Quinta Caminata por Medellín

Fecha: sábado 29 de mayo de 2009

Los que fuimos: Luis Fernando Zuluaga Zuluaga, Juan Fernando Echeverri Calle, Carlos Alberto Olaya Betancur y Jorge Iván Londoño Maya.

Nombre: Esculcando la Bella Villa

La idea

Como a Londoño, o Lobato que llaman, le apareció en días pasados un espolón, pero calcáneo, para no confundirlo con los de Coveñas, se programó una caminata dizque suave por Medellín, en solidaridad con dicha protuberancia, a la que solo le faltó el carro de bomberos con doña Nidya Quintero saludando desde las alturas y pegada hasta de los clavos de Cristo. De paso ajustaríamos la quinta versión de nuestras patoniadas por la Bella Villa, por lo que ya vamos cogiendo pinta y acento de guías turísticos.

Josema se abstuvo de jugar golosa en las cebras peatonales, por compromisos que lo llevarían hasta el encantador y siempre acogedor municipio de Jardín.

Los encuentros

El primer encuentro tuvo lugar a las 6 y 30 de la mañana entre Juanfer y el Lobato en la iglesia parroquial de la América, Nuestra Señora de los Dolores, encuentro que estuvo matizado por dos o tres “Dios te salve María” del rosario que allí se reza a esa hora y todos los días de la semana.

Salimos San Juan abajo y luego hicimos travesía por las circulares del barrio Laureles mientras ponderábamos la actuación de nuestro Presidente Uribe, y despotricábamos de las de algunos otros en la reunión de Unasur, que por poquito termina siendo de “losdelSur” (Entiéndase barra berrionda del Nacional)

Pasaditas las 7 llegamos a la calle 30 con la carrera 65, sitio designado para el encuentro oficial del grupo. Allí nos esperaban Luisfer, como siempre de periódico en mano, y Olayita con su unípode color verde camión de escalera de San Vicente.

Esculcando negocios y vitrinas entramos a Delicias del Pan No. 385 para disfrutar de un desayuno a lo secretaria de consultorio médico, milo frío con empanada y pandebono. Que conste en el acta que nos dieron de a media servilleta para cada uno.

Parque Biblioteca de Belén


A pocas cuadras encontramos nuestro primer objetivo. El amplio y hermoso edificio de la biblioteca de Belén, administrado por Comfenalco y construido donde antes era la sede del F2, beneficioso cambio de armas por libros. El arquitecto japonés Hiroshi Naito fue el diseñador del edificio, el cual cuenta con un inmenso y atractivo espejo de agua que brinda una sensación de sosiego inigualable. Lástima que el celador no nos haya dejado entrar para apreciar con detalle toda la construcción, porque el horario de atención comienza a las 9 de la mañana.

Clínica SaludCoop


De la biblioteca, y atendiendo instrucciones de un celador, nos “brincamos” por el lindero de bambú que limita con los parqueaderos de la nueva clínica construida por SaludCoop, brincada que nos costó el amable llamado de atención de otro de los vigilantes, quien por fortuna se tranquilizó al ver la cara de obispo de Juanfer. Eso si, quedamos en la grabación para futuros reclamos. La clínica es una moderna construcción que junto con la biblioteca le cambiaron la cara a ese sector de la ciudad.

Unidad Deportiva la Mona Luisa


Despedidos por los integrantes de una banda musical juvenil que esperaban en las afueras de la biblioteca para el sagrado ensayo sabatino, cogimos la carrera 80 hacia el sur. Cómo han cambiado estos entornos, le comentaba a Luisfer, mientras caminábamos, pensar que la ida al colegio La Inmaculada, de las hermanas Capuchinas, era todo un paseo de olla. Al llegar a la clínica Las Américas echamos travesía por los parqueaderos de la misma, no sin antes admirar la obra de arte localizada en la glorieta de la entrada. Hay quienes la atribuyen al maestro Rodrigo Arenas Betancur, pero mirando la lista completa de sus obras, ésta no aparece incluida, además su estilo no se ve plasmado en la misma.

