Sabaneta - La Romera - Caldas.

Caminantes:
Juan Fernando Echeverri
Luis Fernando Zuluaga
José María Ruiz.

Cuantas veces se suba a La Romera, ya sea para bajar a Caldas, o a Envigado, o subir y bajar luego a El Retiro, o para regresar por el mismo camino a Sabaneta; o por otro de los muchos que hay, es una verdadera experiencia para compartir con los amigos.
Esta vez y pensando el partido que jugaría la selección Colombia en la tarde, decidimos que subiríamos a La Romera y rapidito, bajaríamos a Caldas para estar a la 3.30 frente a la TV disfrutando del encuentro futbolero en el que muchos cifran la razón de ser del patriotismo…
Nos citamos para las 7.30am. en el parque de Sabaneta. De ahí a Caldas por la Romera hay unos 13 a 15 kms mal contados, llenos de paisajes conocidos, pero que no por eso dejan de ser asombrosos.
A Las 7.20am. llegué al parque y ahí encontré a mi amigo Herlán Agudelo el escultor del Bolívar Civil que iba a tomar tinto y junto esperamos a que llegaran los TTs disfrutando de la mañana fresca y de la aromática bebida recién colada. A qué hora llegaron, no nos dimos cuenta; el caso es que llegaron Juanfer y Zuluaga. Olaya por trabajo pendiente y Lobato por culpa de un espolón que resultó ser otra vaina, no pudieron acompañarnos. Nos despedimos de Herlán y arrancamos rumbo a la Romera a eso de las 8.10am.
Ya sobre la marcha, caímos en cuenta de que no habíamos desayunado y que a pesar de lo corto del trayecto, deberíamos hacerlo. Nos sentamos a manteles con café en leche, panzeroti y pastel de pollo en la cafetería “El Bizcocho” y a las 8.30 reiniciamos el camino y claro, Juanfer tenía que posar orgulloso en la nueva oficina de su banco en Sabaneta.
Dejamos la vía principal de Sabaneta un poco más arriba del Éxito y sobre la izquierda tomamos una veredita, especie de Boulevard o malecón sobre cuyo costado derecho corre la quebrada “La Doctora”, llamada así según algunos, por una conseja popular sobre la familia de don José Felix de Restrepo que rezaba así: “Ave maría, si en esa familia hay tantísimos doctores, a lo mejor hasta la quebrada es doctora”. La familia de don José Felix de Restrepo era muy numerosa, culta y estudiada y vivían en una finca, justo al lado del cauce de la quebrada. De ahí lo de doctores y doctora. Otra versión dice que el nombre deriva de un vocablo indígena, pero no hay registro de indígenas raizales en Sabaneta.
Terminado el sendero, se desemboca a lo que alguna vez fuera “Camino real” y hoy sigue siendo casi la única vía para transitar por las varias veredas de Sabaneta, que genéricamente se conocen como la vereda “La Doctora”, hoy llena de urbanizaciones y casas fastuosas, discotecas ruidosas, tres Universidades, una que otra finquita de recreo y restaurantes carísimos. La primera parte del camino se recorre por entre ese collage de contaminantes. Ya un poco más arriba, el paisaje cambia para mejorar, porque se divisan otros paisajes diferentes y se inicia una subida supremamente empinada llamada “La Loma del Taurete”, tal vez más empinada que “la Falda de Robledo”, pero menos que la de Cerro Tusa. Ahí prueban finura muchos novatos en la ruta a “La Romera” ya sea en bicicleta de trial o a pie. Superado este escollo, se llega a la fonda “Las Brisas” una de las pocas paradas camineras de los tiempos de la colonia que perdura en esta ruta, pero a esa hora; 9.15 aún cerrada. En esas épocas, hasta aquí llegaban a descansar y recargar ánimos las muladas con mercancías para y desde el altiplano sur oriental de la provincia de Antioquia y de mucho más allá. Hasta este punto según una de las versiones circulantes llegaría el cable aéreo que se discutió y aprobó por estos días en el “Plan Básico de Ordenamiento Territorial” PBOT. Según otras versiones llegaría hasta la finca, hoy reserva natural de “La Romera”. De todos modos hay que tratar de impedirlo, porque el daño ambiental sería grandísimo.
Desde este punto se desprenden dos rutas; una sobre la izquierda que lleva a otras veredas de Sabaneta y en un circuito a Sabaneta de nuevo y otra que sigue sobre la derecha hacia La Romera. Una pequeña bajada alegra los corazones que apenas se recuperan del duro esfuerzo de la trepada del “Taurete”, para luego seguir con una sucesión de pequeñas subidas y bajadas, recodos, quebraditas, casas campesinas y ya algunas de “emergentes” que van desarmando el paisaje bucólico de nuestros abuelos colonos.
Por tantas veces recorrido el camino, ya se conoce cada recoveco y después de una subidita más bien empinada por entre un sendero de eucaliptos, encontramos la última casa y que a la vez es la última tienda del camino. Parecía cerrada también, pero un niño que jugaba nos dijo: ¡Si, si está abierta! - ¡Amáááá´!, ¡Venga que la necesitan unos señoreeeeessss!- . Llegó la doña, muy joven ella y empieza Juanfer: ¿Tiene Mister tea? ¿No? aaaahhh! ¡Entonces deme agua! ¿Tampoco? ¿Cerveza de pronto? ¡Ah, entonces para hacer el gasto deme cualquier cosa. Zuluaga al ver lo poco surtido del “chuzo” hizo mutis y yo me tomé una gaseosa.
