, por fin un fulano, nos mostró la casa de Doña ElbaCé y pegados del timbre, lo dejamos sudando y humeando, pero nadie abrió.....tampoco se sentía el aroma de los tamales en plena ebullición, sólo el olor a caucho recalentao, que despedía el pobre timbre “sobretocao.”

¡Jijuemichica muchachones parece que se nos volaron los tamales....A almorzar con la mano en la cintura y con llenura de mandarina. Otro día será que nos pegamos de Doña ElbaCé. Y así medio decepcionados, ya sin mandarinas y con el sabor virtual a tamal en la boca, nos dirigimos por el cauce de la quebrada La Pelahueso ahí en Santa Lucía, hacia la Floresta, Calasanz y enfilar hacia Robledo, para luego continuar por la vía al mar, pero enrutados a la Carrera 80 con la Calle 80, donde se hizo un CAI, se amplió la vía, se construyen muros de contención, cordones, andenes y al fondo se ve el otro Parque Biblioteca Tomás Carrasquilla. Moderno, bonito, amplio y bien dotado, donde los niños y los jóvenes se dedican a la lúdica, lectura y a los computadores. Nos preguntamos: De no existir estas bibliotecas, esos niños que hoy las ocupan desde horas tempranas en sábados y domingos ¿qué estarían haciendo?

Me ha faltado agregar, que durante nuestro recorrido, El Melitón Zuluaga, fue mucho lo que disfrutó haciéndole “clic” a su cámara, dejando las “visticas” para recuerdo de los Todo Terreno; pero como cosa rara, allí en la Biblioteca Tomás Carrasquilla, nos iban a poner problema por las fotos, ya que “dizque” es prohibido tomarlas,.....sabrán el Agente 007; Chan Lee Po y el Super Agente 086, los motivos para tal prohibición, máxime que en el lugar no vemos obras de arte, ni terminados en dorado u objetos vulnerables al flash.

Bonita la vista del lugar. Mucho progreso y mejora urbanística. Arriba el Picacho, sin lugar a dudas el Cerro tutelar de Medellín, que mejores condiciones presenta para hacer un mirador turístico. Al fondo la comuna Nor-Oriental, inmensa, cubierta con su lograda “paz” y el progreso que hace rato la invade, gracias al Metrocable, EL Parque Biblioteca España, las escuelas y colegios y a tanta obra e inversión que sobre la comuna se ha hecho, pero especialmente a la calidad y fe de sus gentes, honestos trabajadores, que supieron confiar y esperar.

En el camino y antes de cruzar la autopista(¿?) norte, aprovechamos para ingresar al Cementerio Universal........en el que también se ve la mano que se le ha puesto. Más organizado, aseado, con jardines bien dispuestos, ya que las cruces un poco lúgubres y tétricas no existen y cuenta con buena vigilancia, esa que dejó al Melitón Zuluaga de ojo apagado y cámara levantada, ya que “dizque” no se permiten las “visticas”....., no obstante siempre se logró una tomita.

Nuevamente salimos los caminantes hacia el Puente del Mico, sobre el río Medellín, hoy transformado en un altar navideño, y allí en la calle Barranquilla (por fortuna no habla), muy vecinos a la Universidad de Antioquia, otro lugar que ha sido tocado por el bisturí del progreso, nos arrimamos al Parque Norte: Jota Emilio Valderrama, muy bonito y recién reinaugurado (el parque home, no don Jota), con atracciones de lujo y a precios muy alcanzables, ya que hay subsidios para los estratos 1, 2 y 3. Recomendamos sea visitado en familia, ya que vale la pena.

Hasta la vieja Estación Villa del Ferrocarril de Antioquia, está siendo remodelada y hoy está totalmente cubierta en una especie de encerado, que no permite ver las obras adelantadas. Esperemos la sorpresa, ya que es una construcción digna de ser conservada.

