Tejas arriba buscando a Dios.
CAMINATA No. 183 LOS CAMINANTES TODO TERRENO
NOMBRE: CALIXTO, TEJAS ARRIBA EN BUSCA DE DIOS.
PARTICIPANTES:
LUIS FERNANDO ZULUAGA Z. (Zuluaguita)
CARLOS ALBERTO OLAYA BETANCUR (Olayita)
JOSE MARIA RUIZ PALACIO (Chepe)
JUAN FERNANDO ECHEVERRI CALLE (Juanfer)
Una vez más, bajo un cielo opaco clara muestra de neblina, antojitos de invierno no obstante el fuerte verano que nos pega y el infaltable esmog que enruana casi que permanentemente nuestro estrecho y hermoso Valle del Aburrá, Los Caminantes Todo Terreno nos dimos cita a las 7 am. en la Estación Envigado de nuestro querido Metro, donde muy cumplidos como ya es rigor y disciplina , nos reunimos los caminantes y mejores amigos de manera cumplida, con la ausencia sentida de nuestro compañero Jorge Iván Londoño Maya, quien debió viajar a los Estados “Hundidos” a acompañar a su padre Don Gustavo Londoño Londoño, quien sufre algunos quebrantos de salud de los cuales esperamos se recupere pronto, máxime que se trata de nuestro Cónsul, Embajador y Representante Legal: “Don Mister Paisa”.
Con tiempo disponible, aprovechamos para admirar el hermoso grabado litográfico sobre lámina, en honor de Fernando González “nuestro loco de Otraparte”, el cual ya presenta los infaltables rayones de esos canallas y vándalos, malos hinchas del fútbol quienes no respetan muro, fachada, monumento, pedestal u obra de arte, para defecar lo que sus estrechos cerebros producen, lo cual obviamente despierta nuestra indignación.
También pudimos admirar la hermosa obra de nuestra pintora Débora Arango “Silencio Materno”, una alegoría a la Virgen María, trabajada en retal de cerámica. Esta sí por fortuna se ha salvado de la acción de los vándalos.
Hechos los comentarios del caso, preparativos para la patoniada y enfilados nuestros cayados con dirección hacia los paraderos de las busetas integradas del Metro, para esperar con la paciencia del Santo Job, una que nos transportara vía El Alto del Escobero, hasta el Alto de la Palma (que verracas tan demoradas y que falta de civismo de algunas personas para hacer y respetar la fila), iniciamos por fin nuestro recorrido hacia el sitio donde empezaríamos nuestra caminata no. 183.
Debo agregar que previamente, habíamos tomado en un negocito del lugar, una especie de desayuno de “gamin”; café en leche con pan de queso o empanada al gusto. Así mismo desde mediados de la semana, el grupo se había puesto de acuerdo para que esta caminata se hiciese en homenaje al Sacerdote Gustavo Vélez, más conocido como Padre Calixto.
¿La razón? Muy simple y se desprende de su propio peso. El querido y conocido Padre Calixto, escritor, columnista, párroco de varias iglesias en Medellín, capellán de la Comunidad de la Madre Laura, servidor irrestricto de la fe y del servicio a la comunidad, caminante reconocido y amigo de lo bueno, había fallecido en su ley: Caminando, cuando infortunadamente incursionó desde el domingo 6 de septiembre y en compañía de un amigo por la hermosa reserva ecológica de San Sebastián La Castellana, en el alto de San Luis, entre los Municipios de Envigado y El Retiro.
Infortunadamente, su compañero no aguantó la caminata que se habían fijado y se devolvió por el camino recorrido, pero el Padre Calixto, quiso seguir adelante él solo y así con sus setenta y nueve años de edad y “Tejas Arriba” en busca de Dios, encontró la muerte. Todo parece indicar se perdió por algún sendero de tantos que existen entre el espeso bosque de pinos y vegetación nativa, donde lo cogió la oscuridad y sólo fue hallado sin vida al tercer día de desaparecido, en la vereda Normandía, ya que rodó por un abismo cayendo sobre unos peñascos y sufriendo graves lesiones.
Pues sí queridos lectores, si los hay, que la buseta abordada por nosotros, luego de recorrer la vía del Escobero y tomar rumbo al alto de La Palma, nos dejó en el sitio indicado por nosotros y ahí en la entrada al sendero que lleva a la Reserva de San Sebastián La Castellana, por donde en compañía de un amigo caminante, el Padre Calixto había iniciando su fatal y última caminata, para hacerle el amor a la naturaleza, ya que era un enamorado de la misma.