Seguimos el camino y pasamos por la puerta de entrada propiamente dicha a la Reserva Natural de “La Romera” Un poco más adelante está el puente sobre “La Doctora” todavía estudiante de primaria, o sea una quebradita límpida y cantarina que baja por entre el monte formado cascaditas y charcos que son aprovechados por los paseantes para refrescarse y chapucear un rato. El camino asfaltado hace pocos años, está en buen estado y la vegetación alrededor se ha recuperado bastante. El piso está recubierto de hojas secas, que se presentan como tentación para cualquier pirómano, como por ejemplo al miserable que le ha metido candela a uno de los miradores construidos en madera inmunizada del recorrido.
Un perro ladrando cerca no indicó que había alguien por aquellos lados. El latir del perro era característico de los de raza Beagle y de inmediato Zuluaga recordó a don Otto, su mascota. Después de una curva vimos más adelante un perro Pastor Alemán que echado sobre el pavimento nos observaba tranquilamente. No era ese el que ladraba. Cuando llegamos junto a él, resultó ser ella, también un Beagle y otro de no tan buena familia junto a un campesino que tranquilamente estaba acostado sobre el pavimento disque esperando a alguien que le entregaría unas sobras para alimentar unos cerdos. Entonces vimos una mula enjalmada y unas canecas dispuestas para el encargo. Saludamos al “estresado” sujeto y seguimos la ruta. Un poco más adelante están las bocatomas de los acueductos veredales a los que llevé a mis compañeros a conocerlos. Bastante descuidadas por cierto las bocatomas.
Continuamos la marcha y pronto estábamos en la casa principal de la reserva natural “La Romera”. El paisaje límpido sobre la zona sur del valle del Aburrá nos brindó su espacio para deleitarnos un rato observándolo y posando para la foto reglamentaria. Fuimos a la casa del mayordomo que limpiaba la huerta y acondicionaba un corral para gallinero. Ahí su esposa nos esquilmó sin misericordia por dos gaseosas y una bolsa de agua. Luego del pertinente reclamo y la tácita noticia de que informaría del asunto al director de la UMATA de Sabaneta, continuamos la marcha. Por entre el bosque ya recuperado y por un camino de herradura, ramal del “Camino Real”, nos dirigimos a los límites de Sabaneta con el municipio de Caldas. Un rugido silbeante rompió la tranquilidad de nuestro paso y conversa. El viento bailaba su danza matinal subiendo y bajando por entre el monte de manera que cimbreaba y arqueaba árboles y rastrojos como buscando algo entre ellos. Llegamos a la alambrada que sirve de límite a los 2 municipios. El paisaje se abrió de manera increíble y el campo visual se abría con toda claridad hacia el Suroeste. Cerro Bravo al fondo, inconfundible, nos daba la bienvenida a tan hermoso paisaje. Ahora el viento nos la dedicó a nosotros. Las gorras y mi sombrero pretendieron seguirle el baile al “Romerante” (Duende-viento y protector de la Romera según mi amigo qepd Alberto Cadavid) y tocó agarrarlos, no fuera que nos tocara recogerlos abajo en la quebrada La Miel.Unimos nuestra alegría a la del viento y por un rato nos sentamos a contemplar el paisaje y a oírlo silbar mientras doblaba arbustos y las hierbas altas del lugar. Continuamos la marcha, pero esta vez no por el lado derecho que ya conocíamos, sino por la izquierda, a buscar un camino por entre el bosque de pinos que nos llevaría a la carretera vecinal, que trazada sobre otro ramal del “Camino Real” llevaba de Caldas al Retiro o a Envigado y viceversa. Pronto lo encontramos y nos internamos por él. Estaban desramando los árboles, porque el camino estaba obstruido con ramas aquí y allá, que Zuluaga retiraba diligentemente. Más adelante nos encontramos a los trabajadores madereros en plena labor.
Pronto estuvimos en la confluencia de los caminos y ahora sí, rumbo a Caldas. En 40 minutos estábamos a orillas de la quebrada La Miel. En un tienducho ahí cerca refrescamos de nuevo los gaznates con la que todo héroe se merece y seguimos. En un recodo apareció “La Sinagoga”, lugar de nacimiento de este que les cuenta, ahora convertida en fonda para caballistas y aunque conserva su estructura, fue pintada de forma estrambótica con colores no combinantes. También ha sido reformada y le han “añadido” un adefesio de ladrillo para acondicionarla como “cantina”.
Estamos ya por el barrio Andalucía y mientras bajábamos las empinadas escalinatas, un viejito sentado a un lado me miró detenidamente. Lo saludé y en él vi al padre de uno de mis amigos de infancia y juventud… Sí, claro, no era el padre, era el hijo, mi compañero de clase, ahora más traquiado que yo. Hice las presentaciones de rigor, conversamos un rato con él y seguimos camino mientras hablábamos de lo duro que le da la vida a algunos…
Llegamos al pueblo y directo al restaurante Milán en donde ya nos tienen mesa reservada y cervecitas y mister Tea servidos, para que nos refresquemos mientras decidimos qué almorzar. Buena atención, pronto servicio, gran sazón, así sólo fuera el menú del día para tres, buenos precios y hasta que vuelvan muchachos; nos dice uno de los dueños del lugar que casi siempre nos atiende.
De ahí a la buseta, hay un paso, de la buseta a la casa, otro… En la casa a la ducha y de la ducha a la poltrona cuñada con doña cervecita frente al pantalla plana de 36 para ver ganar a Colombia. ¡El que quiera más, que mande por otra caja!
Hasta la próxima…
josé M.
Para ver mas fotos: http://picasaweb.google.com/sietenpunto/SEP05#

