De paseo por el río Medellín en el alto de San Miguel

Río Medellín

Cuando nace en el alto de San Miguel
Tiene vida y olor ha recién nacido
Pero abajo en el Aburra aquel
Viene viejo y con olor a recién “morido”.

Faltaron dos meses para completar los cinco años sin caminar por la extensa rivera del río Medellín. Caminata que tuvo como punto de partida la vereda la Clara y luego de tres horas de recreo y maromas hacer la “U” en la entrada al refugio de propiedad y administrado por las EPM. La asistencia de Juanfer a una boda nos privó de volver a tener el quórum completo, propósito que viene siendo esquivo casi en la totalidad de lo que va del año. Pero vendrán sábados mejores.

Las siete horas de esa soleada mañana sabatina, para mas señas del 24 de julio de 2010, marcaron el punto de encuentro en la estación Itagüí del metro. El infaltable tinto le dio sabor y aroma al encuentro casi instantáneo de Josema, Luisfer, Olayita y el sustecliante. Entre sorbo y sorbo miramos el resultado de la lotería de Medellín, 705, es decir, por nada el gurú Lobato vuelve millonarios a sus compadres caminantes, porque el viernes le había soplado, al mejor estilo del hermano piter, el 735, por lo que Josema, con poético acento recitó: “aleguen para que se los paguen”. Así que con los mismo reales en el bolsillo nos acomodamos en una de las interminables busetas de Caldas para coger rumbo a Primavera, en un viaje dobletiado de conversa y mujeres hermosas.


En primavera, fin del tiquete integrado, tomamos por la carretera hacia el alto de Minas, siempre de la mano del morro Gil con su forma de “conodepasas” y del alto de San Miguel, el Luz Castro de Gutierrez del rió Medellín, vista enmarcada por un esplendoroso día, escaso por estos días, pero no raro para los Todo Terreno, acostumbrados a estas ñapas de nuestra patrona.


En menos de un kilómetro llegamos a un habitual parador de tractomulas y camiones, el cual incluye estación de gasolina, restaurantes y puesto de control de algunas empresas transportadoras. Y Claro, allí estaba esperándome con las farolas bien abiertas y la visera parada cual copete de Elvis Presley, una hermosa tractomula de amarillo vestida, encuentro obligado para foto y video.


Sentados a tablas dimos buena cuenta de un suculento desayuno, donde el chorizo y el quesito se llevaron las palmas. Por ahí (término plagiado a algunos futbolistas) el Lobato se salió de la fila y pidió carnita de cerdo cuñada con arepa talla eme y porción de arroz recién secado; lástima que los frisoles los “alzaron” tarde, o sino un cucharonado de los mismo habría hecho el cuarto, ideal para cuidar la dieta, cuya intención siempre comienzo el primero de enero de cada año. Las amables señoras que atienden el entable nos despidieron con un “Bueno muchachos, por aquí los esperamos para el almuerzo, les tenemos mondongo o bandejitas con todo y que Dios los cuide”


Ahora si, “hágale”, palabra de combate de Olayita. Otro poquitico más de carretera y llegamos a las instalaciones del SENA, en donde nos adentramos oriente arriba rumbo a la vereda La Clara.



Un alto puente nos da la bienvenida a la vereda. Por debajo pasa con buen caudal el rio Medellín, que allí lleva la encima de las aguas de las quebradas La Clara y La Mina, en este sitio aún va cristalino, pero ya se le nota alguna contaminación fruto de su pasada por la vereda y por los balnearios que allí se encuentran y que convierten a este lugar una zona muy apetecida para los paseos. Eso si, los domingos de verano ni se asome porque no hay lugar en donde apagar una colilla. Queda advertida Elbacé. La zona tiene una plácida frescura, gracias a los enormes árboles que le hacen calle de honor a la vía que en este sitio se encuentra pavimentada aunque en regular estado.


Dejamos atrás los estaderos, la vereda con su caseta y su cancha, algunas casas de recreo, el sitio tres aguas, en donde confluyen las tres quebradas y la vía pavimentada y nos metemos en un camino destapado, siempre bordeando el río, que se convierte en fiel compañero de principio a fin con el encanto de su sinfonía, con las caprichosas formas de su cause, su fresca agua cristalina y las varias caídas que convierten el sitio en una mini maqueta de las de Iguazú


Al poco rato se acaba el camino destapado y comienza la trocha, la cual en algunos tramos queda suspendida en el talud que le da forma a la rivera del río, y es allí donde comienzan los dolorosos para el Lobato, quien con la ayuda manual y verbal de todos va sorteando los tres o cuatro pasos súper complicados,


propios para malabaristas de circo o para escueleros sangre fría como Olayita, Luisfer y Josema quienes de un salto y muertos de la risa sortean éstos y otros pasitos malucos que a veces nos encontramos. A propósito, recuerdo la tenebrosa pasada por el viaducto del tren en cercanías a Palomos. Obviamente las cámaras de Josema y Olaya no se pierden pasadas del Lobato por lo que quedé más filmado que la Jolie


Este recorrido se caracteriza por las sorpresas que nos brinda el entorno, con unos paisajes como traídos de Suiza, unos bosques repletos de enormes árboles, extensos pinares de ejemplares renovados bajo la tutela de las EPM, cristalinas aguas que bajan por las laderas para aportar su granito de H2O al caudal del rio, el cual, si supiera lo que le espera a su paso por el valle de Aburrá hacía un alto en el camino y lo pensaba dos veces antes de seguir.