NOMBRE: CALIXTO, TEJAS ARRIBA EN BUSCA DE DIOS.
PARTICIPANTES:
LUIS FERNANDO ZULUAGA Z. (Zuluaguita)
CARLOS ALBERTO OLAYA BETANCUR (Olayita)
JOSE MARIA RUIZ PALACIO (Chepe)
JUAN FERNANDO ECHEVERRI CALLE (Juanfer)
Una vez más, bajo un cielo opaco clara muestra de neblina, antojitos de invierno no obstante el fuerte verano que nos pega y el infaltable esmog que enruana casi que permanentemente nuestro estrecho y hermoso Valle del Aburrá, Los Caminantes Todo Terreno nos dimos cita a las 7 am. en la Estación Envigado de nuestro querido Metro, donde muy cumplidos como ya es rigor y disciplina , nos reunimos los caminantes y mejores amigos de manera cumplida, con la ausencia sentida de nuestro compañero Jorge Iván Londoño Maya, quien debió viajar a los Estados “Hundidos” a acompañar a su padre Don Gustavo Londoño Londoño, quien sufre algunos quebrantos de salud de los cuales esperamos se recupere pronto, máxime que se trata de nuestro Cónsul, Embajador y Representante Legal: “Don Mister Paisa”.
Con tiempo disponible, aprovechamos para admirar el hermoso grabado litográfico sobre lámina, en honor de Fernando González “nuestro loco de Otraparte”, el cual ya presenta los infaltables rayones de esos canallas y vándalos, malos hinchas del fútbol quienes no respetan muro, fachada, monumento, pedestal u obra de arte, para defecar lo que sus estrechos cerebros producen, lo cual obviamente despierta nuestra indignación.
También pudimos admirar la hermosa obra de nuestra pintora Débora Arango “Silencio Materno”, una alegoría a la Virgen María, trabajada en retal de cerámica. Esta sí por fortuna se ha salvado de la acción de los vándalos.
Hechos los comentarios del caso, preparativos para la patoniada y enfilados nuestros cayados con dirección hacia los paraderos de las busetas integradas del Metro, para esperar con la paciencia del Santo Job, una que nos transportara vía El Alto del Escobero, hasta el Alto de la Palma (que verracas tan demoradas y que falta de civismo de algunas personas para hacer y respetar la fila), iniciamos por fin nuestro recorrido hacia el sitio donde empezaríamos nuestra caminata no. 183.
Debo agregar que previamente, habíamos tomado en un negocito del lugar, una especie de desayuno de “gamin”; café en leche con pan de queso o empanada al gusto. Así mismo desde mediados de la semana, el grupo se había puesto de acuerdo para que esta caminata se hiciese en homenaje al Sacerdote Gustavo Vélez, más conocido como Padre Calixto.
¿La razón? Muy simple y se desprende de su propio peso. El querido y conocido Padre Calixto, escritor, columnista, párroco de varias iglesias en Medellín, capellán de la Comunidad de la Madre Laura, servidor irrestricto de la fe y del servicio a la comunidad, caminante reconocido y amigo de lo bueno, había fallecido en su ley: Caminando, cuando infortunadamente incursionó desde el domingo 6 de septiembre y en compañía de un amigo por la hermosa reserva ecológica de San Sebastián La Castellana, en el alto de San Luis, entre los Municipios de Envigado y El Retiro.
Infortunadamente, su compañero no aguantó la caminata que se habían fijado y se devolvió por el camino recorrido, pero el Padre Calixto, quiso seguir adelante él solo y así con sus setenta y nueve años de edad y “Tejas Arriba” en busca de Dios, encontró la muerte. Todo parece indicar se perdió por algún sendero de tantos que existen entre el espeso bosque de pinos y vegetación nativa, donde lo cogió la oscuridad y sólo fue hallado sin vida al tercer día de desaparecido, en la vereda Normandía, ya que rodó por un abismo cayendo sobre unos peñascos y sufriendo graves lesiones.
Pues sí queridos lectores, si los hay, que la buseta abordada por nosotros, luego de recorrer la vía del Escobero y tomar rumbo al alto de La Palma, nos dejó en el sitio indicado por nosotros y ahí en la entrada al sendero que lleva a la Reserva de San Sebastián La Castellana, por donde en compañía de un amigo caminante, el Padre Calixto había iniciando su fatal y última caminata, para hacerle el amor a la naturaleza, ya que era un enamorado de la misma.
Bello el sendero desde el primer paso que dimos sobre el mismo. Vegetación y verdor en abundancia, sombrío y frescor sobre nuestras humanidades y la fastidiosa presencia del “chusco”, ese tunoso y desnutrido bejuquillo que parece como primo sesenta del bambú, pero que parece sólo sirve para chuzar las piernas de los caminantes y tapar los caminos.