Luego, pasamos al Parque Explora.....a “explorar” su progreso. Que verraquera....desde ya se sabe lo que va a ser esta gran obra y lo que representará a la comunidad y a la cultura, así como al turismo local. Espejo o fuente de agua, amplias zonas para disfrute del visitante y parqueo....acuario a ser inaugurado en febrero de 2008 y muchas atracciones más, como pa’ chupase los dedos.

El Jardín Botánico Joaquín Antonio Uribe (antiguo bosque de la Independencia), desprovisto de ese lúgubre muro que una vez lo encerró y hoy protegido por una bonita reja en hierro, que deja ver todo el contenido de esa naturaleza interior, no propiamente empacada al vacío y que invita a conocer el orquideorama, el lago y tantos atractivos con que cuenta, incluido restaurante y cientos de especies vegetales pa’ engordar cultura.

Así mismo, aprovechamos para dar una mirada al parque de los Deseos, otra obra hermosa y de atracción para el ciudadano del común, hecha por la anterior administración y donde también se puede admirar el Planetario Municipal.

Continuando nuestra marcha, nos dirigimos al Jardín Museo Cementerio de San Pedro, el más antiguo de la ciudad y el más tradicional, allí donde dejaban sus huesitos los ricos de Medellín, ya que hasta la muerte tiene estratos sociales y condiciones económicas, como si en ese hueco no “guelieramos” todos igualitico, lo que parece no sucedía antiguamente, ya que a su lado existió, en época de bárbara naciones, el Cementerio Laico, propio para ateos, no católicos, suicidas, masones.....¡Abrase visto Sarita que cosas!!!

Descubriendo nuestras cabezas y con mirada al frente, ingresamos al hermoso Cementerio e inmediatamente empezamos a mirar tumbas y a leer lápidas y epitafios. Es todo un baúl de recuerdos, esculpido en mármol por los años, la tradición y el sentimiento, durante los siglos XIX, XX y lo que va corrido del presente. Los deudos aferrados a las tumbas, los muertos que callan y no responden y el tonelaje de Padre Nuestros que se elevan, se elevan y se elevan.........

Imposible citar la cantidad de personajes importantes que aquí reposan. Venga amigo lector a este sitio que vale la pena y conózcalo o vuélvalo a conocer, pero con calma y sin miedo ni dolor, ya que los cementerios son bellos, guardan ese silencio y esa paz, que sólo en los huesos fríos nos recuerdan que “no somos nada” o como afirmaba mi viejo: “somos un bulto de mierda amarrao con lombrices.” ¡Como viven de bueno, los muertos y los locos!!

Mausoleos, esculturas, monumentos de lujo y también lo mañé y ridículo, pero respetable. Tumbas y lápidas con fotos del difunto, carticas, mensajes, carritos, motos, lamparillas, escudos del Nacional, Medellín, promesas, intenciones de canonización, buenos augurios...etc...etc...Pendejadas home. Ahí tenemos que decir como el poeta: “....en vida hermano en vida.....

En este Cementerio, en el cual reposan junticos los Echeverri, familiares de Juanfer, a quienes visitamos para ver sus telarañas y flores ancianas y resecas sobre sus lápidas, se celebran en noches de luna llena, espectáculos lúdicos musicales, de teatro, mimos, poesía y otros.... que mezclan la vida con la muerte, para que los muertos gocen y los vivos despierten. Aquí tampoco nos permitieron tomar foticos (vea pues que pendejada), pero el Melitón Zuluaga, haciendo uso de su disimulado ingenio, logró algunas tomitas y eso si podemos jurar, ningún difunto protesto, hasta creo que posaron, previo arreglo de sus cráneos inpeinables y fríos, además con una ventaja: No hay que decirles que sonrían ya que todas las calaveras “viven muertas” de la risa y barriga ningún esqueleto tiene.

