Caminata Primavera - Amagá

CASCADAS DE ORQUÍDEAS

Entrada

Hay caminadas que hacen falta como los buenos amigos, por lo que hay que ir a verlos, o que vengan, y esta es una de esas. Mediana en distancia con sus cinco agradables y descansadas horas, planita; con un comienzo oloroso por la fábrica de arepas encargada de levantar la bandera ajedrezada y con un final delicioso que tiene como culpable el carnudo mondongo del restaurante Ramitama, allá en pleno parque de Amagá. Obvio que este comienzo y final gastronómico hay que sazonarlo con un generoso paisaje que tiene como referente el imponente cerro Bravo, más una buena cantidad de cascadas, una naturaleza tupida y a veces altanera en sus formas y con la inocente mirada de los niños que viven a lado y lado de la carrilera.

Bien Paraditos


Los tres tenores, para no desentonar, nos encontramos por pura coincidencia a la salida del mismo metro en la estación Itagüí, en cuyos bajos, y antes de abordar la buseta que nos llevaría hasta la vereda Primavera del municipio de Caldas, tomamos un muy liviano desayuno en uno de los puestecitos establecidos para atender a los múltiples viajeros. En el primer negocio la niña nos puso mirada inquisidora, por lo que pasamos al siguiente unos metros más adelante. Allí, parados como se pudo, acompañamos una “aromática de café con leche” con algo del único menú: palito de queso, pastel de pollo o empanada. Ah, y nada de cuartos o mitades, todo entero porque se trataba del desayuno.

Primavera

Cumplido con el “debe haber”, tomamos la buseta que nos llevaría hasta Primavera. Gracias a Dios, y creo que por primera vez, nos toco un chofer muy decente en su manejar, sin las carreras de otros; por lo que en un apacible viaje por la carretera vieja, a la que le han hecho algunos maquillajes, llegamos sin espavientos a Primavera, lugar que fuera famoso por sus bailaderos, sus charcos y sus sancochos a campo abierto, los que casi siempre terminaban pasados por agua, gracias al infaltable aguacero de turno.

Carrilera adentro

Esta caminata se hace en buena parte por donde otrora pasaba el tren que venía del suroeste con pasajeros y cargas de café. Hoy solo quedan vestigios de los rieles que en algunos tramos asoman la cabeza como pidiendo a gritos por su renacer, y de las casonas de las estaciones que ayer eran lugares bulliciosos de encuentro y comercio de todo tipo y hoy son espacios silenciosos de paso para parroquianos y caminantes.

Los primeros pasos se hacen por la carretera que lleva al Suroeste. Quinientos metros más adelante está el desvío para tomar la carrilera, una bajada de respeto, la pasada por un puente a lo maromero, sin barandas, y al otro lado la fábrica de arepas que les cite al comienzo, en la que trabajan unas amables mujeres, que arepa en mano, nos responden el improvisado cuestionario. Al fin con los pies sobre la carrilera, y siendo las 7 y 45 de la mañana de este sábado 10 de abril de 2010 dimos inició oficial a esta caminata que gracias a su ruta, se nos volvió amiga especial.

Niños al por Mayor


A lado y lado de la carrilera se encuentran las viviendas. Las hay de todos los materiales, colores, tamaños; hay desde tugurios hasta casitas hechas de material. De cada casa sale una canción o una palabra diferente, pero todas tienen algo en común, los niños. Son tantos que los bombones hay que repartirlos en secreto. Como una bolsa alcanza para tres casas optamos por escoger los tramos donde menos barrigoncitos veíamos. Recuerdo mucho los últimos clientes, medía docena sentados en la entrada de una casa, todos hinchas del “eeeellín”, quienes, además, exigían el color de la envoltura.