Medio cautelosos y como con “cierta prevención que creo, no habíamos sentido nunca antes” nos fuimos introduciendo por el estrecho sendero en un derroche de naturaleza que animaba nuestros pasos. No habíamos recorrido más de medio kilómetro, cuando nos encontramos con un joven moreno, espigado y quien de binóculos colgados al cuello, nos saludó, informándonos que andaba observando aves, es decir, era un ornitólogo, lo cual además nos confirmó la presencia allí a un lado del camino y en el piso, de una bolsa de plástico, la cual dejaba ver una serie de recortes y publicaciones sobre pájaros.
Despedidos del citado joven, quien insistió en que nos apuráramos para que alcanzáramos a sus compañeros que iban adelante (recomendación que nos pareció como rara y hasta “cabriadora”), seguimos nuestro camino por el sendero, el cual poco o nada cambiaba en su entorno. Efectivamente, un poco más adelante nos encontramos con una simpática muchacha, quien también armada de binoculares, nos saludó muy amablemente; pero nos dijo no saber nada de un compañero que hubiese quedado atrás, ya que sus amigos y colegas de estudio, estaban más adelante.
Medio cautelosos y como con “cierta prevención que creo, no habíamos sentido nunca antes” nos fuimos introduciendo por el estrecho sendero en un derroche de naturaleza que animaba nuestros pasos. No habíamos recorrido más de medio kilómetro, cuando nos encontramos con un joven moreno, espigado y quien de binóculos colgados al cuello, nos saludó, informándonos que andaba observando aves, es decir, era un ornitólogo, lo cual además nos confirmó la presencia allí a un lado del camino y en el piso, de una bolsa de plástico, la cual dejaba ver una serie de recortes y publicaciones sobre pájaros.
Despedidos del citado joven, quien insistió en que nos apuráramos para que alcanzáramos a sus compañeros que iban adelante (recomendación que nos pareció como rara y hasta “cabriadora”), seguimos nuestro camino por el sendero, el cual poco o nada cambiaba en su entorno. Efectivamente, un poco más adelante nos encontramos con una simpática muchacha, quien también armada de binoculares, nos saludó muy amablemente; pero nos dijo no saber nada de un compañero que hubiese quedado atrás, ya que sus amigos y colegas de estudio, estaban más adelante.
De pronto, nuestros pasos fueron parados en seco por un alambrado, la espesura recostada contra el mismo y una gran puerta en reja, pudiéndose leer al frente (hay que agregar que la ruta es muy bien señalizada) un gran aviso que indica que estábamos en la Reserva Ecológica San Sebastián La Castellana, alto de San Luis, con una altura de 2.900 m.s.n.m.
Salvada la reja por un boquete en la misma, pudimos comprobar que estábamos en territorio de El Retiro, ya que en al precitado aviso, se fijaban unas comunicaciones emanadas de la alcaldía de dicho municipio, dando a conocer la existencia de la reserva, las limitaciones a visitantes, precauciones a tener y cuidados con la fauna, la flora y las aguas, haciendo énfasis en la prohibición al tránsito de triciclos y cuatrimotos, esa plaga que se quiere apoderar de nuestras montañas y campos y que hay que frenarla sin lugar a dudas, ante el daño que causan al medio ambiente.
En ese sitio, camino se bifurca, hacia arriba y hacia abajo, en pisos hechos en escalinatas de piedra muy bien distribuidas y dando un agradable y bonito aspecto al paisaje, el cual se abría sobre un horizonte de pinos pringado por la neblina a pedazos y bajo un cielo plomizo donde el sol no se había dejado ver la cara, no propiamente por timidez.
Brújula en mano ubicamos nuestra ruta. Tomar el camino que sube y que va hacia el sur, haciendo conjeturas sobre la ruta tomada por el Padre Calixto y que nos llevaría cerca a la vereda Normandía, para continuar nuestros pasos hacia el municipio de El Retiro; pero ¡A verdes que estaban las uvas!
Y sí señores, más adelante nos encontramos con el grueso del grupo. Se trataba de unos doce estudiantes (hombres y mujeres) de la Universidad Nacional, quienes en compañía de su profesor (más joven en apariencia que los alumnos), se dedicaban a su observación de aves para su clasificación y ubicación en la región.