Pasada la portería de la clínica ubicada sobre la carrera 70, llegamos a dicha avenida pero haga de cuenta como escueleros saliendo a recreo, sin fijarnos para ninguna parte, por lo que quedamos a merced de los carros que venían en ambas direcciones. Por fortuna la Milagrosa nos cogió de la mano y a regañadientes nos pasó al otro lado.


Al frente está la Unidad deportiva María Luisa Calle, merecido homenaje a nuestra medallista olímpica. La unidad consta de una pista de patinaje y otra de atletismo, una cancha de hockey en patines y tres de microfútbol, además de una tribuna para unos 1.300 espectadores, quienes de ñapa pueden patearse cómodamente el aterrizaje y despegue de las aeronaves del Olaya Herrera, el segundo aeropuerto con mayor tráfico aéreo del país.

A la entrada de la unidad deportiva nos encontramos con un grupo de animadas cuchibarbis que venían de caminar y hacer ejercicio. Encantadas posaron con nosotros para la foto del recuerdo y nosotros para las de ellas.


Antojados de un juguito de naranja “cogimos el primer taxi que pasó” como bien anota el Lobato cuando entramos al primer negocio que vemos sin hacerle el previo estudio de mercadeo. Así que nos paramos en el primer puesto que encontramos, no muy surtido que digamos en materia de cítricos y regularmente acondicionado para estos menesteres. Pero bueno, a veces hay que hacer como el boquidragón, que todo le sabe a Gloria. Perdón, a Piedad.

El Crucero Bancolombia


Luego de la tumbada. (Un vasito de 5 onzas por mil pesos) cogimos por la carrera 70 hacia el Norte, pasando por todo el frente del aeroparque Juan Pablo II, el cual ocupa 17 hectáreas de esparcimiento, sobresaliendo los juegos acuáticos y la pista para patinaje y ciclismo, muy concurrida los fines de semana. Terminada la carrera 70 tomamos por la calle 30 hacia el oriente para llegar a la estación Industriales del metro. Allí pasamos por el puente peatonal desde el cual se observan la nueva vía distribuidora, la avenida regional y la sede de Bancolombia que da la idea de ser un crucero atracado en un puerto cualquiera. Lo que antes eran las instalaciones de Cementos Argos sirven ahora como sede del primer banco colombiano. Lo que se traduce en transformar un cuarto de cemento en una “taza” para sancocho de camionero, o sea del 27.98% anual

Admirados por tanta modernidad e imponencia pasamos por un lado de los dos edificios, convertidos en nuevos referentes de la ciudad, y de los cuales, obviamente los cuentasufrientes tenemos derecho, al menos, a ladrillo y medio.

Ciudad del Río


Enrutados por la avenida los Industriales hacia el sur, llegamos a lo que antes eran las instalaciones de Simesa y que hoy albergan una serie de edificios que hacen parte de Ciudad del Río. Consultorios, apartamentos, oficinas y comercio, hacen parte del menú que se ofrece a los compradores y que tendrán como copropietario de honor la nueva sede del Museo de Arte Moderno, MAM, que orgullosamente ocupará las antiguas instalaciones de lo que otrora fueran los talleres Robledo S. A. Así mismo, los constructores en buena hora han dejado como elementos referentes del pasado una de las enormes columnas que sostenía los polipastos que alimentaban los hornos, así como la portería general.

Premium Plaza.


Las calles del tradicional barrio Colombia nos sirvieron de pasarela para llegar hasta el centro comercial Premium Plaza, construido donde anteriormente era la planta de Pintuco, de la cual no quedó ni la famosa Marta, porque allí también levantaron camas y salieron mar adentro. La pasada por el interior del centro comercial nos sirvió para refrescarnos con el aire acondicionado, mirar vitrinas y ¡que mujeres!

San Diego


Continuamos el rumbo por la avenida San Diego en dirección al norte, para llegar al puente peatonal que une Almacentro con el centro comercial San Diego, puente que está estrenando camisa de cuero de cebra para llamar la atención a los peatones para que hagan uso de él. Como buenos ciudadanos pasamos al otro lado y enfilamos hacia la glorieta en donde fuimos sorprendidos por el profundo mensaje que la firma JuanBé volvió institucional en la valla de su serviteca. La acrobática pasada de la vía Las Palmas, nos demostró que definitivamente Medellín no está pensada para los peatones.