Salimos el campo santo y tomamos hacia la carrera Bolívar en dirección al viaducto del Metro, donde pudimos ver las cosas feas y malas de nuestra Medellín del alma. El consumo de licor, pegante y “perico” es exagerado. A los consumidores les da más pena fumarse un tabaco 101 o un cigarrillo Cruz Blanca o Dandy, que un pucho de “maracachafa” o tirarles el empujón de perico, definitivamente es un problema que crece en Medellín y en las grandes ciudades y con el cual tiene que ver mucho la aprobación de la famosa “dosis personal” propuesta y defendida por el exsenador....mejor no digo nada, pero ahí está........

El viaducto del metro una vergüenza para la ciudad en mucha parte de su recorrido. Todo un depósito de bolsas de basuras (común en muchas calle de la ciudad), sanitario público, dormitorio de vagos e indeseables, depósito de muebles viejos y lugar de reunión de pirómanos, que con sus candeladas tienen las columnas ennegrecidas y vueltas miseria, sin contar los infaltables y perniciosos letreros de movimientillos políticos y revolucionaritos de cuarta categoría o los grafitis de la hinchada de nuestros equipos locales, todo un burdo alud de incultura y malas maneras, que se podría minimizar, donde las directivas de esos equipos de fútbol, hicieran una campaña educativa con los seguidores e hinchas, en asocio con la Administración Municipal.

Así en medio de lo feo y lo malo, subimos hasta el tradicional Barrio Prado (monumento arquitectónico), visitamos la casa propiedad del municipio, destinada a residencia de los alcaldes de la ciudad, realmente hermosa y admiramos los viejos y hermosos caserones con forma de castillo y fortaleza medieval, que por fortuna escaparon del buril, la pica y la almadana, esa que muy conscientemente enterró para siempre la historia de nuestra ciudad.

En poco tiempo, estábamos en el tradicional barrio Los Ángeles, el cual poco cambia y que me trae gratos recuerdos, ya que allí me toco “marcar tarjeta” hace 30 años, para visitar a mi noviecita, la mujer de mis sueños y que hoy es mi esposa y madre de mis hijos a mucho honor.

Rumiando nostalgias y recuerdos, interrumpidos por mis compañeros de caminata, nos fuimos descolgando hacia el Parque Biblioteca León de Greiff, otra fuente de cultura y educación para los moradores del lugar y para todo Medellín, construido donde antes se levantaba la famosa cárcel “La Ladera”, hecha para 700 reclusos y la cual llegó a superar los 3.000, con los problemas que el hacinamiento representa. (“Aquí entra el hombre no el delito”...Ya voy Toño..Escupa y no se ría.)

De la citada cárcel, sólo queda en pie su frontis principal y sus dos garitas, mudos testigos de una época aciaga para la ciudad, hasta tocar la vergüenza, digna de ser olvidada, pero no borrada de la historia de Medellín. En este hermoso lugar, también nos quisieron privar de las “visticas”. En la Biblioteca que nos ocupa, brillan el orden, el aseo, las buenas maneras, las oportunidades antes negadas y la cultura, esa donde beben nuestros niños y jóvenes que reclaman un futuro: SI FUTURO.

Que verraquera: Habíamos logrado nuestra meta. El cielo opaco dejaba caer goticas menuditas de lluvia, el clima nos ofrecía una especie de sopor pesado y fresco con olor a humedad y abajo EL Barrio Boston, el cual quisimos visitar, ya que allí nació el suscrito, vivió nuestro amigo Bernardo González White (Begow) y ha sido cuna y lugar de residencia de ilustres ciudadanos, además de tener una gran tradición.

Bajando por Giraldo, arribamos al Parque Principal, donde se destaca el monumento al gran general de división y héroe de Ayacucho José María Córdova, digno de toda admiración y como tal, frente a él nos ubicamos para hacerle nuestro saludo de rigor. Igualmente dimos una mirada de admiración al busto del gran poeta Carlos Castro Saavedra, el hombre para el que “toda la vida fue un lunes” y que así en su figura amable y simple, pudo “escuchar la voz del viento” y vibrar con su canto.