En ese mismo sitio, pudimos ver el primer mirador en madera inmunizada, levantado por Corantioquia, de seis que se ubican a lo largo del camino, el cual en esas instancias ya era más amplio y con piedra entreverada, y desde el cual se divisa gran parte del sur del Valle del Aburra, cubierto en ese momento por esa capa de niebla y esmog ya descrita al inicio de esta crónica y que se incrementaba con el paso del tiempo, dejando presagiar la posibilidad de lluvia.
Chao muchachos y éxitos en sus observaciones y seguimos nuestro camino, el cual iba ascendiendo, mientras el ambiente se tornaba un poco frío.
Que belleza de camino se abría ante nuestros pies, lo cual era aprovechado por las cámaras de Olayita y Chema, mientras Zuluaguita y Juanfer no nos perdíamos pose ni detalle. Ascienda por las escalinatas en piedra, disfrute el paisaje, hidratemos con nuestra provisión de agua, sintamos los primeros rayos francos de sol sobre nuestras espaldas.
Descubrimos senderos señalizados al lado de nuestro camino y pudimos observar sobre el barro en algunos trayectos del sendero, las huellas de los perros y ahí en los rastrojos y matorrales, la trilla y el rastro que dejaron los machetes sobre los mismos, hechos por aquellos ciudadanos y grupos de rescate que se dedicaron a buscar al meritorio y querido sacerdote, de quien con dejo de pesar y admiración, nos referimos en muchos pasajes de nuestra caminata. Dios lo tenga en su Gloria y ocupando ese lugar que le corresponda para gozar de su presencia. Hasta los volantes arrojados desde al aire con la foto del sacerdote, no encontramos entre la espesura.
Así fuimos cubriendo los columpios del bonito camino, ese que nos fue llevando adentro del monte, inclusive haciéndose necesario que Chema en una parte del mismo, sacara su macheta, para despejar algunas ramas que se cruzaban en nuestra marcha. Arriba el cielo plomizo, al fondo los bosques de pinos salpicados por la neblina y como queriendo cerrar el camino, un alambrado que guardaba una porción de bosque y un portillo que poco significaba, excepto la conclusión de Chema “que no era el camino ya que no mostraba nada claro”, lo cual me dejó dudas; no obstante dimos media vuelta y empezamos a deshacer los pasos y a desandar lo andado, mientras sobre nosotros se sentían caer algunas gotas de lluvia, que por fortuna no ascendieron a nada.
En nuestro descenso, tomamos otro camino diferente al original y que nos ponía a la vista a Envigado, es decir, llegamos a la conclusión, que habíamos equivocado la ruta y como tal, a despedirnos de llegar hasta el Retiro, como inicialmente nos habíamos propuesto.
Como cosa rara, ni un solo pájaro en el trayecto, aunque si escuchamos algunos cantos entre los árboles. Pudimos ver algunas fuentes nacientes de agua, entre ellas la de la Ayurá, símbolo de la fertilidad Envigadeña, esa que hace rato pereció bajo el peso de la píldora y otras yerbas.
De todas formas el objetivo estaba cumplido. El homenaje al Padre Calixto, el caminar un trazado exigente y hermoso que nos hizo sudar, una nueva experiencia y nuevo enriquecimiento a nuestras salidas, gracias al conocimiento de esta nueva reserva ecológica natural, que llenaba todas nuestras expectativas. Así, por un camino que perdía la cobertura en piedra y su forma, nos encontramos de pronto caminando peligrosamente entre palos, troncos, leños y ramas cortadas que dificultaban nuestro avance.
Era la clara muestra de la gran tala de pinos que se había hecho en el terreno, daño enorme al ecosistema, no obstante tratarse de vegetación foránea, pero que mostraba sobre el pelado suelo los nuevos brotes por miles, los cuales contaban con unos tamaños entre los tres y los doce centímetros, gracias al poder de recuperación de la naturaleza, la cual sigue luchando contra su mayor e inconsciente enemigo: El hombre.
Siendo las 12:12 am. Zuluaguita encabezó el rezo del “Ave María” por tradición, fe y recomendación del Lobato, ya que no le podemos fallar a la patrona “La Milagrosa”.
Arriba el cielo medio abierto y el sol con nueva sonrisa. Al frente y abajo, muy abajo y lejos Envigado, Sabaneta, Itagüí y parte de Medellín y muy pero muy al fondo hacia el noroccidente , el brazo de la cordillera que encierra el Valle de Aburra y que nos deja ver los cerros El Tobón, El Padre Amaya y más lejos La Popa y el páramo de las Baldías (los receptores), así como la garganta que separa estos dos últimos accidentes citados, repleta de niebla simulando un helado de crema servido en las montañas.