Niquitao


El otrora erótico barrio que a muchos les sirvió para dejar la pena por las primeras "experiencias", nos abrió sus puertas para mostrarnos su cambio extremo. Negocios, talleres, tiendas, inquilinatos, montallantas y hasta casas de familia forman el muestrario de nuevas actividades de este deprimido sector. Un fuerte tráfico acompaña las estrechas calles que han recibido el flujo vehicular de los que quieren salir a pitazo partido del caótico centro. Poco a poco fuimos alcanzando la parte superior, hasta llegar a los límites con lo que fuera el cementerio de San Lorenzo. Muy cerca hicimos la primera parada para refrescar gargantas asediadas por el fuerte calor.

Parque de San Lorenzo


Lo que fuera el cementerio más antiguo de Medellín, el San Lorenzo, está siendo convertido en parque recreativo. En este parque se construirá un circuito que servirá para que la ciudadanía realice actividades como trote o caminata. Además posee un espacio duro que se puede utilizar para ensayos de grupos de danzas, gimnasia, aeróbicos y juegos infantiles, para ser aprovechados por personas de cualquier edad, espacios que a su vez, son complemento de la vía Girardot en su costado oriental, o sea que la osamenta que ahora albergará el parque será totalmente activa y en movimiento


Llama poderosamente la atención el trabajo de pintura en perspectiva hecho sobre parte del muro oriental, con lo cual se logró darle profundidad y vida a esa zona. Así mismo pudimos constatar la venta, a través de un megáfono, de boletas para la rifa de 4 millones de pesos, actividad que viene inundando los barrios periféricos, y sobre la cual hay muchos comentarios acerca de la procedencia. A lo mejor a quien gane le dicen que el que paga se pasó de cementerio.

El Huevo

Una cuadra más abajo, y en medio del saludo de sacoleros y malandrines llegamos a la calle san Juan, por la cual tomamos hacia el occidente. En este recorrido encontramos el nuevo colegio Héctor Abad Gómez y muy cerca el edificio donde quedaba el teatro Roma, en mismo donde pasamos muchas tardes de domingos viendo unos dobles que ni en el mismito jolivud se conseguían.

El olor a pintura nos hizo recordar que estábamos en las famosas cerrajerías del Huevo, pleno san Juan con el Palo, y que estábamos muy cerca de los bajos del puente donde nos esperaban, no solamente el concentrado olor, sino la vista de mierrinche de todos los habitantes que viven en la manguita que forma la oreja del puente de san Juan con la avenida oriental. ¡Uuuggggggg! Mejor dicho, allí comprobamos que todo ese sector huele a olvido extremo gubernamental.

Parque de San Antonio


Todavía groguis, nos montamos al puente peatonal que une la calle San Juan con el parque de San Antonio. Que pena con esos santos, pero el puente tampoco es que sea un dechado de pulcritud, por lo que lo pasamos en un tres por seis.


La hermosa y tradicional iglesia de San Antonio se encontraba cerrada, al menos por este lado. La fuente que adorna el arborizado parque, custodiada por cuatro ángeles en bronce, estaba sin agua en tu tanque y acompañada por algunas basuras. Este parque es frecuentado por drogadictos, prostitutas de mil pesos, malandrines, sacoleros, vagos y muy de vez en cuando por caminantes empedernidos. Para los inquilinos de este espacio el tiempo no tiene segundero y el calendario viene sin días.


La escultura de Botero que representa el torso desnudo de un hombre, y que encarna el compañero de la gorda del parque de Berrio, nos da la bienvenida a la enorme plaza, la cual tiene entre sus haberes, amén de las cuatro obras de Botero, el haberle quitado al atrio de la candelaria el primer puesto como punto de encuentro de los medellinenses.


