Caminata Barbosa (Molino Viejo) - Santo Domingo
Fecha: sábado 19 de enero de 2008
Asistentes: Luis Fernando Zuluaga Zuluaga, Juan Fernando
Echeverri Calle, Carlos Alberto Olaya Betancur y Jorge Iván
Londoño Maya
Duración: 5 horas
Nombre: Feliz cumpleaños, don Tomás
Con abrazos de oso siberiano, izada de cayados y canto del himno a la alegría en la Terminal del Norte, dimos inicio a nuestra primera caminata del 2008, la cual, por fortuna, contó con la presencia de todo el combo Todo Terreno, lo que no pasaba desde hacía mucho rato.
Estos motivos había que celebrarlos con buñuelo completo, así que sin más preámbulos caímos en las barnizadas uñas de Lizeth, la amable empleada de uno de los quiosquitos que adornan con sus apetitosas vitrinas a la Terminal. Luego pasamos a la taquilla de transportes Juan B Vásquez para comprar los tiquetes hasta el sitio conocido como Molino Viejo, cerca de Popalito. Haciendo la fila nos abordó un personaje con uniforme de la empresa y nos preguntó para donde íbamos; al responderle nos dijo que para ese sitio no vendían tiquetes (?), pero que nos montáramos a la buseta que había puesto de sobra.
Al final de cuentas esto fue el resultado: el tipo resulto ser el ayudante, como los tiquetes venían enumerados nos toco renunciar a las cómodas sillas delanteras que habíamos cogido e irnos como regañados para las últimas, donde cabíamos pero sentados a lo travesti, o sea “deladito”, y al ojicontento Zuluaga lo mandaron para la silla de adelante, al lado del ruido del motor.
Gracias a la Milagrosa por los lados de Niquia se montó una señora con una niña de unos 2 años, a quien le cedí el puesto. Era preferible ir de píe que irme todo el trayecto jugando estrella china con “aquellas”
A las 8 y 40 llegamos al estadero Molino Viejo, el cual está estrenando remodelación. Todo indica que la acumulación de kilómetros en nuestras botas nos está llevando a rebajarle al desayuno, porque de aquellos recalentados de camionero, adornados con media cuadra de carne de cerdo y arepa tamaño triple equis, estamos pasando a un huevito revuelto con media arepita y un pocillo de chocolate, con decirles que el Zuluaga y el suscrito pedimos aguapanela con quesito. Eso si, que pena que en plena tierra panelera nos hubieran salido con una aromática de aguapanela, tanto que se podía leer en el fondo la marca de la taza.
Con la despedida del administrador del restaurante, quien la semana anterior había hecho la misma caminata, de una ligera lluvia y la mirada desapercibida de los soldados que custodian permanentemente las partidas, comenzamos a las 9 y 10 a devorar los 22 kilómetros que nos separaban de la patria chica de Tomás Carrasquilla, a quien ese jueves anterior, enero 17, le celebraron con primera dama, ministra y gobernador a bordo, los 150 años de su natalicio, efemérides que dio lugar a nuestra segunda incursión por esa empinada carretera.
A los dos kilómetros ceso la llovizna, se despejó el firmamento y aparecieron los primeros rayos del pelirojo Restrepo, presagiando así un día veraniego, que nos obligó a reforzar la indumentaria para protegernos de la cantaleta casera. La ocasión la aproveche para entregarle a cada caminante las cachuchas que como regalo nos mandó mi hermana Marta desde el otro lado del charco.
La gran cantidad de guayabos, que en la primera caminata nos habían proporcionado de a galón de vitamina C por cabeza, ésta vez se limitaron a ofrecernos su precaria sombra debido a que no es época de cosecha. Lo que si mejoró, y mucho, fue el charco del estadero la Curva, con su cristalina y apetitosa agua.