Que tierrero y que polvero en este camino, pero lo peor, que descenso, el cual aporreaba nuestros pies y nuestros dedos. Así fuimos cubriendo el regreso con rumbo a Envigado, pasando por los rastros dejados por una gran quema, gracias a la acción de los desadaptados y pirómanos. A lo lejos se veían algunas columnas de humo, las cuales en pocos minutos pudimos comprobar se trataba de quemadores de carbón de leña, gracias a la materia prima que les queda con los troncos, ramas y leños producto de las talas, lo cual nos permitió ver el bonito y complicado proceso con ese negro y codiciado elemento vegetal, que se obtiene con el duro trabajo de gente humilde a la que se le paga “nada”, para que los intermediarios y mayoristas se ganen “mucho” con su sudor y esfuerzo.
Con una vista maravillosa, rodeados de fincas lujosas, pasamos la Ayurá arrogante, espumosa y cristalina que nos acompañó algunos metros y entramos al pavimento, ya cerca a Los Salados, donde el descenso se tornaba casi que insoportable. Allí en Los Salados, ingresamos a una tienda donde consumimos algunos refrescos para calmar la sed, ya que todo héroe merece algo fresco, no obstante contar con buena reserva de agua.
Mientras dejábamos al punto el reseco chasis, tuvimos oportunidad de atender un muchacho, quien nos explicó una campaña ecológica patrocinada y promovida por la Alcaldía de Envigado, para la recolección y reciclaje de basuras, con miras a preservar el medio ambiente. Clap clap clap clap clap, para la pilosa administración, la cual le está dando lecciones de “de todo” a Medellín.
Ahí mismito donde consumimos los refrescos, tomamos la buseta integrada al Metro, la cual no dejó cerca al Parque de Envigado y mientras nos dirigíamos al mismo, nos topamos con un Bar y Restaurante “con más presencia un perro de taller” al cual ingresamos sin titubeos, para sentarnos de una y así mediante carta verbal que entregamos al atento administrador, pedimos cuatro sopas e igual número de secos, bien con carne de res, cerdo o chicharrón, viandas deliciosas y caseritas que no dieron un brinco, ante el hambriento ataque de los caminantes.
Tomamos un taxi, el cual nos dejó a Zuluaguita, Olayita y Juanfer en la Estación del Metro de donde habíamos salido, para regresar a casa, mientras el Chema cómodamente sentado en el vehículo siguió rumbo a su hogar, para tomar ese descanso que todos nos merecíamos. Atrás quedó la Reserva de San Sebastián, los carboneros, el monte, las quemas, el camino, las aguas, pero “tejas arriba” de nuestros recuerdos, la grata presencia del Padre Calixto; eso sí y el reto de volver a repetir esta caminata el próximo sábado, pero corrigiendo el camino y apostándole a El Retiro.
Hasta la próxima con el Superior permiso, aprovechando un saludo para “El Lobato” allá en los Estados “Hundidos” y un abrazo grande para nuestro embajador, cónsul y representante legal, Don Gustavo Londoño Londoño, “Don Mister Paisa” a quien deseamos mucha salud; así como a Gloria Muñoz “La Coneja”, caminante honoraria y a quienes con seguridad podemos decir, hoy llevamos en nuestros morrales.
Juan Fernando Echeverri Calle
Los Caminantes Todo Terreno -Medellín, Septiembre 12 de 2009-
Salvada la reja por un boquete en la misma, pudimos comprobar que estábamos en territorio de El Retiro, ya que en al precitado aviso, se fijaban unas comunicaciones emanadas de la alcaldía de dicho municipio, dando a conocer la existencia de la reserva, las limitaciones a visitantes, precauciones a tener y cuidados con la fauna, la flora y las aguas, haciendo énfasis en la prohibición al tránsito de triciclos y cuatrimotos, esa plaga que se quiere apoderar de nuestras montañas y campos y que hay que frenarla sin lugar a dudas, ante el daño que causan al medio ambiente.
En ese sitio, camino se bifurca, hacia arriba y hacia abajo, en pisos hechos en escalinatas de piedra muy bien distribuidas y dando un agradable y bonito aspecto al paisaje, el cual se abría sobre un horizonte de pinos pringado por la neblina a pedazos y bajo un cielo plomizo donde el sol no se había dejado ver la cara, no propiamente por timidez.
Brújula en mano ubicamos nuestra ruta. Tomar el camino que sube y que va hacia el sur, haciendo conjeturas sobre la ruta tomada por el Padre Calixto y que nos llevaría cerca a la vereda Normandía, para continuar nuestros pasos hacia el municipio de El Retiro; pero ¡A verdes que estaban las uvas!
