Caminata Universidad de Medellín - San Antonio de Prado
Fecha: sábado 29 de septiembre de 2007
Asistentes: Francisco Montoya Araújo, Luis Fernando Zuluaga Zuluaga, Juan Fernando Echeverri Calle y Jorge Iván Londoño Maya.
Duración: 7 horas
Nombre: Pinares de la mano de Dios.
Para esta caminata no tuvimos metro, ni Terminales, ni el sabroso tinto como cuota inicial del desayuno, pero si las primeras oraciones en vivo y en directo en la iglesia de la América, lugar de encuentro con mi compañero Juanfer.
Montados sobre una hermosa y cálida mañana, arrancamos por esas calles de los barrios la América, Simón Bolivar, la Castellana, la Nueva Villa del Aburrá y Belén Los Alpes para llegar justo a la glorieta de la carrera 80 con la calle 30, lugar de encuentro con el resto del grupo. En el trayecto nos preguntábamos por Francisco Montoya, persona que no conocíamos y quien nos contacto vía Internet para “pegarse” a esta caminata. Es que ese vicio de dejar huellas es como mantener la puerta abierta y el letrero de Bienvenidos siempre destapado.
Con un inusual retraso de 10 minutos llegamos a la desaparecida glorieta, en la que brillaban nuestros compañeros pero por su ausencia, lo que nos obligó a caminar por entre las obras del metroplus para “mostrarnos”. Al poco rato divisamos a Luisfer y a Francisco quienes estaban tomando un liviano desayuno en una de las tantas panaderías del sector.
Este lugar de la crónica es propicio para destacar la ausencia a esta caminata de Gloria Helena Gutierrez Gómez y Carlos Alberto Olaya Betancur, quienes por motivos insalvables de última hora lamentablemente no pudieron acompañarnos. ¿Se imaginan el grupo completo?
Luego del efusivo saludo, al cual le mezclamos unas gotas de bienvenida y otras de amabilidad como para romper el hielo del encuentro con Francisco, nos dirigimos por la calle 30 hacia la Universidad de Medellín, mirando de paso las obras del Metroplus, de las que resaltan el espesor del carril exclusivo para los buses, que sin exagerar puede ser de unos 30 centímetros, con refuerzo de hierro en la base.
Eran las 7 y 40 de la mañana cuando izamos cayados en la Universidad de Medellín, punto oficial de salida de nuestra caminata. Como Francisco es bogotano y no muy conocedor de la ciudad, a pesar de varias visitas, lo fuimos enterando de los sitios que íbamos pasando, entre ellos los barrios las Violetas y san Pablo y la vereda Aguas Frías, los cuales tienen en común una vía principal que los atraviesa, mas congestionada que la misma avenida oriental, pues por allí transitan motos, bicicletas, buses, busetas, particulares y las infaltables volquetas que suben escombros y bajan los ladrillos de las innumerables ladrilleras que por allí se encuentran.
La cuesta se va empinando a medida que vamos saliendo del área urbana para internarnos en la zona rural desde la cual comienza a divisarse la zona occidental de la ciudad. Aparecen las fincas de labor y de recreo, los cerros el Tobón y el Toboncito, extensos cultivos de cebolla junca que nos hacen recordar que el desayuno estaba más enbolatado que paisa recién llegado a Nueva York. Sin embargo, en una de las últimas tiendas encontramos una venta de buñuelos, los que acompañados de gaseosas sirvieron para dar por terminada la zona de alimentación.
Poco antes de llegar a la Terminal de las busetas de Aguas Frías encontramos la carretera veredal que nos llevaría hasta san Antonio de Prado. En ese lugar Luisfer aprovecho para pagarle al Lobato la apuesta que le debía, consistente en una caja de jugos Tutti Fruti, la cual le fue entregada teniendo a Francisco y Juanfer como testigos y a un ocasional vecino como fotógrafo del momento; queda demostrado entonces que no hay deuda que no se pague. Esto sirvió para que iniciáramos la cuesta brindando con los jugos que por fortuna todavía conservaban el frío de la nevera.