En el horizonte va apareciendo el relleno sanitario La Pradera que sirve a Medellín y municipios vecinos, lo mismo que el barrio construido para alojar las familias que antes vivían en esos terrenos, barrio que Olaya bautizó Florida para que hiciera juego con Pradera, o sea que ya teníamos a Florida y Pradera, los lugares pedidos por los bandoleros para sentarse a mamar gallo sobre el canje de secuestrados por detenidos.
Comienzan a verse la maquinaria, las cuadrillas de trabajadores que se ocupan de la pavimentación y construcción de los muros de contención y los canales para aguas lluvias de esta carretera que hace parte del plan 2.500 del Ministerio de Transportes, lo que le da una imagen muy diferente a la vía destapada que encontramos hace año y medio. Con razón decía Juanfer, nos pavimentan las carreteras y nos dañan el caminadero, pero primero es el progreso.
A las dos horas de subida se pueden observar en la cadena montañosa al occidente los corregimientos de Bella Vista, punto de llegada de una de nuestras caminatas, y San Pablo. También se divisa el valle que rodea el río Medellín, el cual más adelante sube de estrato al juntarse con el río Porce y que desde esa altura parece una hilera de copitos blancos, formados por la espuma que desde el Hatillo comienza a dar punto en los innumerables remolinos.
A la mitad del recorrido llegamos a la vereda La Cejita, punto obligado para el primer refrigerio, el cual compartimos con 5 soldados a quienes ofrecemos gaseosas, chitos y nuestro reconocimiento por su labor. Al igual que la primera vez, nos atendió la misma muchacha de risa loca, que esta vez no lo fue tanto ante la ausencia de las trovas de nuestro jilguero Echeverri y Calle.
En el kilómetro 13 termina el pavimento y aparece la carretera destapada y el plan, lo que trae alivio a nuestros pies. Así mismo, comienza a verse la punta de la torre de la iglesia, enmarcada por el hermoso paisaje que forma el altiplano. El gasoducto que viene desde Sebastopol parece una enorme anaconda que se abre paso por entre los bosques, irrespetando pendientes o bajadas.
Muy cerca de Santo Domingo encontramos el más hermoso monumento a la virgen del Carmen que se consiga en carretera alguna, decorado con estas hermosas palabras: “Dios te salve María, llena eres de gracia”
No ha de faltar la típica estampa del chivero atestado de personas y carga, quienes se convierten en los principales clientes de la mencionada Virgen. ¿Pero que sería de todas estas regiones sin los servicios de estos carros, así a todo momento vayan con sobrecupo y sobrecarga?
Asistentes: Luis Fernando Zuluaga Zuluaga, Juan Fernando
Echeverri Calle, Carlos Alberto Olaya Betancur y Jorge Iván
Londoño Maya
Duración: 5 horas
Nombre: Feliz cumpleaños, don Tomás
Con abrazos de oso siberiano, izada de cayados y canto del himno a la alegría en la Terminal del Norte, dimos inicio a nuestra primera caminata del 2008, la cual, por fortuna, contó con la presencia de todo el combo Todo Terreno, lo que no pasaba desde hacía mucho rato.
Estos motivos había que celebrarlos con buñuelo completo, así que sin más preámbulos caímos en las barnizadas uñas de Lizeth, la amable empleada de uno de los quiosquitos que adornan con sus apetitosas vitrinas a la Terminal. Luego pasamos a la taquilla de transportes Juan B Vásquez para comprar los tiquetes hasta el sitio conocido como Molino Viejo, cerca de Popalito. Haciendo la fila nos abordó un personaje con uniforme de la empresa y nos preguntó para donde íbamos; al responderle nos dijo que para ese sitio no vendían tiquetes (?), pero que nos montáramos a la buseta que había puesto de sobra.
Al final de cuentas esto fue el resultado: el tipo resulto ser el ayudante, como los tiquetes venían enumerados nos toco renunciar a las cómodas sillas delanteras que habíamos cogido e irnos como regañados para las últimas, donde cabíamos pero sentados a lo travesti, o sea “deladito”, y al ojicontento Zuluaga lo mandaron para la silla de adelante, al lado del ruido del motor.