Y sí señores, más adelante nos encontramos con el grueso del grupo. Se trataba de unos doce estudiantes (hombres y mujeres) de la Universidad Nacional, quienes en compañía de su profesor (más joven en apariencia que los alumnos), se dedicaban a su observación de aves para su clasificación y ubicación en la región.
En ese mismo sitio, pudimos ver el primer mirador en madera inmunizada, levantado por Corantioquia, de seis que se ubican a lo largo del camino, el cual en esas instancias ya era más amplio y con piedra entreverada, y desde el cual se divisa gran parte del sur del Valle del Aburra, cubierto en ese momento por esa capa de niebla y esmog ya descrita al inicio de esta crónica y que se incrementaba con el paso del tiempo, dejando presagiar la posibilidad de lluvia.
Chao muchachos y éxitos en sus observaciones y seguimos nuestro camino, el cual iba ascendiendo, mientras el ambiente se tornaba un poco frío.
Que belleza de camino se abría ante nuestros pies, lo cual era aprovechado por las cámaras de Olayita y Chema, mientras Zuluaguita y Juanfer no nos perdíamos pose ni detalle. Ascienda por las escalinatas en piedra, disfrute el paisaje, hidratemos con nuestra provisión de agua, sintamos los primeros rayos francos de sol sobre nuestras espaldas.
Descubrimos senderos señalizados al lado de nuestro camino y pudimos observar sobre el barro en algunos trayectos del sendero, las huellas de los perros y ahí en los rastrojos y matorrales, la trilla y el rastro que dejaron los machetes sobre los mismos, hechos por aquellos ciudadanos y grupos de rescate que se dedicaron a buscar al meritorio y querido sacerdote, de quien con dejo de pesar y admiración, nos referimos en muchos pasajes de nuestra caminata. Dios lo tenga en su Gloria y ocupando ese lugar que le corresponda para gozar de su presencia. Hasta los volantes arrojados desde al aire con la foto del sacerdote, no encontramos entre la espesura.
Así fuimos cubriendo los columpios del bonito camino, ese que nos fue llevando adentro del monte, inclusive haciéndose necesario que Chema en una parte del mismo, sacara su macheta, para despejar algunas ramas que se cruzaban en nuestra marcha. Arriba el cielo plomizo, al fondo los bosques de pinos salpicados por la neblina y como queriendo cerrar el camino, un alambrado que guardaba una porción de bosque y un portillo que poco significaba, excepto la conclusión de Chema “que no era el camino ya que no mostraba nada claro”, lo cual me dejó dudas; no obstante dimos media vuelta y empezamos a deshacer los pasos y a desandar lo andado, mientras sobre nosotros se sentían caer algunas gotas de lluvia, que por fortuna no ascendieron a nada.
En nuestro descenso, tomamos otro camino diferente al original y que nos ponía a la vista a Envigado, es decir, llegamos a la conclusión, que habíamos equivocado la ruta y como tal, a despedirnos de llegar hasta el Retiro, como inicialmente nos habíamos propuesto.
Como cosa rara, ni un solo pájaro en el trayecto, aunque si escuchamos algunos cantos entre los árboles. Pudimos ver algunas fuentes nacientes de agua, entre ellas la de la Ayurá, símbolo de la fertilidad Envigadeña, esa que hace rato pereció bajo el peso de la píldora y otras yerbas.
De todas formas el objetivo estaba cumplido. El homenaje al Padre Calixto, el caminar un trazado exigente y hermoso que nos hizo sudar, una nueva experiencia y nuevo enriquecimiento a nuestras salidas, gracias al conocimiento de esta nueva reserva ecológica natural, que llenaba todas nuestras expectativas. Así, por un camino que perdía la cobertura en piedra y su forma, nos encontramos de pronto caminando peligrosamente entre palos, troncos, leños y ramas cortadas que dificultaban nuestro avance.
Era la clara muestra de la gran tala de pinos que se había hecho en el terreno, daño enorme al ecosistema, no obstante tratarse de vegetación foránea, pero que mostraba sobre el pelado suelo los nuevos brotes por miles, los cuales contaban con unos tamaños entre los tres y los doce centímetros, gracias al poder de recuperación de la naturaleza, la cual sigue luchando contra su mayor e inconsciente enemigo: El hombre.
Siendo las 12:12 am. Zuluaguita encabezó el rezo del “Ave María” por tradición, fe y recomendación del Lobato, ya que no le podemos fallar a la patrona “La Milagrosa”.