De ahí en adelante la palabra la tuvo Francisco ante el natural interrogatorio del grupo. Nos contó sobre su familia, compuesta por padre, madre y 4 hermanos. De su vida sacerdotal la cual ejerció hasta hace poco, de los motivos para tomar dicha decisión, de su experiencia como monje Benedictino vivida en el monasterio que esta comunidad tiene en Guatapé, Antioquia, edificación que tuvimos oportunidad de conocer en una de nuestras caminatas por esa región y que nos impactó por su belleza, y de sus trabajos como Ingeniero Civil. Ahora vive en Medellín buscando nuevos horizontes
Para nosotros fue una impactante y agradable sorpresa que sin lugar a dudas creo un ambiente muy especial, porque nunca pensamos caminar con un sacerdote a bordo, y digo sacerdote porque esa condición como tal seguirá por siempre, así no la ejerza. Obviamente hicimos nuestra presentación para quedar mano a mano con Francisco.
La caminata, muy difícil por cierto en sus tres primeras horas, debido a lo empinado del terreno, se va llenando de extensos bosques nativos con sus ardillas, una de las cuales, de raro color negro, nos dio la bienvenida, la gran variedad de pájaros, entre ellos una manada de gulungos, famosos por su plumaje negro y su pico, alas y patas amarillos. No había tramo en el que no saliera del bosque el trinar de alguna ave o se sintiera el movimiento de hojas producido por algún animal que se escondía a nuestro paso.
Al llegar a terrenos de la vereda El Astillero nos encontramos a nuestra izquierda un amplio y extenso paisaje que nos acompañará durante gran parte del recorrido, compuesto por montañas, fincas, pinares que copan toda nuestra capacidad visual, las marraneras tan comunes por esta zona, invernaderos repletos de flores y mucho cultivo casero de hortalizas. En una de las montañas se destacan las antenas del cerro del Padre Amaya, lo que nos desubica con relación a nuestra posición. Obviamente la conversación de la caminata sigue girando en torno a los temas religiosos, políticos y sociales, lo que la hace más agradable e interesante.
Hablando de marraneras, pasamos por el lado de una de tantas, y observamos las enormes marranas dedicadas exclusivamente a la producción en serie de marranitos, razón por la cual cada marrana tiene como espacio una estrecha celda que no le permite moverse, con el fin de evitar que ahogue a las crías, según nos lo explicó una de las encargadas, que entre otras le está cayendo muy bien la carnita frita de marrano. Esta situación generó la justificada protesta de Juanfer, defensor de oficio del reino animal, quien en cada caminata y siempre que encuentra una situación injusta contra los animales, de inmediato la emprende contra el amo abusador. Ahora comprenderán porque nuestros cayados tienen una doble misión.
Poco antes de llegar a nuestra primera parada encontramos a un grupito de seis niños que venían con la mamá de dos de ellos y tía del resto, allí se agotaron nuestras precarias existencias de bombombunes y la abundante existencia de manzanas que llevaba Francisco, las cuales quedaron en muy buenos paladares. A la cuadra llegamos a la truchera Pizarro, en donde muy bien recibidos por la pareja de propietarios, instalamos nuestro campamento de descanso.
Allí pudimos apreciar la algarabía de las truchas cuando les echan el concentrado, espectáculo circense captado por la cámara de Luisfer. En el descanso Francisco aprovecho para repartirnos un delicioso pan árabe acompañado con un exquisito queso crema; y como les parece el detalle, hasta llevo cuchillo para untarlo. En medio del pan, el queso y las cervezas surgió la palabra del propietario del estadero, para informarnos sobre otras caminatas que se pueden hacer por esta región, las cuales posiblemente en un futuro harán parte de nuestro menú.