El jugo de carambolo bien helado hace su aparición para calmar la sed producida por los rayos de sol que cercanos al medio día aumentan su temperatura. Naranjas ombligonas como pregón de Colombiamoda y granadillas urraeñas hacen parte de la dieta, amén de las moras silvestres mas grandes y sabrosas que hemos comido hasta el momento y de las frambuesas que en buena cantidad habitan por algunos sectores.

A mitad del trayecto nos encontramos una convención lechera de vacas muy orondas, todas echadas y mascando hiervalife, por lo que Josema nos advierte, “hagan de cuenta que las conocen y no las miren a los ojos” advertencia que ejecutamos al pata de la letra y que permitió que las cachonas de turno no nos pararan ni ubres. Si ven…de todo se aprende en estas caminatas de mi Dios.


Once y media del día y llegamos a la portada del refugio ubicado el otro lado del rio, por lo que hay que pasar un angosto puente colgante con peso restringido, por lo que era mejor pasar de a uno para no contaminar el río con la venida debajo de sudorosos caminantes. En este sitio Josema sacó su rastreador satelital para buscar la ubicación y otros datos de interés, pero debido a la falta de señal solamente pudimos saber que estábamos a 2.040 metros sobre el nivel del mar y a 14 días de la despedida de Uribe. Ssnifff.

Como la intención era llegar lo más arriba posible, logrando el solecito, continuamos el recorrido, el cual, a partir de este sitio, se hace por el lecho de la quebrada, pero debido a los últimos aguaceros el caudal venía con el Jaramillo afuera, lo que nos obligaba a descalzarnos o usar botas rioneras que obviamente no llevábamos, así que optamos por hacer la “U” y a devolverse, aarrr.


Ya se imaginarán que me pasó por la mente en ese momento; pero ya ve, de bajada aquellos “pasitos” no estuvieron tan complicados. En la “devolvida” observamos varios de los sitios para acampar, uno de ellos hasta con estufa hecha con piedras, para cuatro puestos y horno para hacer palitos…de queso.



Ya en predios de la vereda, aprovechamos para que Zuluaga & Cia se echaran una “Paisa al aire”, aprovechando el cambio de etiquetas por la Feria de las Flores, acompañada de una picada de chitos, infaltable en estas lides, y como aperitivo al sentenciado mondongo. Al paso por el puente, tuvimos una representación al mejor estilo del circo del Sol.



Cuatro muchachos se estaban lanzando al charco desde el puente, creo que allí la altura supera los 30 metros, se tiraban de pie, hasta con botas puestas. Yo me quité la camiseta para seguirlos, pero Luisfer y Josema me cogieron a las malas y me alejaron del lugar para que no fuera a cometer esa locura. Mientras tanto, Olayita filmaba la hazaña que no me dejaron hacer. Pero tranquilos que vuelvo solo.

A la Una y media descargamos morrales donde aquellas para ser recibidos con el tradicional: “Quiubo pues muchachos, cuenten pues como les fue, y que día tan bonito el que les hizo, noooo.


Luisfer fue el único fiel a la insinuación y pidió el mondongo, los demás nos fuimos por bandeja con posta y claro ganamos porque el tradicional plato resulto “raíz de dos” como califica el ojicontento mayor las viandas que no son de su gusto.


De postre me tocó una hermosa tractomulahotel que venía del Valle, la cual traía cupo completo, esposo conductor, esposa ayudante y dos hijos menores que venían dormidos en la litera. Pichirilo que daba para pose y poncheraso fijo

De regreso a Primavera fuimos despedidos por el cornetazo de la naranja mecánica, en parte como agradecimiento por las flores que le eché por ese Simca tan buen tenido. Instalados en la buseta de regreso pudimos vivir en silla propia los trancones que se arman en la variante debido al ensanche a dos carriles y en la propia carretera vieja por trabajos en la misma. Luego cogimos el metro escoltados siempre por el río Medellín.

Quien iba a creer que horas antes habíamos tomado agua de aquel que nos acompañaba con olor a recién “morido”


Hasta la Próxima

Jorge Iván Londoño Maya

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Crónica sin lugar a dudas al estilo del Lobatico, le quedó tan buena como esa arepa talla ...
Esperamos eso si y sólo sea la última
antes de que entregue Uribe, porque paqué, las sazonas bien sabrosas y podamos disfrutar de muchas más.

Se les quiere un montón.

Conejita.

Anónimo dijo...

Lobato,ésta crónica es abrumadora,quedando al instante con las vivencias del recorrido,Lobato dicen."el que juega pierde,el que bebe se emborracha y el que no juega no gana"seguí jugando."Bueno muchachos"sigan caminando.
RUMU

Anónimo dijo...

Definitivamente este Lobato es todo un señor Cronista y con un estílo único, donde se mueven la picaresca, la narrativa, la composición, la descriptiva y la oda filosófica, desprovista de recargados lujos, como mandadas a hacer. Esa trovita del inicio la verraquera y...marca la diferencia.
¡Felicitaciones!
JEALBO

Anónimo dijo...

Gracias a Dios que Josema Y Zuluaguita no te dejaron tirar desde ese puente, porque si no, no estaríamos disfrutando de tan amena crónica. Felicitaciones.
Olaya

Anónimo dijo...

Lobato, en la práxima oportunidad no se deje agarrar y nada más demuestre de todo lo que es capaz, las visticas van a quedar de ¡Ututuy!

Por qué dudar del Lobato.

Coneja.

Anónimo dijo...

Sería fantástico que mis años me permitieran hacer las caminadas que hacen. Son de admirar señores.
Gajatoru