Crónica Tertulia XXX
Los caminantes Todo Terreno andamos güetes por tener en nuestra casa a Elbacé con su crónica sobre la tertulia celebrada el pasado sábado 13 de diciembre de 2008. Bienvenida siempre y adelante pues.
TERTULIA XXX
El día que se calentó La Ceja a punta de corazón
¡Era mentira! Eso de que cuando las cosas no suceden a nuestro favor es porque no nos convienen es pura paja. Con dos meses de anticipación, tal vez un poco más, empezamos a organizar nuestra Tertulia XXX en la finca de don Pedro
Sin ninguna objeción por parte de nadie la fecha fue corrida para el 13 de diciembre. Recogimos la “cuota inicial” de la cuota para amarrar con la pita del dinero a quienes echan mano de la opción de la mamada a última hora, tan comunes por estos lares..
Entre correos motivadores y haciendo fuerza por el estado de las carreteras y del clima, transcurrieron los días previos a la tertulipaseo o paseotertulia, hay para todos los gustos.
Compré boleta para organizarla y resulté ganándomela, así que acudí a Jorgiván de
· - Un paquete de 100 servilletas, ojala familia pero no para cafetería sino para una casa donde leen “Por encimita”
· d - 20 platos grandes
· d - 20 platos como para servir torta
· 2 - 20 cucharas grandes, 20 tenedores y 20 cucharitas. Cuchillos no porque los de plástico corta mas un litro de leche de 3 meses.
· 4 - 2 docenas de vasos desechables de los grandes
· 4 - Bolsas para la basura tipo tertulia
· 1 - Una docena de chitos (paquetes grande)
· - - Una docena de “detodito”
·- - Una docena de papitas Margarita (de sabores surtidos)
· - - Un paquetes de nachos
· 1 - Un frasco de queso fundido para los nachos
· 2 - 2 botellas de
· 2 - 2 botellas de litro de Mr Tea (el que coja)
· - - Un frasco de ají pajarito pero del grande (llevé dulce, picante y encurtido)
· - - Una torta María Luisa (pero bien querida)
· E- El hielo lo compramos por allá
· 2 - 2 docenas de naranjas
· - - 2 docenas de limones
· 3- 3 docenas de pequitas (no vendían en Carrefour)
· 1 - Una docena de tomates de árbol
· - - Un coco, ojala partido y listo (lástima perder el agua) (finalmente no se perdió)
· - - Uchuvas
· 2 - 25 tamales
· 2 - 50 arepas
· - - Media barra de salchichón Zenú
· - - Un queso para partir en cuadritos
· 3 - 3 docenas de abrazos (no alcanzaron)
· - - Una cajita de palillos
· - - Dos paquetes de galletas saltinas de Noel, las de siempre.
- 2 tarritos de carne de diablo Zenú para hacerle competencia a la zarigüeya de Juancé
Ya vos mercando te podes antojar de otras cositas a gusto tuyo, esto es como lo básico”.
Y claro, me antojé de otras cositas.. La lista así se ve muy “básica”, como normal, pero empacada en bolsas son catorce señoras bolsas de comida, más las dos de los tamales, que habíamos acordado que serían veinticinco pero que yo decidí aumentar a 30 por si las moscas y para hacerle homenaje a la famosa frase del ex presidente: “es mejor que zozobre que no que fafalte”.
La mercada fue el jueves al filo de
Me acosté rendida después de haber hecho 150 tamales y el mercadito para el paseo. Me levanté el viernes derecha para el computador, a mandar los últimos mensajes motivadores y me encuentro con la mala noticia de que doña Consuelo, la señora de don Pedro, tenía problemas de salud y por lo tanto, con mucha pena, cancelaban nuestra visita. ¡Plop!
Por mi mente desfilaron, en cuestión de una milésima de segundo, los 30 tamales, las catorce bolsas de mercado, la buseta contratada, la salud de doña Consuelo, el ánimo de don Pedro, los regalos para los amigos secretos, seguro ya todos comprados, pero sobre todo, la ilusión y las ganas que habíamos puesto en el paseo.
Me enloquecí por unos minutos pero se me prendió el bombillo del ingenio: “Le figuró a Luismú recibirnos en su finca de Rionegro”, pensé. ¿Sí? ¡Como no! Otra vez salió a relucir la importancia de lo que piensa el que está enjalmando el burro: la finca estaba comprometida para la fiesta de fin de año de Adelaida y sus amigos. Mi mundo se derrumbó. Otra vez ¡plop!
Como no es muy conveniente llamar a casa ajenas a tempranas horas de la mañana, le escribí un mensaje al Lobato a ver qué se le ocurría. Me dijo que hablaría con su hermana Sonia para que nos prestara la finca de Guarne, esa feita que hemos visto en fotos de los TT. Dicho y hecho: en menos de lo que se mete una Blancarrucita al cajón de los cubiertos, el Lobato ya nos había solucionado el problema y Sonia estaba feliz porque íbamos quince “dentroderas” a barrer, trapear y sacudir… ¡gratis!