Por un lado de la truchera hace su presentación en sociedad la quebrada la Larga, de cristalinas aguas, la cual viene desde el bosque nativo recogiendo todos los arroyos, y que mas adelante se junta con la quebrada La María, un atractivo turístico por los famosos charcos que son aprovechados para hacer los tradicionales paseos de pelota de números y sancocho en fogón de leña. Además del paisaje que nos brinda, pues en forma elegante se abre paso por entre los frondosos árboles.
Es importante anotar que el recorrido de esta caminata es en forma de herradura, porque al llegar a la cima de las montañas en la vereda Astilleros, se comienza a caminar por el plan hacia el Sur, luego comienza la bajada que hace las veces de la curva de la herradura hasta llegar al llano en donde nuevamente cogemos el plan en dirección al Norte, es decir que uno comienza a devolverse. Esta extraña forma de la carretera la venimos a comprender cuando divisamos a lo lejos a San Antonio de Prado, el cual esta tapado por una montaña localizada en el llano, de ahí que desde la parte superior de la montaña no se alcanza a mirar abajo la población, situación que desubica por completo a quienes transitan esa vía por primera vez.
Entre paso y paso encontramos a nuestra derecha una hermosa cascada con una caída libre de mas de 30 metros, cuyo ruido nos hizo cambiar de lado para admirarla mas de cerca, pero cual sería nuestra sorpresa por la hediondez a estiércol de marrano de tan aparentes cristalinas aguas, una muestra clara de la indolencia de los propietarios de estos rentables negocios que vienen contaminando la quebrada la María, la cual como ya se anotó, sirve para el deleite de los bañistas.
El trayecto final es una subida exigente, la cual atacamos no sin antes hacer la última parada en una de las fondas camineras, para tomar una refrescante gaseosa acompañada de la tradicional picada de chitos y escuchar los primeras noticias del programa radial Wbeimar lo Dice, es decir eran la una de la tarde, lo que se traduce en cinco horas de puro caminar.
A las 2 pasadas plantamos cayados en el parque principal de san Antonio de Prado, entre otras, orgulloso parqueadero de la flota de colectivos mas titina que tenga municipio o corregimiento alguno, todos ellos marca Renault 9, mas bien tenidos que el Ferrari de Rasguño. Siguiendo con el parque, comentaba Juanfer que éste es tan empinado e inclinado que los carros allí nos los parquean sino que los arrodillan.
Luego de asistir a la iglesia, que a esa hora albergaba a varios grupos de niños y jóvenes que asisten a la tradicional práctica del catecismo, pasamos a manteles al restaurante El Hospital, nombre que nos obligo a pedir cuatro transfusiones de sopa de tortilla e igual número de secos vía intravenosa.
La verdad que el almuerzo estuvo a la altura de la más complicada operación de corazón abierto, todo muy bien acompañado de suero de maíz, o claro para ser más explícitos, o cervecitas o el infaltable Mr. Tea; que pena, olvidaba mencionar los bananos y los bocadillos envueltos en guasca, los mejores. Les informo que Francisco quedo descrestado con el claro, por lo que Cervunión, que está a algunas cuadras, perdió un cliente. Ahí están las fotos como testimonio gráfico de que los Todo Terreno, definitivamente no salimos a sufrir, así amigos como JuanCé Mejía traten de calificarnos como un grupo de barrigones que salimos en calzoncillos largos a caminar por estas tierras de mi Dios.
Cancelados los $32.000 del almuerzo, incluida la propina, los cuales pagamos de la tradicional vaca que hacemos al comienzo de cada caminata, nos enrutamos para la Terminal en donde cogimos uno de los buses que alimentan el metro. Un poco mas de media hora, aprovechada para la siesta por parte de Francisco que parece se da la mano con Olayita en el arte apagar el ojo así sea parados en la punta de un alfiler, y llegamos a la estación Itagüí, en donde de paso observamos la obras de ampliación que viene realizando el metro.