Punto obligado para la foto es el pájaro donde explotó aquel 10 de junio de 1995, un petardo que acabó con casi una veintena de personas. A su lado emerge el nuevo pájaro donado por el maestro, el cual, por fortuna mantiene intacta su figura.

Juniniando

De allí pasamos a la carrera Junín, la que todavía por este sector alberga las mueblerías, pensiones y prenderías de siempre, más no los bares frecuentados en nuestra juventud y que fuimos desgranando con nostalgia. La Luciérnaga y el Montecristo entronizaron la lista de muchos otros en donde vibrábamos con La Copa Rota de Alci Acosta o Cuando Tu No Estas de Raphael. Parados en una distribuidora hicimos el brindis del recuerdo con agua bien helada.


La calle Amador, que poco ha cambiado, nos abrió sus brazos para dejarnos ver sus cacharrerías, sus almacenes de artículos eléctricos, para sentir el olor a tango del salón Málaga, que sigue intacto ahí en Bolívar, y desempolvar el recuerdo de almacenes tan conocidos como la Guitarra o la ferretería La Campana, hoy convertida en cigarrería.

Plaza de Cisneros

Rozando como gatos en celo los ladrillos del edificio Carré, y disfrutando de una pizquita del pasaje peatonal Carabobo, llegamos a la plaza de Cisneros, en donde se levantan, sin pena ni gloria, trescientos postes construidos con la idea de que fueran luminosos, adornados con pequeños bosques de bambú y una que otra fuente de agua.


Como este entorno fue el territorio Marlboro de Olayita (El tabaco en nocivo para la salud) nos indicó con centímetros, pelos y señales donde quedaban el pasaje Sucre, la farmacia Pasteur, la plaza de mercado y la calle tal. Buena parte de esa historia fue reemplazada por la funcional Biblioteca de las Empresas Públicas de Medellín.

Centro Administrativo La Alpujarra

Disponíamos de treinta segundos para pasar lo que para los antioqueños es la avenida 9 de julio de los argentinos, les hablo de nuestra calle 44, o San Juan, en su punto más ancho y más hondo.


Al otro lado nos esperaba el centro administrativo La Alpujarra, donde tampoco trabajan los días sábados, así que nos limitamos a ver de lejitos los edificios de la gobernación, alcaldía, juzgados y la antigua estación Cisneros.


Más hacia el occidente nos esperaba el primer edificio en construcción de los que conformarán la plaza de la Libertad. La locomotora número uno, encargada de llevar materiales para la construcción del túnel de la Quiebra, pensionada hace ene años en su pedestal, le sirvió a Carlos como punto de referencia para una hermosa foto.

El parque de los píes descalzos

Antes de llegar al Infaltable parque de los pies descalzos, degustamos por cuenta de Man&obras un delicioso mango, presentado en enormes tajadas dispuestas arquitectónicamente dentro de una bolsa de plástico y cuñado con harta sal y limón.


Después de la limpiada de manos en los pantalones, quedamos a merced de otro complejo turístico, compuesto por el edificio de las EPM, que sigue siendo inteligente, el parque de los píes descalzos, el jardín Zen, el bosque de guaduas, en buena hora convertido en besuquiadero público, Plaza Mayor, la fuente de los sonidos y el museo interactivo. Entre otras, aprovechamos para evacuar la vejiga que ya parecía de camello.

Barrio Corazón de Jesús

Montados en el amplio y agradable puente peatonal volvimos a pasar la calle San Juan para regresar al costado norte y quedar en terrenos del Barrio Corazón de Jesús, más conocido con el alias de barrio Triste, que dejo de serlo gracias al empuje de la corporación fundada por todos los comerciantes. De reojo los mecánicos nos fueron mirando el radiador a ver cual lo traía recalentado, pues a esa hora amasábamos casi las seis horas de caminata, y una más para Juanfer y yo.

Puente peatonal La Macarena


Por primera vez algunos integrantes del grupo pasábamos este puente, que en verdad hay que pasarlo en barra o al menos acompañados por dos policías, pero que no sean bachilleres, debido a los vecinos que tiene. Nos impresionó la extensión de este puente, construido con muy buenas intenciones por el Alcalde Sergio naranjo, pero que a la larga no ha logrado su objetivo. Dicen que después del de Semana Santa, es el puente peatonal más largo del país.