Cambio de tercio


Dejamos atrás las casitas, los crespitos, los gaticos, los perritos, los vallenatos, el reggaetón y la salsa a todo volumen, y nos entramos de lleno al amplio horizonte que brindan las cadenas montañosas del suroeste. Llegan los bosques, las cascadas que abundan por esta región, las cuales, gracias a las lluvias vuelven a tener un caudal interesante y refrescante para el ambiente. La variada y fértil vegetación nos da la bienvenida lo mismo que los tibios rayos de sol que juegan trencito con las nubes. Entre paso y paso, conversa y conversa y trino y trino vamos abrazando centímetros y agregando felicidad a nuestro delicioso caminar.

Los Montoyas


A mitad de la mañana llegamos a la vereda Salinas, donde se encuentra el derrumbe en el sector de Los Montoyas, el mismo que, irresponsablemente diría yo, pasamos aquella mañana del 23 de agosto de 2008 siendo todavía una colada de barro que bajaba de la cima. Allí continua pero hoy con alguna incipiente vegetación crecida en sus laderas, y un camino hecho a mano por las pisadas de los habitantes de la región. Que recuerdos nos trajo pasar por este tramo.

Mas adelante queda un pequeño kiosco restaurante, tipo rancherito, en donde aquella vez aprovechamos para lavar las botas y de paso probar una picadita de chicharrón la cual nos cobraron de marrano entero. Por fortuna esta vez no teníamos nada que lavar y mucho menos que probar, así que pasamos de largo haciéndonos los que no los conocíamos.

Estación Nicanor


La casona de esta estación se conserva. En su interior hay una tienda y un salón de billares. Aprovechamos la parada para tomar algo de guandolo, hasta hoy el mejor preparado por su especialista el Lobato, según comentarios hechos “in situ” por los fieles clientes Zuluaga y Echeverri, y para sacarnos las piedritas que se van metiendo entre las botas y que a la larga se convierten en inocente motivo para pagar promesas que no teníamos en mente. A falta del unípode de Olayita y Josema, una hermosa chica nos sirvió de fotógrafa a quien no le quitamos la vista, razón por la cual no tuvo necesidad de decirnos a donde teníamos que mirar, de plano únicamente a sus ojazos. Como muestra solamente miren nuestra mirada en la foto.

San Fernando Rey de Borbón a la Vista


A un paso de la estación aparece arrecostado sobre la montaña del frente el municipio de San Fernando Rey de Borbón, hoy Amagá. Por ese motivo, y en honor a su aristocrático tocayo, Juanfer se vino muy elegante con su zuluaguina, chompa impermeable, fino regalo de Zuluaga para todo el grupo, y que solamente se vino a quitar al final del trayecto con el único propósito de rebajar, dijo él, unos 4 kilos. Sabrá Sarita


Además de la panorámica del pueblo, aparecen las fincas con sus sembrados de café y cítricos, y por motivos de la temporada, una gran cantidad de orquídeas de la clase San Juan, que engalanan los jardines exteriores de muchas casas, lo que obligó a Luisfer, nuestro fotógrafo suplente en esta caminata, a fajarse unas buenas fotos sobre la belleza y colorido de esta planta, lo que le mereció otorgarle la orquídea de plata por los servicios prestados.

Corregimiento La Mina


Pasadas las once del día llegamos al parque principal del corregimiento La Mina, que tiene dos particularidades. La gran cantidad de melenas que cuelgan de los árboles y que la iglesia siempre la encontramos cerrada, o sea que siempre la miramos como a los coliseos de la unidad deportiva Atanasio Girardot durante los juegos Suramericanos, por entre los huecos de la puerta. Esta vez vimos que le cambiaron el piso por uno muy elegante, como imitación mármol o algo así. Desde el atrio de la iglesia y mirando a la derecha, se alcanza a apreciar a Angelópolis. Con razón lo llaman el balcón del suroeste

