CAMINATA II PARQUE ARVÍ SENDERO ARROYUELO

Borrachera de Belleza…pero…

Sábado 23 de octubre de 2010. Colgando del mismo cable pero en otra góndola, bajo el mismo cielo pero con otra cara y con el mismo paisaje en otro tono, los Caminantes Todo Terreno, Luis Fernando Zuluaga Zuluaga y Juan Fernando Echeverri Calle, quienes dijimos “presente” al compromiso y ante ausencias obligadas de nuestro compañeros; enamorados de la hermosura y belleza del Parque Arví, ese que hoy se levanta en Santa Elena, con sus 1.171 hectáreas, quisimos repetir el recorrido de octubre 2, pero bajo otros caminos e intereses.

Habíamos salido desde la estación San Antonio de nuestro querido Metro, ese que a muchos les levanta celos enfermizos, que uno lo quiera de igual manera, como si eso hiciese daño, según nos comenta nuestro amigo Jealbo, quien no tolera que le menosprecien al orgulloso quinceañero, independiente si es grande, pequeño, moderno, lento o rápido…Es nuestro, nos llena de orgullo, a nosotros sirve y por eso lo queremos….lo demás son cuentos sin asidero.


Llegamos a la Estación Acevedo y allí abordamos la línea “J” del Metro (Cable), para dirigirnos hasta Santo Domingo, dónde siendo las 9:05 am. El cable entra en funcionamiento, lo cual Zuluaguita, convertido en fotógrafo, hacía funcionar su cámara para plasmar otros planos del paisaje, con la ciudad al fondo, la biblioteca España en primer plano y las techumbres de Santo Domingo enmarcando todo, mientras avanzábamos en la fila.

Apresurados abordamos la góndola o cabina, que ya estaba bastante avanzada sobre el espacio asignado para tal fin y por poco caemos encima de dos agraciadas niñas que viajaban en ella. Saludamos e inmediatamente y por sus uniformes, vimos que eran empleadas del Área Metropolitana y su función, Guías de Turismo.

Eran ellas, Mildrey y Yesenia con quienes luego de romper el hielo y vencer nuestra timidez, iniciamos un diálogo de nunca acabar. Efectivamente prestan su servicio allá en la estación Arví, conocen su bonito oficio como nadie y nos fueron muy útiles ya que con su conocimiento, recomendaciones y experiencia, armamos nuestra caminata desde antes de llegar a la estación final. Que bonita misión y oficio el de estas niñas, no me canso de repetir y hasta las envidio.


Nos bajamos de la cabina, recorrimos con ellas unos trescientos metros, nos tomamos la foto de rigor y despedidos de tan agradables niñas, tomamos el mismo rumbo empleado en la salida de octubre 2, es decir hacia el sitio donde se construye la base de Carabineros, la cual pasamos entre charcos y pantanos, acompañados de un ambiente frío y un cielo que amenazaba lluvia.


Como nosotros no salimos a sufrir, según ha afirmado siempre el buenazo de Zuluaga, buscamos un desayunadero y lo encontramos: Restaurante Polo a Tierra, donde pedimos dos tazas de chocolate caliente y seis empanadas. Sin exagerar, el chocolate más maluco y aguado que he probado en mi vida y las empanadas, las cuales tenía forma como de castañuela, eran con derecho a reclamo si uno les encontraba un tris de carne.


Mucho visitante para la hora, mucho turismo que hacía calistenia en grupos y a mano izquierda, el hermoso aviso de señalización, indicando la ruta a seguir para el Sendero Ecológico El Arroyo, el cual tomamos sin hacernos rogar y previa toma de fotos por parte de Zuluaga.

Un camino en tierra y piedra, bien tenido, con algún descenso y que poco a poco nos fue metiendo en medio de una espesura baja y hermosa, esa que reemplazó un bosque existente en otra época y hoy talado para dar paso al helecho marranero, al sarro común, sarro amarillo, sarro rojo y al fastidioso y chuzudo chusque (no chusco como erradamente lo hemos llamado en otras crónicas”, entre otras especies tan propias de estas regiones y climas.