Gracias a la Milagrosa por los lados de Niquia se montó una señora con una niña de unos 2 años, a quien le cedí el puesto. Era preferible ir de píe que irme todo el trayecto jugando estrella china con “aquellas”
A las 8 y 40 llegamos al estadero Molino Viejo, el cual está estrenando remodelación. Todo indica que la acumulación de kilómetros en nuestras botas nos está llevando a rebajarle al desayuno, porque de aquellos recalentados de camionero, adornados con media cuadra de carne de cerdo y arepa tamaño triple equis, estamos pasando a un huevito revuelto con media arepita y un pocillo de chocolate, con decirles que el Zuluaga y el suscrito pedimos aguapanela con quesito. Eso si, que pena que en plena tierra panelera nos hubieran salido con una aromática de aguapanela, tanto que se podía leer en el fondo la marca de la taza.
Con la despedida del administrador del restaurante, quien la semana anterior había hecho la misma caminata, de una ligera lluvia y la mirada desapercibida de los soldados que custodian permanentemente las partidas, comenzamos a las 9 y 10 a devorar los 22 kilómetros que nos separaban de la patria chica de Tomás Carrasquilla, a quien ese jueves anterior, enero 17, le celebraron con primera dama, ministra y gobernador a bordo, los 150 años de su natalicio, efemérides que dio lugar a nuestra segunda incursión por esa empinada carretera.
A los dos kilómetros ceso la llovizna, se despejó el firmamento y aparecieron los primeros rayos del pelirojo Restrepo, presagiando así un día veraniego, que nos obligó a reforzar la indumentaria para protegernos de la cantaleta casera. La ocasión la aproveche para entregarle a cada caminante las cachuchas que como regalo nos mandó mi hermana Marta desde el otro lado del charco.
La gran cantidad de guayabos, que en la primera caminata nos habían proporcionado de a galón de vitamina C por cabeza, ésta vez se limitaron a ofrecernos su precaria sombra debido a que no es época de cosecha. Lo que si mejoró, y mucho, fue el charco del estadero la Curva, con su cristalina y apetitosa agua.
En el horizonte va apareciendo el relleno sanitario La Pradera que sirve a Medellín y municipios vecinos, lo mismo que el barrio construido para alojar las familias que antes vivían en esos terrenos, barrio que Olaya bautizó Florida para que hiciera juego con Pradera, o sea que ya teníamos a Florida y Pradera, los lugares pedidos por los bandoleros para sentarse a mamar gallo sobre el canje de secuestrados por detenidos.
Comienzan a verse la maquinaria, las cuadrillas de trabajadores que se ocupan de la pavimentación y construcción de los muros de contención y los canales para aguas lluvias de esta carretera que hace parte del plan 2.500 del Ministerio de Transportes, lo que le da una imagen muy diferente a la vía destapada que encontramos hace año y medio. Con razón decía Juanfer, nos pavimentan las carreteras y nos dañan el caminadero, pero primero es el progreso.
A las dos horas de subida se pueden observar en la cadena montañosa al occidente los corregimientos de Bella Vista, punto de llegada de una de nuestras caminatas, y San Pablo. También se divisa el valle que rodea el río Medellín, el cual más adelante sube de estrato al juntarse con el río Porce y que desde esa altura parece una hilera de copitos blancos, formados por la espuma que desde el Hatillo comienza a dar punto en los innumerables remolinos.
A la mitad del recorrido llegamos a la vereda La Cejita, punto obligado para el primer refrigerio, el cual compartimos con 5 soldados a quienes ofrecemos gaseosas, chitos y nuestro reconocimiento por su labor. Al igual que la primera vez, nos atendió la misma muchacha de risa loca, que esta vez no lo fue tanto ante la ausencia de las trovas de nuestro jilguero Echeverri y Calle.