Unidad Deportiva Atanasio Girardot


Para llegar hasta el estadio, hicimos travesía en fila india por Home Center y CarreFour, no sin antes apreciar en todo el cruce de San Juan con la carrera 65 una función de circo callejero, que dura lo mismo que la fase en rojo de los semáforos.

Instalados en la unidad deportiva, nos dimos a la tarea de mirar las obras de los escenarios deportivos que tienen como objetivo la celebración de los IX juegos Sudamericanos a celebrarse en Medellín el próximo año.


Llama la atención el complejo de los coliseos, cuyos techos en este momento se asemejan a enormes montañas rusas. La zona de piscinas, donde antes quedaba el kartódromo, y cuya nostálgica desaparición puso en desbandada a muchos madrugadores caminantes, entre ellos el Lobato, promete ser una de las más modernas y completas.


La salida de la unidad deportiva la hicimos por el patinódromo, atestado de niños que a esa hora terminaban las clases del deporte insignia de nuestro país. De paso inauguramos el nuevo puente de guadua, que hará parte del parque lineal que será construido en esa zona, incluyendo los bajos del metro.

La Estación del Sabor como remate de caminata

El remate de esta caminata tuvo lugar en el restaurante La Estación del Sabor, calle 44-A entre carreras 73 y 74, digan que van de parte mía, el cual es de toda nuestra confianza.

Lastima que se nos pasó por alto la foto de rigor, pero imagínense una mesa para cuatro servida con: sancocho de bagre para Juanfer, mondongo para Luisfer, fríjoles con chicharrón garantizado por escrito para Olayita y pollo frito para el suscrito. Como no había campo para el guandolo, los claros y los tintos hubo que acondicionar una mesa auxiliar en la casa vecina.

De allí salimos con cara de siesta y pasados a Medellín por todas partes. Tres taxistas hicieron su agosto con igual número de caminantes y yo completé la jornada, así fuera rengueando, con las cuatro cuadras que me faltaban para tirarme en mi estadio (mi cama) que por fortuna no está en remodelación.

Eso era todo

Jorge Iván Londoño Maya

Simplemente un deseo

Ojala que el señor Alcalde y sus colaboradores hicieran de vez en cuando una caminadita de estas.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues la verdad es que la caminadita por puro asfalto es como cansoncita, eso si, mi ciudad es bella y se merece le demos una vueltecita y poder descubrir y admirar sus cambios, aunque la nostalgia por la arquitectura y las canciones de otras epocas nos sigan inundando al recorrerla.
No les perdono la falta de la fotico en la comelona, ahi si me siento engañada y lo que es peor no invitada, me dejaste chorriando la baba, despues de haberme convertido en toda una Todo Tragona no se me hace justo que ni siquiera mirando la fotico me hubiera dado para chuparme los dedos.
Lobatico, te quedo de 10 la cronica, asi que a cuidarse y recuperarse del malestar que te aqueja en el pie y entonces poder regresar a las caminatas y disfrutar de tu pluma que nos lleva por los aires a recorrer caminos.

Un beso para todos mis adorables
Caminantes Todo Terreno. MUA!

Conejita.

Herodes Nepote dijo...

Muy buena crónica; si se merecen el premio de sus lectores.
Es un recorrido largo hasta en carro; cuando la cosa es a pie, queda uno cansado de sólo pensarlo.
Felicitaciones sinceras.

Anónimo dijo...

Que bien caminantes y que buena crónica sobre Medellín, la cual pasé al Alcalde Salazar. En Medellín la sobras que s ehcen se dejan a la suerte de nada y de nadie, en especial lo quese refiere al arte. Todas esas esculturas hermosas se deterioran y casi nunca se someten a restauración y cuando se hace, se buscan restauradores de mucho nombre, de mucha rosca, costosos y poco efectivos. Hace poco conocí en Sabaneta un artista y restaurador, que es fenomenal en su oficio. Su nombre Herlán Agudelo.
JESUS ALONSO BOLIVAR