Pronto aparecieron los primeros pinares interrumpidos por hondonadas del camino, hermosa y artísticamente adaptadas al paso del caminante mediante puentes, escalas y terraplenes en tierra y piedra, con pasamanos de madera inmunizada, la misma que se utiliza para las señalizaciones, combinada artísticamente con láminas de metal, en las cuales y a manera de un “daguerrotipo”, se pueden ver fotos de las especies más representativas, sus nombres científicos y vulgares y breve reseña, así como mapas e indicadores de dirección sobre el camino.


Que descreste es este Parque Arví y que inversión la que se hace para el servicio futuro de una comunidad, calidad de vida, cantera turística, reserva ecológica, pero…el pero sigue. Era tal la belleza de lo que íbamos lentamente recorriendo y admirando, que llegó un momento, en que los amigos caminantes tuvimos una sana discusión sobre cuál caminata era más hermosa, ésta o la realizada en octubre 2, pero ante la barrera de los gustos y lo inútil de comparar dos gotas de agua, cedimos la razón a la belleza generalizada y punto.

Arrayanes, pino ciprés, pátula, sietecueros, encenillos, chagualos, yarumos, mano de oso, drágos y otras muchas especies, enmarcaron nuestro recorrido, el cual siempre hicimos por ese bonito camino tan bien demarcado y que se metía a ratos entre bosque para volver a salir a claros. Hasta un calvario sin nombre y sin fecha, nos regaló el camino…supusimos era del soldado o el caminante desconocido.


Prácticamente todo el recorrido lo hicimos acompañados por la cristalinas aguas del “Arroyo”, ese que garrulo y saltarín dejaba escapar sus melodías líquidas para acaricia nuestros oídos. Extrañamos la presencia de aves, uno que otro pinche, algún cucarachero (ruiseñor), tórtolas, torcazas y una soledad pichona…y el encuentro con Don Miguel Angel Vanegas Gutierrez, un viejo campesino que habita en una finca allá entre el bosque, poseedor de nueva cuadras de tierra y quien con su hermano, se cansó de sembrar hortalizas y legumbres, ya que el costo de los insumos y la dificultad de venderlos a un precio que justifique, les arrojaba sólo pérdidas y trabajo.


Por eso se dedicaron a quemar carbón y allí conocimos los quemaderos y a hacer trabajos dos o tres días a la semana en fincas vecinas” y con eso vivimos” nos dijo como con cierto dejo de resignación Don Miguel Angel, quien además tiene una vaquita y un ternero para la lechita…Esa es la injusta situación de nuestros campesinos, en un país que se precia de ser agrícola.

Nos despedimos de Don Miguel Angel, con quien pudimos haber conversado todo un día y dos más y quien también nos comentó, que ellos en su tierra, la cual tienen hace 64 años, siempre disfrutaron de agua limpia y pura nacida en el lugar, pero que un día llegaron las EPM , enterraron unos tubos, pusieron una planta de bombeo y “purificación” y les llevaron otra conducción de agua a sus casas, pero al módico costo de $8.500.00 mensuales, platica que podrían emplear en otras cosas más necesarias, sabiendo que tenían agua su propia agua.

Estaba oscuro y frío el día, la lluvia cada segundo mostraba con su negro manto su presencia allá arriba, pero nada que se menguaba la belleza y las flores y el bosque cada vez con más orgullo parecían mostrar su estampa, esa que hará del Parque Arví, un santuario donde la naturaleza será un milagro repetido y ponderado no en vano, en cada amanecer y en cada anochecer.

¡Que verraquera y que piedra hombre Zuluaga! le dije a mi amigo caminante, mostrándole uno de los hermosos aviso de señalización del camino! Tiene que ser muy ignorante, pendejo, bruto además hijo de la gran puta de su madre, aquel que sea capaz de dañar ociosamente con una moneda o cualquier objeto, un aviso de estos y es que de verdad vimos varios rayados y como cosa rara, ninguno hablaba de “los del sur, o los del norte, la rexixtenxia…” es decir, hay idiotas más peligrosos y antisociales, que los de esas barras que sabemos.


En un determinado lugar el pantano se hizo abundante, parecía que el camino hacía esfuerzos por desaparecer a nuestros ojos, se bifurcó la vía y la señalización en medio de un pinar se limitó a estacones pequeños pintados con naranja fosforescente, los cuales fuimos siguiendo en el único acenso que hasta el momento nos había presentado el trayecto recorrido.