En esas estábamos cuando ¡oh! ¡Sorpresa! llamó Zuluaga, la caballerosidad andando, a decirme que él había tomado en arriendo una finca en La Ceja y que con gusto nos recibirían él y Carmencita. ¡No se diga más, caballero! Aceptamos de una y después de enviarle un mensaje de agradecimiento a Sonia, sacamos el vestido de baño del maletín y empacamos el suéter.
El señor conductor, muy querido, nos había informado previamente que por compromisos de la buseta para catorce pasajeros, nos llevaría en la de veinticuatro, obviamente por el mismo precio. ¡De maravilla! Éramos quince los confirmados, pero faltaba que empezara a desgranarse la mazorca de los mamados: el Kurdo escribió desde México. Uno menos. Begow se estaba muriendo. Menos dos. Ah, no, menos tres porque con él se quitaba Sarita. No me faltó sino arrodillármele y quedamos en veremos, que todo dependía de cómo amaneciera de
Bueno, de todos modos había quórum, pero no dejaba de preocuparme esa buseta tan grande, esa cantidad de tamales y las 14 bolsas llenas de comida. Pero el espíritu amplio de los contertulios se traslada a todas partes: entre todos decidimos que lo que sobrara se lo dejábamos a una familia pobre, que pobreza y hambre es lo que hay en este mundo.
Me relajé y pensé en irme a dormir, pero es que no había leído el último correo de la noche: uno de Luismú donde Juancé le informaba que no iría por compromisos de obligatorio cumplimiento en una notaría. Me dio una rabia de esas delgaditas, y me dije a mí misma: Vea pues, ¿quién entiende la vida? Los de aquí no quieren ir y la otra chillando en Harrison de ganas. Pero con todo lo que quiero a nuestro querido Radio Viejo, dije ¡Bah!, cerré los ojos y chao pescao, la que se duerme.
Llegó el sábado y también Juanfer a mi casa, más cumplido que novio feo. Me encontró casi llorando porque Begow acababa de confirmar que no iba. Así eran siete menos de la lista inicial: el Kurdo, Juani, Juancé, Begow, Sarita, doña Consuelo y don Pedro. Juanfer lo llamó y nuestra versión criolla de Raúl Castro le prometió que nos caía más tarde a
Salimos rumbo a
Arrancamos jugando al sí y no. A cada uno le entregué una botica navideña a manera de collar. De ahí en adelante quien respondiera sí o no a cualquier cosa debería entregar su bota al que le hubiera hecho
Llegamos y ahí estaban Zuluaga y Carmencita esperándonos. Descargamos la buseta y de inmediato se hicieron sentir las atenciones: que si quieren tinto, agua, gaseosa o desayuno. El Lobato fue el único que reconoció que no había desayunado, pero todos, sin excepción, acabamos comiendo arepa con chorizo, una delicia, que nos preparó Marta Lucía, una eficiente y alegre señora que de inmediato se puso a nuestra disposición. No nos atendió mejor porque no hubo más tiempo.
Después del desayuno desempacamos y fue ahí cuando vimos claramente la dimensión de lo exagerados que somos. ¡Ah! Casi se me olvida: el Lobato reclamó su premio por ser el ganador del concurso de las botas. ¿Se acuerdan que en la lista decía “un coco, ojala partido y listo (lástima perder el agua)”? Pues no, señores, no se perdió nada. Jorgiván se ganó la pelada, la picada y también el agua.
Con la barriga llena y el corazón contento decidimos esperar un rato a ver si llegaba nuestro príncipe Regente del reino de las Pecas, el gran Begow, antes de repartir los papelitos del amigo secreto. Grúa y yo llevábamos camisetas de Colombia, especiales para caminantes, así que fue mucha la nalga que apretamos para que nos tocara darle el regalo a dos de ellos. Claro que si nos sale alguno no caminante hubiéramos tenido que hacer... ¿cómo es que le dicen a eso? ¿Chanchullo? ¿Maraña? No sé qué es, pero algo así… una cosa fea.
De ahí en adelante empezó Cristo a padecer y su madre a verlo. Endulces van, endulces vienen.
Como las leyes de Murphy no fallan, preciso que cuando repartimos los papeles del amigo secreto, después de volver a meter los infaltables yo con yo y estar todo perfecto, llegó Begow, con Sara, su hija, y Lucía, su hermana melliza. La gripa lo tenía vuelto un fleco, algo parecido a un árabe después del tifo, pero llegó animado y buscando el whisky de su suegro dizque porque se le quedó el propio en la casa. ¡Sí… cómo no! Qué raro que no se le haya quedado todo lo demás, ¿cierto?
En todo caso la alegría de verlo fue indescriptible y el juego avanzó en medio de una serenata que nos dio el tiplero mayor, Luismú, acompañado por las voces de Clarita y de Grúa. Cantaron hasta que se cansaron y siguió la algarabía de siempre, la mecatiadera de siempre y unas endulzadas muy charras y muy llenadoras.