Arriba el cielo medio abierto y el sol con nueva sonrisa. Al frente y abajo, muy abajo y lejos Envigado, Sabaneta, Itagüí y parte de Medellín y muy pero muy al fondo hacia el noroccidente , el brazo de la cordillera que encierra el Valle de Aburra y que nos deja ver los cerros El Tobón, El Padre Amaya y más lejos La Popa y el páramo de las Baldías (los receptores), así como la garganta que separa estos dos últimos accidentes citados, repleta de niebla simulando un helado de crema servido en las montañas.
Que tierrero y que polvero en este camino, pero lo peor, que descenso, el cual aporreaba nuestros pies y nuestros dedos. Así fuimos cubriendo el regreso con rumbo a Envigado, pasando por los rastros dejados por una gran quema, gracias a la acción de los desadaptados y pirómanos. A lo lejos se veían algunas columnas de humo, las cuales en pocos minutos pudimos comprobar se trataba de quemadores de carbón de leña, gracias a la materia prima que les queda con los troncos, ramas y leños producto de las talas, lo cual nos permitió ver el bonito y complicado proceso con ese negro y codiciado elemento vegetal, que se obtiene con el duro trabajo de gente humilde a la que se le paga “nada”, para que los intermediarios y mayoristas se ganen “mucho” con su sudor y esfuerzo.
Con una vista maravillosa, rodeados de fincas lujosas, pasamos la Ayurá arrogante, espumosa y cristalina que nos acompañó algunos metros y entramos al pavimento, ya cerca a Los Salados, donde el descenso se tornaba casi que insoportable. Allí en Los Salados, ingresamos a una tienda donde consumimos algunos refrescos para calmar la sed, ya que todo héroe merece algo fresco, no obstante contar con buena reserva de agua.
Mientras dejábamos al punto el reseco chasis, tuvimos oportunidad de atender un muchacho, quien nos explicó una campaña ecológica patrocinada y promovida por la Alcaldía de Envigado, para la recolección y reciclaje de basuras, con miras a preservar el medio ambiente. Clap clap clap clap clap, para la pilosa administración, la cual le está dando lecciones de “de todo” a Medellín.
Ahí mismito donde consumimos los refrescos, tomamos la buseta integrada al Metro, la cual no dejó cerca al Parque de Envigado y mientras nos dirigíamos al mismo, nos topamos con un Bar y Restaurante “con más presencia un perro de taller” al cual ingresamos sin titubeos, para sentarnos de una y así mediante carta verbal que entregamos al atento administrador, pedimos cuatro sopas e igual número de secos, bien con carne de res, cerdo o chicharrón, viandas deliciosas y caseritas que no dieron un brinco, ante el hambriento ataque de los caminantes.
Tomamos un taxi, el cual nos dejó a Zuluaguita, Olayita y Juanfer en la Estación del Metro de donde habíamos salido, para regresar a casa, mientras el Chema cómodamente sentado en el vehículo siguió rumbo a su hogar, para tomar ese descanso que todos nos merecíamos. Atrás quedó la Reserva de San Sebastián, los carboneros, el monte, las quemas, el camino, las aguas, pero “tejas arriba” de nuestros recuerdos, la grata presencia del Padre Calixto; eso sí y el reto de volver a repetir esta caminata el próximo sábado, pero corrigiendo el camino y apostándole a El Retiro.
Hasta la próxima con el Superior permiso, aprovechando un saludo para “El Lobato” allá en los Estados “Hundidos” y un abrazo grande para nuestro embajador, cónsul y representante legal, Don Gustavo Londoño Londoño, “Don Mister Paisa” a quien deseamos mucha salud; así como a Gloria Muñoz “La Coneja”, caminante honoraria y a quienes con seguridad podemos decir, hoy llevamos en nuestros morrales.
Juan Fernando Echeverri Calle
Los Caminantes Todo Terreno -Medellín, Septiembre 12 de 2009-
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10 comentarios:
Juanfer, pues que puedo decirte, esta crónica esta hermosa por donde se le lea o mire, el sentimiento que los llevo a hacerla
fué hermoso, recorrer el camino donde el padre Calixto encontro camino pero a la Gloria de Dios Padre, un homeneja que como caminantes fué brotado desde el alma, gracias por llevarnos en sus morrales y que pueden estar seguros nosotros desde la distancia recorrimos paso a apaso con ustedes, ahora el padre Calixto disfruta de la presencia Divina del Creador, mientras nosotros seguiremos recorriendo caminos hasta encontrar el que
tambien nos llevará un día a nuestro Padre.
Gracias mis caminantes por permitirnos vivir esta caminata
por medio de este pintarnos los caminos con sus palabras.