Llegamos a una pequeña mesetica y allí, dos enormes pinos y otro aviso de señalización mostrando sendero L a Flora como que nos hicieron aterrizar… ¿Dónde quedó el camino al Arroyo? Efectivamente habíamos perdido el camino. No obstante, quisimos concentrar toda nuestra atención en esos pinos del lugar, los más viejos, gruesos e imponentes que hemos conocido en nuestras vidas, con algo más de dos abarcaduras en sus troncos, lo cual aproveché para abrazarme a uno de ellos y compenetrarme con esa presencia tan hermosa, que me hizo recordar a Leticia allá en el Amazonas, donde los árboles son tan gigantes que brindan un espectáculo.

En medio de aquellos hermosos pinos sonó el celular de Zuluaga (que feo se escucha eso en medio de la naturaleza) y era nuestra caminante honoraria Gloria Muñoz desde los Estados Hundidos….Habló con Zuluaga y…se le acabaron los minutos”. No alcanzó ni un segundo para Juanfer…pero bueno, al fin y al cabo casi no escucho por esos aparatejos.

¿Seguimos a la Flora o nos devolvemos? preguntó Zuluaga. Nos devolvemos al Arroyo a buscar nuestro destino original y así lo hicimos. Habíamos perdido cerca de cuarenta minutos, o perdido no, caminado, y de no haber sido así, no habríamos conocido aquellos pinos.

Durante el retorno, divisamos a lo lejos un grupo de turistas dirigidos que gozaban del espectáculo del parque y sin mucha dificultad encontramos el camino, ese que siempre acompañado por El Arroyo, nos fue llevando hacia nuestro destino, todo envuelto en ese común denominador de belleza y naturaleza que sazonó nuestro recorrido, metro a metro y paso a paso, con esas obras que allí se adelantan: Ojos de agua, jardines, puentes, terraplenes, pasamanos, muros, caminos, terrazas, como también nos tocó enfrentar canalones y subidas empinadas en barro amarillo, lisas a morir y exigentes para la marcha.

A nuestro paso y utilizando los cobertizos que se han hecho para el turismo, nos encontramos unos 200 agentes de nuestra policía, quienes con toda su dotación y con sus caras pintadas en negro y verde, como listos para el combate, hacían ejercicios de supervivencia y entrenamiento especial . Por prudencia y respeto, nos abstuvimos de sacarles una foto que hubiera sido lo propio para engalanar la crónicas, pero…tate, tate folloncicos que no me serás tomada.


Por fin y luego de habernos encontrado en uno de estos “deslizaderos” con un grupito de cuatro muchachos y una joven muy bonita, quienes se aventuraron por el lugar y haber conocido la quebrada Mata Sano, a la cual desemboca El Arroyo y ésta a la Santa Elena, llegamos a la carretera en plena salida al Parque de Piedras Blancas, donde se abría el paisaje por encima de los pinares, mostrando un cielo gris y negro y a los empleados del Área Metropolitana que se dedican a sus labores de guías, limpieza y ordenamiento y al frente, descendiendo a toda velocidad, la Santa Elena, llevando las aguas del Arroyo y de la Matasanos, para alejarse hacia abajo en medio de árboles y paisaje.

Esas aguas, medianamente cristalinas, forman los baños o charcos que pueden ser utilizados por bañistas, creo que venidos de alguno de los polos, así como rápidos y el Salto Clarín, el cual espumoso y con su cantar garrulo sobre el pentagrama de natura y en clave de sol y debidamente afinado por la mano de Pan, presenta ante los ojos y oídos del visitante un hermoso espectáculo, matizado todo con esas grandes piedras de cuarzo blanco, tan común en la región y que son un verdadero adorno en donde se les ubique o se encuentren.


Empezaron a caer las primeras gotas de lluvia y los caminantes a llover ideas: Vamos para el mundial de patinaje en Guarne, o nos vamos para Medellín…No hombre, busquemos un almorzadero…Y dicho y hecho, ahí mismito teníamos el Estadero y restaurante El Tambo, de gran tradición en la región, donde sentados en tablas de pino, finamente barnizado y formando un mueble en “U”, “despachamos” como haciendo un favorcito dos tremendas bandejas con chicharrón de cuarenta y siete patas, banca de músicos y derecho a reclamo si la garra no se va solita...