Superada la congestión de usuarios y agotada la vaca con la compra de los tiquetes, arrancamos rumbo a Medellín. En la estación Aguacatala se bajó el Zuluaga y el resto de la tropa en la estación san Antonio, allí cogimos la línea B hacia el occidente, yo me baje en la estación Estadio, Francisco, quien se ganó el derecho a caminar con nosotros cuantas veces le sea dado, se bajó en la Floresta y Juanfer en San Javier. En el trayecto comentábamos que curiosamente habíamos hecho una caminata de siete horas sin salir de Medellín, escasamente cinco minutos para pasar por Itagüí.
Cuando llegue a la casa saludé a mi esposa y le comenté: ¡uuummm! ¿A que no te imaginas quien nos acompañó a la caminata de hoy?
Hasta la Próxima
Jorge Iván Londoño Maya
9 comentarios:
CAMINANTES: No es que ustedes sean unos viejitos barrigones en calzoncillos largos. Ustedes son unos verracos.
Lo que pasa es que la ausencia de ponderación en algunos corazones, es decir, la envidia, no deja ver lo bueno.
Eso: Por favor sigan defendindo el medio ambiente y los recursos.
Reciban un saldo de compatriota,
A.U.V.
Cuando lei el recorrido, pense:"hijuele esta gente si se enloquecio del todo.Minimo duro hasta el domingo la caminada..."
El solo imaginar por cual de las estaciones del metro iban a cruzar la autopista sur p seguir pal oriente antioqueno, me puso a leer letra por letra. Hasta q...
Claro, no era De Pereira, era de Prado. Ufff yo ya me habia agotado solo leyendo.
Definitivamente uds no provocan sino envidia y de la mala. Es q son unos tesos p esto de caminar. No cualquiera se le mide con el profesionalismo y dedicacion q uds lo hacen.
Mis felicitaciones y mi mayor admiracion.
P'lante, disfruten udsd q pueden hacerlo de esas lindas tierras.
Algun dia los acompanare fisicamente.
KALMA
¿Qué será que el Señor HERODES NEPONTE no ha aparecido esta vez con sus comentarios??
Algo pasa en la naturaleza y creo es un "Sunami"......
¡ADELANTE CAMINANTES, QUE LOS CAMINOS SON DE USTEDES Y LA FELICIDAD TAMBIEN!
JERONIMO
Amigos caminantes:
Hoy 4 de octubre es día de San Francisco de Asís, de las mascotas y por obvias razones de la naturaleza, la que hoy se asoma sobre el balcón del paisaje para ver su caminar rápido, seguro y firme.
CUIDEMOS LAS PLANTAS Y LA FAUNA, AESPECIALMENTE ALGUNOS EJEMPLARES QUE ¡AVEMARIA !!
SARITA
Hola caminantes ya hay n monje que les dá bendiciones en l camino
No son viejitos los caminantes,son viejitos todos aquellos aspectos de la naturaleza que inexplicablemente parecen olvidados,pero ellos tienen la convicción absoluta de enseñarnos los espléndidos paisajes de nuestra querida ANTIOQUIA.
RUMU.
Todo parece indicar, que a estos caminantes a medida que se les van acabando los caminos, parece también se les están acabando los ánimos.
Hagan nuevos caminos, ahí donde nunca nadie ha pisado, pero no dejen de caminar.
HERODES NEPONTE
ea compañeros, saludos desde cali, bonito blog, bonita tierra la antioqueña...yo también tengo una bitácora de algunas salidas acá en el Valle (y alrededores). Les comparto la dirección
rutasdelvalle.blogspot.com
suerte con su aventura y pa'atrás ni pa coger impulso pues.
Imaginense en esa caminata a un cura,, un obispo y seminarista, si Zuluaguita quedo como portero de las puertas del cielo, mejor dicho no se les arrimaba el mismisimo
demonio ni por el chiras.
Cuando sera que me les pego, que gente pa pasar maluco pobrecitos.
Conejita.
Harriso, N.J
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