El clima estaba perfecto, aunque a mí siempre me hace frío, y en esas y las otras alguien dijo la palabra almuerzo. A pesar de la llenura todos dijimos que sí queríamos almorzar ya y procedimos. Los tamales, qué vaina, estaban muy pequeños, muy pálidos, como sin aliños y sin sazón, la carne había que adivinarla y la masa estaba reseca y cuarteada. No nos comimos la lechuga porque estaba como durita, ahí perdonan. Para mejorarlos los acompañamos con ají, dulce y picante, encurtido y arepa redonda.
El tinto de rigor después de, fue precedido por una mala noticia: Catalina, la hija de Luismú, lo llamó para contarle que se había perdido Foxi, su mascota, y momentáneamente se nos bajaron los ánimos por la tristeza que reflejaban los rostros de Luis y de Clarita. Alrededor del tema de Foxi se formó una cadena de solidaridad y de buena energía que les permitió a ellos conservar la calma, aún en medio de su tristeza, y continuar el juego. Decidimos descubrirnos porque ya la cosa se estaba poniendo muy peluda: a Luismú le estaban llegando unos mensajes homosexualmente peligrosos y era mejor cortar ese mal de raíz.
Así, entre trovas, bromas y una muestra de excelente humor, nos fuimos descubriendo y entregando los regalos. Todos quedamos felices y comimos perdices. El de sexo indefinido, quién lo creyera, como se ve de macho, era nada más y nada menos que don Londondon, ¿ah? Increíble. Pobre Clarita: no sólo tuvo que soportar la perdida de Foxi, sino que, además, le estaban quitando a su marido. ¡Qué inseguridad!
Ellos estaban con los pies en la fiesta pero con el alma acompañando a Catalina en su dolor. Se despidieron y todos entendimos que cualquiera de nosotros en su lugar haría lo mismo. Entre besos y abrazos de despedida les auguramos un buen final para la historia y así fue: gracias a las gestiones de Catalina, a la ayuda de Luismú y a la fuerza que hicimos todos, Foxi está de regreso en su hogar y los papás felices. ¡Qué viva Foxi, carajo!
Después de una tandita de empanadas que nos entraron como forzadas llegó la buseta a recogernos y ahí sí fue Troya de lo estrechos que quedamos. Bueno, pero al fin llegamos a nuestro Medallo del alma, agradecidos y contentos de haber pasado un día tan especial, todos con todos. Lástima grande de los ausentes…aunque cada uno tiene su disculpa, hay unas más válidas que otras, como por ejemplo
En todo caso, contertulios ausentes, como esta cofradía es puro corazón, se les conservan los afectos. Eso sí: no nos reclamen la devuelta de
Entre rones, cervezas, guaros, Mr. Tea y whiskys se nos fue uno de los mejores días de mi vida, sin exagerar, rodeada de un montón de personas maravillosas que particularmente, de un año para acá, le han dado un sentido nuevo a mi existencia.
Lo dije en un correo anterior y ahora lo repito: hubo sobredosis de afecto, de alegría, de buenas energías, de atenciones, de amabilidad, de comida, de mecato y de risas. El trago si fue bien manejadito y eso es garantía de éxito. Nos convino ir. Nos convendrá siempre ser amigos.
Gracias a todos, en especial a Luiszú, a Carmencita y a Torita, la cuñada de Zuluaga, a Juan, el hijo de Zuluaga y a Otto, el perro de la familia, por entregarnos su finca y prestarnos a Marta Lucía, la más querida del mundo; a los que nos apuntamos y cumplimos la cita, por la disposición y las ganas; a Begow, que a pesar de todo llegó con Sarita y Lucía y nos alegraron aún más el día. A los caminantes TT, que sí saben para qué es la vida; a la Coneja porque desde Harrison nos acompañó; a Luismú por el tiple, por la decencia de siempre y por la alegría. Y a Juancé, gracias, porque nos hizo sentir la falta tan grande que puede hacer una persona cuando se le quiere tanto como lo queremos a él. A Juani y al Kurdo también los extrañamos mucho y los esperamos, muy cumplidos, en el próximo programa intermunicipal que organicemos.
Gracias a las mijas, por ser tan queridas. Gloria es pura alegría y frescura, y a Clarita hay que conocerla para definir exactamente lo que es una persona dulce, delicada y tierna; de Carmencita ni hablemos: que descreste de señora: generosa, amable, alegre, excelente anfitriona y la decencia caminando… Bueno, pero tampoco crean que su Majestad del Reino de las Pecas y de la Alcancía las va a dejar meter en todo, no, no, no. Paseítos y no más, ¿les queda claro?
Quiero dar unas gracias especialísimas a Grúa, porque su amor por mí le ha permitido entender esta dinámica a veces rara de su mujer metida a toda hora entre una pila de hombres que la adoran (sí, estoy modesta, y qué), y se integra al grupo con toda su alegría y su escopeta matapatos que no atenta ni contra un gallinazo, aunque varios se lo merecen. Pero es que su espíritu es de paz, de amor y de azúcar. No le da sino para querer.
Ah... ya estoy como muy cansona. Mejor me despido. Adiosito pues, y disculpen la buseta tan incómoda... ¿Me perdonan esa también?
Elbacé.