Claro que ese “despachamos” es un decir y una ilusión, ya que Zuluaguita no pudo con el 80% del seco y el “sustecliante”, alguna cosita dejó ahí pegada del plato, ya que si nos cabía un tinto, no nos cabía el azúcar…y es que nosotros no salimos a sufrir, frase ya muy propia de los Todo Terreno y acuñada hace muchas caminatas por el Zuluaga.

“A ver hombre, esta temprano dijo Zuluaga y esta hermosura hay que aprovecharla”, busquemos la salida a La Flora y recorramos el sendero hasta carabineros…” No hermanito le dije, quedé hasta Aburrido con ese almuerzote y sabiendo que estamos aquí en Medallito…me dieron como ganas de nietos…

Entonces en medio de una llovizna bogotana y en ascenso fuerte, recorrimos los quinientos metros que nos separaban de la estación de la línea “J” y nuevamente con nuestros cayados virtuales, esos que se apoyan en el aire, volamos rumbo a Santo Domingo acompañados por esa vista impresionante, donde la naturaleza se confunde sin mezclarse, con la miseria de las invasiones, la pobreza que se sacude y mejora en esa gran barriada de gente buena y trabajadora que transpira esperanza y en esa gran ciudad que abajo, emparamada y medio perdida entre la niebla, es una aventura moderna y abigarrada donde todo puede suceder.

A bordo de nuestro querido Metro Los Caminantes Todo Terreno, deshicimos nuestros pasos para volver a casa, maravillados con toda esa belleza que se tiene en las montañas de Medellín y que ni se sospecha…Ese Parque Arví, toda una gran maravilla ecológica y de turismo, pero…que sigue conservando el pero a partir de lo social.

Hasta la próxima con el superior permiso, posiblemente a repetir con el Parque Arví, ya que su repertorio es grande e interminable y posiblemente con la compañía de nuestro amigo Julio Vélez A. quien ya ha caminado con nosotros y a quien hemos invitado.

Juan Fernando Echeverri Calle.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

A esa pregunta de cual caminata mejor que la otra en el Parque Arvi, ni modo de escoger mis queridos caminantes, seria como decir cual de las dos cronicas dedicadas al Parque Arvi esta mejor, imposible escoger entre las dos, siempre tienes algo hermoso para contornos y hacernos enamorar de nuestra naturaleza. Igualmente Zuluaguita nos regala un paisaje diferente en su lente.
Te perdiste la llamada estabas abrazado a un arbol, ya cuando volvi a llamarlos salia la contestadora y al final logre hablar nuevamente con Zuluaguita cuando iba solito en el Metro.

Felicitaciones, se les quiere.

Coneja.

Anónimo dijo...

Que valga el sano "madrazo" contra todos esos CANALLAS que hacen de los muros, monumentos, paredes, fachadas, avisos y señalización, el más grosero de sus papeles.
Arví un nuevo referente de Medellín, esa ciudad que no quiere seguir respirando más cemento.

Anónimo dijo...

Juanfer,la naturaleza,es asombrosa y ésta crónica es otro botón que le pegaste al ojal.
RUMU

Jorge Iván dijo...

Crónica a lo Arví, con colchón de musgo y hojarasca, sabana de verde pino y almohada con forma de y color de nube. Perfecta para una siesta natural

Anónimo dijo...

¿Será que hasta aquí llegó el Blog de los T.T? Tengo entendido se tienen tres crónica sgraficas pendientes por igual número de caminatas, pero...Bueno, de todas formas es de muy buena parte y aseado, así se mueva cada que hay temblor de tierra. Mil gracias a Doña ELBA CECILIA RESTREPO G. "ELBACE" POR HABERNOS INCLUIDO EN SU NUEVO BLOG EL CUAL VIENE DANDO PALO A LO DESGUALETAO.

Anónimo dijo...

Imposible caminantes Todo Caminos parar aquí sus aventuras y sus artículos. Un esfuerzo por favor, para poder continuar conociendo la tierra.
Alba L.