Los restos


Cuando uno mira a Amagá desde la estación Nicanor, dice con toda tranquilidad ¡Llegamos! Ni crea, son dos horas largas de camino, en su mayoría bajando. En la caminata anterior un muchacho del pueblo nos había soplado un desvió, el cual recordamos y usamos en esta oportunidad, desvío que nos lleva directamente al cementerio. Es un campo santo bien tenido, al cual siempre entramos con el debido respeto de sus moradores. Luego de apreciar algunas obras de arte y de leer con detenimiento los mensajes de algunas lápidas, continuamos empedrado abajo para entrar al pueblo y comenzar a subir las empinadas cuadras que nos separan del parque

Emiro Kastos


El parque principal lleva el seudónimo del escritor, político y pensador amagacita, Juan de Dios Restrepo. Actualmente se remodela en su totalidad y por lo visto promete quedar muy moderno y acogedor; ya les contaremos. La plaza de mercado quedo ubicada en el costado oriental del parque, en un moderno edificio de dos plantas. Imperdonable no ingresar al interior de la iglesia parroquial San Fernando Rey, por lo que nos correspondió oír los avisos parroquiales de la misa de 12, entre los cuales el nuevo párroco anuncia la remodelación de los zócalos y de las bases de las columnas, que según él parecen unos sanitarios por el tipo de material utilizado. Que pena oír los problemas de las casas vecinas, pero nos tocó.

Mondongo, Arepa y Amabilidad

Igualmente es imperdonable no visitar el restaurante Ramitama (familia Ramírez Tamayo) atendido hoy por su nueva y amable propietaria Ruth Piedrahita, admiradora incondicional de los Todo Terreno, quien se prodiga en atenciones cuando la visitamos. El pedido es igual para los tres, mondongo completo, y de postre las crocantes lenguas horneadas por la panificadora Iberu de Ciudad Bolívar, pedidos al teléfono 841.1041 Por fina atención de Juanfer, cada uno salimos con de a dos paquetes de lengua, y uno adicional para comer en el camino a ver si se nos “afloja” la conversadera.

En Bus

A las 2 partió el enorme bus con su característico ronquido y su lento rodar por esas empinadas calles, rito que se convierte en un mini tour por la zona comercial, hasta llegar a la carretera que nos lleva a Medellín.

Mucho antes de llegar a Caldas se larga tremendo aguacero por lo que Luisfer exclama: ¡La Milagrosa no nos falla!

Hasta la próxima

Jorge Iván Londoño Maya

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Don Lobatongo la cronica le quedo como para saborearsela acompanada de las arepitas que se degustaron.
Felicitaciones a Zuluaguita, muy bonitas las visticas, pinchados los Terreno, tres a falta de uno.
Juanfer, animate pues y ponete en turno pa la proxima cronica, deja la locha.

Abracitos lanuditos.

Conejita caminante.

Carlos Olaya (Gmail) dijo...

Una belleza de crónica acompañada de de fotos muy bacanas tomadas por Zuluaga. Un deleite seguirlos virtualmente en esa caminada, y sentir el sabor inigualable del mejor guandolo del mundo; disfrutar de la variedad de temas que se conversan por el camino y del calor de la amistad de ustedes. Añoro estar en las caminadas. Olaya

Anónimo dijo...

Que hermosa y bien relatada, compaginada y pincelada crónica, donde todo es bueno y positivo bajo el agradable y sonrosado color y olor de las catleyas.Excelentes fotos que hacen de la misma un plato de caminería en cuerpo y alma para el disfrute de los lectores.
Jealbo

Anónimo dijo...

Amigos Todo Terreno: Maravillosa esta caminata, que en la crónica de Lobato y en las fotos de Luisfer queda llena de detalles para la vista, el oido y el olfato. Con este testimonio ama uno cada vez más esta tierra paradisíaca que la Vida nos regaló. El video con la secuencia de fotos debería ser la tarjeta institucional de los Todo Terreno. Un abrazo. Luis Fernando Múnera L.

Anónimo dijo...

Felicitaciones don lobato por esa narración tan espectacular y completa de nuestra aventura caminera y bien maquillada con el video y las fotos.
Luisfer