Para Don Gustavo Londoño Londoño
"Mister Paisa" un deseo de corazón, que su salud mejore día a día y Dios lo bendiga.
Un abrazo.
Conejita.
¡Tardecito pero llegué!
Felicitaciones a Juanfer, tan amplio en sus pasos como en sus palabras. Me parece muy generoso de parte de todos haber querido recorrer el camino del pagre Calixto.
Muchas felicitaciones por esta crónica, con la que quedamos enterados al dedillo del camino de Tejas arriba, buscando a Dios.
Muchos abrazos, mis Caminantes preferidos.
Olvide algo y muy importante, Olayita, Chemita, gracias por las fotografias, como siempre, testigas mudas de las caminatas pero como nos hacen vibrar el corazón con la belleza de nuestra tierra, gracias por subir los link y poder disfrutarlas.
Conejita.
Juanfer. Muy completa y agradable tu cronica, adobada con ese "dejo" paisa tan tuyo. Espero que este sabado si alcancen la estrella logrando la meta fijada en El Retiro. Por otra parte, sentido homenaje de los Todo Terreno al padre Calixto, al seguirle sus pasos,
Gracias por recordarme y tambien al Mister Paisa, venido a menos en su salud mas no en sus funciones como nuestro embajador aca en los Estados Unidos.
Los eternos adolescentes siempre nos traen cosas extraordinarias y con honores éste homenaje al Padre Calixto.
El buen hijo siempre está con los suyos.Deseos infinitos por la recuperación de Don Gustavo Londoño L.
RUMU
Queridos amigos Todo Terreno:
Este homenaje de ustedes al padre Gustavo Vélez está lleno de significado. Leyendo esta crónica de Juanfer he sentido varias cosas: el cariño y respeto con que ustedes emprendieron el camino del padre; la forma como se compenetraron con el espíritu del lugar, en armonía con la naturaleza, con el clima y con la imagen del sacerdote, ¡hermosa simbiosis!
Solidaria y leal la mención que hacen ustedes del Lobato y de Mister Paisa, el embajador; nos unimos todos en el sentimiento y deseo de salud y tranquilidad en la querida familia Londoño.
Un abrazo y gracias por sembrarnos esos sentimientos.
Luismú
Muy agradecidos, muy agradecidos, muy agradecidos. Seguimos abriendo trocha y repasando caminos.
LOS CAMINANTES TODO TERRENO.
No entiendo una cosita: si se supone que es parque público hasta con buena señalización, por qué hay que entrar por debajo de las mallas o las alambradas.
Buenas buenas primero que todo los felicitos a todos son un gran equipo de caminantes y por el homenaje al padre calixto es un muy bonito de su parte realizar una caminata a su monbre.
tambien les queria agradecer por la cronica ya que me dio una idea del camino ya que no sabia por donde era, las fotografias y sus descripciones me ayudaron mucho para lograr mi objetivo de hacer todo el recorrido. apesar de ser una reserva ecologica hay parte que son practicamente imposible para una persona mayor, al principio es muy facil caminar pero luego por donde se metio el padre Calixto es casi imposible para una persona de su edad me parece que el padre fue como se dice aqui un berraco yo me lleve 2 horas para lograr salir de esa selva porq eso parece una selva practiamente sin contar la parte facil y eso que estoy joven de 26 años y fisicamente bien, parecia un entrenamiento militar hasta contorcionista me toco ser, el bosque es muy espeso es facil perderse si uno se pone nervioso quisas eso le sucedio al padre solo el y Dios sabra lo que le ocurrio luego de salir al camino logre llegar al calbario que le hicieron al padre alli se puede ver una cruz que dice Calixto me da mucho pesar por que solo le faltaba como 100 metros para lograr salir, estubo tan cerca de lograrlo mmm sin palabras.
tambien queria agradecerle a Jose Maria, Juan fernado y a Luis fernando quienes los encontre haciendo por segunda vez la ruta para logra su objetivo de llevar al punto de encuentro del padre.
Todos unos señores quienes me acompañaron una gran parte de mi caminata comentando de la ruta y de sus experiencia como caminates de nuevo mis felicitaciones.
ATT: Roberth Escobar, El Chamo.
robertheeg@hotmail.com
"Queda nombrado el Padre Calixto como Patrono de Los Caminantes". De esta frase fue testigo un matorral cualquiera de esos que encierran el camino y obviamente que el mismo camino...Y calixto es hoy nuestro Patrono. y desde hace rato Patrona, protectora e intercesora La Milagrosa.
Juanfer
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