En el kilómetro 13 termina el pavimento y aparece la carretera destapada y el plan, lo que trae alivio a nuestros pies. Así mismo, comienza a verse la punta de la torre de la iglesia, enmarcada por el hermoso paisaje que forma el altiplano. El gasoducto que viene desde Sebastopol parece una enorme anaconda que se abre paso por entre los bosques, irrespetando pendientes o bajadas.
Muy cerca de Santo Domingo encontramos el más hermoso monumento a la virgen del Carmen que se consiga en carretera alguna, decorado con estas hermosas palabras: “Dios te salve María, llena eres de gracia”
No ha de faltar la típica estampa del chivero atestado de personas y carga, quienes se convierten en los principales clientes de la mencionada Virgen. ¿Pero que sería de todas estas regiones sin los servicios de estos carros, así a todo momento vayan con sobrecupo y sobrecarga?
En el último tramo de carretera, antes de tocar las calles de Santo Domingo, nos encontramos una enorme valla cuya información, seguramente de mucha importancia, fue tapada con NOVENTA Y SIETE (97) afiches de publicidad política de Fosión Cardona, aspirante a la alcaldía de este municipio, quien por fortuna ocupo el tercer lugar.
A las 2 y 20 de la tarde hicimos tronar nuestros cayados en las calles de Santo Domingo, llegada que celebramos con cremas compradas en las primeras casas del casco urbano. La subida más empinada de toda la caminata son las dos últimas cuadras antes del parque, pero las más gratificantes, porque siempre allí nos hemos encontrado hermosas jóvenes que nos reciben con su amplia sonrisa y sus ombligos al viento.
Las credenciales las entregamos en el templo mayor, a donde entramos para dejar testimonio de nuestra gratitud y para pedir uno que otro favor. Luego pasamos a la flota para asegurar nuestro viaje de regreso, al menos sentados, en la buseta de las 4 y 30 de la tarde. Acto seguido Juanfer enfila baterías y habla con el nuevo Alcalde sobre los afiches pegados en la valla y del feo aspecto que estos dan, máxime que han pasado varios meses después de las elecciones. El alcalde le promete que ordenará, a quien corresponda, el retiro de esos afiches; como quien dice, nos puso tarea para regresar el otro semestre para la verificación de rigor.
Por fortuna sabíamos sobre el natalicio de Tomas Carrasquilla, pero quien llegue al pueblo sin saberlo sigue en las mismas, pues no había ningún pasacalle, aviso, pendón, afiche o valla alusivos a dicha efeméride. Así que ubicamos la casa donde nació nuestro gran escritor costumbrista, la cual hace esquina en la calle Bolívar con la calle Girardot, según reza en las placas allí dispuestas, casa que fue comprada recientemente por la gobernación de Antioquia y la alcaldía para transformarla en museo
Para el almuerzo buscamos el restaurante de doña Rosa, pero que sorpresa nos llevamos cuando encontramos unos muebles de sala donde antes estaban las mesas, por lo que nos informaron que doña Rosa se había ido con su sazón para la calle por donde entran los buses que vienen de Medellín.
Atravesamos el parque y llegamos a las nuevas instalaciones, mucho más cómodas. Todos pedimos sopa de mondongo y bandeja con hígado o carne de cerdo, según el gusto y el infaltable claro helado; lástima que este delicioso y refrescante liquido no venga embasado en botellas no retornables de dos litros y medio como las gaseosas. Para la hora del postre salió doña Rosa de sus aposentos a saludarnos. Al final unos bomberos de Barbosa, que nos pasaron en la subida, muy amablemente nos pusieron a disposición la ambulancia en que andaban para llevarnos hasta la tierra de la piña, les dijimos que ya habíamos comprado los tiquetes de regreso.