Del Parque de Boston, bajamos una cuadrita para mostrarle a los Todo Terreno, el lugar que ocupó la casa de Begow, la casa de los abuelos del Alcalde Fajardo, la casa de León de Greiff, la casa de Doña Rafaela de la Calle (mi abuela), la de la matica de coca y el entierrito, ese que cayó en manos de escarbador ajeno y donde pasé mis primeros años de vida; así como otras casas de otros vecinos del lugar y sitios de interés, que aún perduran en mi memoria.

A paso lento, con el cansancio rondando por las botas de nuestros pantalones y orgullosos de nuestra caminata, salimos a buscar almuerzo, el cual estaba ahí unas cuadritas abajo en el Parque del Periodista, otro lugar “malo y feo,” repleto de basura, vagos y viciosos, en el que sólo se rescata el monumento a los jóvenes asesinados por fuerzas oficiales una noche cualquiera de un año ídem, allá en el Barrio Villatina. Ni siquiera es rescatable el busto de Don Manuel del Socorro Rodríguez, el periodista cubano que vino a nuestro país a desarrollar el periodismo, no a fundarlo, ya que se le había adelantado Don Antonio Nariño y su revolucionario periódico “La Bagatela”.

En casa de herrero, azadón de palo y en casa de periodista, tiene más fuerza un purgao, ya que es increíble que nuestros periodistas “con su fuerza y empuje”, no sean capaces de lograr que ese parque y sus monumentos, se mantengan a la altura de las circunstancias y de lo que representan.

Cómodamente ubicados en el Restaurante Santa Teresita, ubicado en una esquina del parque del Periodista, ordenamos nuestros almuerzos, los cuales fueron de nuestro gusto y el de nuestra hambre, ya que escasamente dejamos las servilletas y eso que “mordisquiadas.” (No los describo ya que las fotos son elocuentes)

Satisfechos de estómago y contentos de alma, salimos hacia Maracaibo, por donde bajamos para divisar el regularcito estado de nuestro Parque de Bolívar, el papelerío y basurero de Junín y el desorden del Parque de Berrio, que como basurero tampoco lo hace mal, además de contar con una inmensa manada de palomas que se mueren de hambre y de sed.-

Es bueno agregar que antes habíamos cruzado por la Avenida Oriental, donde pudimos apreciar las discutidas pirámides que hoy se construyen. Arte country y todo es asunto de gustos. A Zuluaga le parecen horrorosas, al Lobato le parecen hermosísimas, tal que si lo escucha el Alcalde hasta le escritura una para que lo entierren en ella. Al suscrito....le parece que van tomando forma y si, si...son bonitas.

También fuimos a la Plazuela Nutibara...otro horror y otro monumento al abandono y a las basuras, además de ser un mal vecino del Parque de Botero, ese si toda una belleza, todo un lujo y un orgullo para Medellín, muy visitado por propios y extraños y donde tranquilamente el Melitón Zuluaga, pudo tomar sus “visticas” sin tener que pedirle permiso a nadie. ¡Abrase visto Jerónimo!!!

En la Estación Parque de Berrío, Tomamos el Metro (nuestro gran amor y orgullo), convencidos que definitivamente el centro de Medellín es el gran lunar negro de la ciudad y parece que sin solución. Nuestro Metro nos llevó las estaciones desde donde continuamos la marcha a nuestras residencias, siendo las 3:40 pm.

Habían Sido ocho horas exactas de caminata, por la Ciudad de Medellín, nuestra hermosa ciudad, transformada por el alcalde Sergio Fajardo V., quien lastimosamente debe entregar su administración el 31 de diciembre de 2007 y para quien los Antioqueños y Medellinenses, sólo debemos tener sentimientos de agradecimiento y leal reconocimiento, por su excelente labor.

Como diciembre por su trajín y compromisos es un mes muy agitado, “dizque” empieza en primero y termina en primero; Los Caminantes Todo Terreno, nos despedimos de nuestras salidas, hasta el año 2008, con el superior permiso y si “el Caminante Mayor” nos presta la vida, los tenis y los cayados.

Feliz navidad y nuestros mejores deseos para el año nuevo,

Juan Fernando Echeverri Calle (Juanfer)