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Mire pues como me quede con las ganas de ir a La Romera, dos veces pensamos en subir y no resulto el viajecito, pero gracias a mis caminantes me la disfruto asi sea apunto de foticos, espanto propio, Romerante que señor pa bravo y ruidoso, hay que subir con piedras en los bolsillos no vaya y le toque a una bajar caminando sino volando con semejante ventarron.
Vea usted! y como la quebradita se dio la pasadita por la universidad y se graduo con honores y con diploma salio La Doctora, jejeje!
Maravilloso tiene que ser el paisaje que se alcanza a disfrutar
desde lo alto de La Romera, mire que alcanzarse a ver Cerro Bravo que bien retiradito queda, hay que vivirlo en vivo y en directo un dia, asi don Romerante me pegue un susto del carajo!
Muy agradable tu cronica Chemita, ah! y gracias por la comelona hoy si no me senti engañada.

Abrazos.

Conejita.

Jorge Iván dijo...

muy surtida la cronica de Josema, que entre otras, gano premio por ser la cronica mas rapida en ser publicada, de ahi su olor a bosque

Anónimo dijo...

Una gran crónica,para unos grandes caminantes.
RUMU

Anónimo dijo...

¡Eavemaría!!! Que cronicota la de Don Chemita. Eso si es voliar pluma y tecla sin abrir la boca ni tomar aguita. Parece que su pluma es tan fiel y real como su cámara, mejor dicho, lo que se diga es poquito. Claro Don Chema, que los indios o mejor aborígenes aburraes, si habitaron todo el Valle del Aburrá de ancón a ancón, cuando Sabaneta estaba chiquita o mejor, no había nacido, "ya que eran bastanticos y se regaban más que verdolaga en playa", además de egoistas e independientes y les gustaba el ranchito aparte y con poquiticos miembros. Eso nos lo contó la señorita en el Kinder.
Sarita - Jerónimo - Samuel

Anónimo dijo...

pues fuera de ánimadora, muy ilustrativa la cronica ésta de don josé; andaba buscando desde hacía rato información sobre cómo llegar a la romera y me he topado con ésta jolla, que despues de haber disfrutado enormemente su lectura, me ha dejado bien claro el camino para llegar a la romera y me ha deja muy antojado tambien.

G. dijo...

Años después me topo con esta fresca y amenísima crónica. Muchas gracias por compartir el camino!