Mientras llegaba la buseta desde san Roque hicimos roncha en el parque, mirando balcones, muchachas y pasando sustos, pues resulta que al que vende papitas fritas, a 3 metros de nosotros, se le desenganchó la manguera del gas y eso sonó como cuando se desinfla una llanta de bicicleta, sonido acompañado del nada agradable olor a gas.
Muy puntual llegó la buseta, la misma que se cuadró al frente de nosotros, por lo que cogimos las mejores sillas. El viaje de regreso hasta Niquia se hace en unas 2 horas y media. Allí cogimos el metro que es comienzo y final del 90% de nuestras caminatas.
Fue un pequeño homenaje de los Todo Terreno al autor, entre otros, de la Marquesa de Yolombó, Frutos de mi Tierra y En La Diestra de Dios Padre. Nuevamente, feliz cumpleaños don Tomás.
Hasta la próxima
Jorge Iván Londoño Maya
7 comentarios:
Jorge Ivan,admiro tu capacidad de escribir y tus relatos me hacen revivir mis recorridos de antaño,no se te escapa detalle,pareces otro"Tomás"y hasta tarea le dejaron al alcalde,eso de contar hasta los afiches,no lo hacen sinó ustedes.Felicitaciones.
Roberto Usme Motta Urrea.
Felicitaciones Lobato por tu narración en otra visita del TTS a la tierra de nuestro costumbrista TOMAS y hasta casi nos topamos con el chusmero timoleón ,líbranos Señor.
Luisfer
Los Caminantes Todo terreno y La Tertulia los Que Somos, celebramos nuestra tertulia XXI el 2 de Febrero en la casa campestre de Don Pedro Hernández G. en la Ciudad Madre. Fue una tarde hermosa, llena de amistad de dicha y de conocimientos, al lado de nuestro ilustre anfitrión y contertulio y de su linda familia. Mil gracias por las atenciones recibidas.
Juanfer
Señores:
Como no tengo acceso permanente a la internet apenas puedo mirar unos dias y lei lo de don Tomás.
Busque en una enciclopedia y dice que es un escritor costumbrista, pero de hace muchos años; entoncs yo pregunto si todavia la gente lee sus libros o ya paso de moda.
En Perú nadie está interesado en la lectura de los costumbristas y gusta ams la literatura nueva y moderna; voy a tratar de conseguir el libro de este señor Tomás y les pregunto despues cosas que como son locales a lo mejor uno ni entiende como es normal.
Alterio Abril
Muy buena la crónica - denuncia, pero me parece que ese día tenían el ojo más afilado que nunca, no sólo para contar afiches y no ver vallas informativas, sino para pelarle el diente a cuanta obligueruda al viento les pasaba por el lado. Ehhh! ¿A eso es que se van?
Hola Alterio!! Don Tomás Carrasquilla, hoy está más vigente que nunca. Hay quiene slo comparan con gabriel García Márquez, ya que su descriptiva es cosa seria. El más que ser costumbrista, era narrador de nuestras costumbres, ya que era un amante de su tierra como pocos. Te recomiendo la Marquesa de Yolombó y los Cuentos. REALMENTE ES UNA OBRA PROFUNDA Y MUY HERMOSA, QUE NUNCA PASARÁ DE MODA. JUANFER
Hay Lobatico, mira que me he divertido leyendo esta cronica, con aquello de que se fueron sentados estilo " travesti" o sea
"deladito", y que le brindaste el puesto a una señora, mejor ir de pie que juganado estrella china con "aquellas" jajajaja, ah! y la media cuadra de carne de cerdo jajaja, no freguez, la caminata tiene todos los componentes necesarios para el disfrute, la geografia, la historia, los coqueteos, ah! que no le gustaron a Elbace, celosa jajajaja, la amistad, la comida, mejor dicho y pa rematar, la delicia con que
paso a paso nos describes en tus cronicas el camino recorrido.
Felicitaciones Lobatico y muchas!
Conejita
Harrison. N.j
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