Caminata El Trapiche (Girardota) - Donmatías

Fecha: sábado 30 de agosto de 2008

Asistentes: Luis Fernando Zuluaga Zuluaga, José María Ruiz Palacio, Jorge Iván Londoño Maya y Juan Fernando Echeverri Calle.

Nombre: Belleza, paisaje con ruta de leche, maquila, fe y Esperanza

Así, sentaitos y sin hacer mucho espaviento, les quiero tirar éste trompo en l’uña, con ésta preguntica: ¿Qué municipio, fundado en 1787, con el nombre de San Andrés del Espinal por Don Antonio Mon y Velarde, a 49 kilómetros de Medellín, a una horita en carro, a 2.200 m.s.n.m. y con una temperatura de 16º C , 182 Km2. Y 16.500 habitantes, puede ser denominado como La Roma Paisa? Pues claro, alcancen la estrella es el mismo; Donmatías, el hermoso municipio del norte antioqueño, que hoy nuevamente fue la meta de los caminantes todo terreno, en nuestra caminata No. 154, luego de cubrir aproximadamente 24 kilómetros, partiendo desde le peaje El Trapiche (Girardota) Paren bolas y verán.

Como ya es casi que un ritual sabatino, los caminantes Luis Fernando Zuluaga Zuluaga, Jorge Iván Londoño Maya, José María Ruiz Palacio, Juan Fernando Echeverri Calle y con la ausencia física por motivos laborales y familiares de Carlos Alberto Olaya Betancur, a quien metimos en la hamaca de nuestros afectos espirituales; nos encontramos en medio de una mañana fría y remojada, en la recién remodelada estación Niquía de nuestro Metro.

Allí, luego de ingerir un desayuno tipo vuelta de canela, en la cafetería "la cafetería" ahí en los bajos de la citada estación, consistente en café con leche acompañado de buñuelo nada estilizado, papa o empanada al gusto, nos dirigimos al acopio de los taxis colectivos, donde luego de negociar el valor del flete hasta el peaje “El trapiche”, abordamos un vehículo bastante bien tenido y conducido por un impecable piloto, no “chofer” que es otra cosa, quien fue felicitado por el aseo de su carro, ya que simple y llanamente relucía, además de la comodidad en que nos tocó tomar asientos, sin cargar a nadie y sin soportar el codo del vecino en las costillas, todo gracias al aporte que nos hizo Carlos “Polaroid” Olaya con su forzada ausencia, y así, a buena velocidad, autopista norte enfilada y tomando la doble calzada Bello Hatillo, que está quedando hermosa y funcional, con unos taludes bien trabajados y protegidos, para evitar esos derrumbes que suceden en Las Palmas , nos bajamos ahí en el peaje, para economizar el mismo al amable “piloto.”

Apeados en el sitió, y luego de caminar unos 400 metros hasta donde se ubican los viejos silos inflables que pertenecieron en otra época a La Federación Nacional de Cafeteros, tenidos sobre el campo, cual marrana alimentando cría y rodeados de algunos ejemplares de ganado cruzado, iniciamos nuestro camino siendo las 7:42 a. m.

Por una carretera estrecha, bien pavimentada, empinada y mostrando “desde el desayuno” lo que sería la patoniada, fuimos avanzando sobre un terreno mojado por las lluvias constantes, las cuales ya exceden todo límite y que vamos a llevar ante una oficina de reclamos; no obstante haber escampado y así con un cielo totalmente oscuro, un ambiente nublado y frío, reparábamos los chagualos, pinos, yarumos, chingalé, araucarias, eucaliptos y otras especies que servían de escuderos a nuestra marcha.

Estábamos sobre la vereda La tasajera, donde se ubica una base de nuestro Glorioso Ejército Nacional y una subestación de las EPM. Fincas muy bien tenidas y hermosas, otras menos hermosas, pero agradables, uno que otro parroquiano que se entregaba a buscar su jornal y los infaltables canes en el camino, esos que hacen bulla a nuestro paso y que ahogan el canto de los pájaros, de los cuales vimos mirlas, azulejos, pinches, torcazas y otros ejemplares, que no se dejaron ver muy bien por lo que no supimos si eran tucanes (no los hay en nuestra región), toches, carraquíes, gulungos o lo que sea “alado”, pero pájaros de todas formas, que lugar a dudas dan un toque especial al medio ambiente, así sean los humildes garrapateros.

Pronto se nos acabó el pavimento del camino, el cual ya venía mostrando cierto deterioro, así como un marco a lado y lado, de pequeños arroyos arrastrando aguas aparentemente “negras”, lo cual llamó poderosamente nuestra atención, ya que es algo que contribuye a la contaminación ambiental y que no tiene razón de ser. Excelente el clima para caminar, el sol metido entre las negras nubes, apenas dejaba ver un reflejo redondo brillantemente disimulado entre las mismas, como un ojo del creador en las alturas, y en horizonte nubes, neblina, nubes y lejos, muy lejos algún pico de alguna montaña, que lograba escapar por encima de los pañuelos naturales, esos que amordazan la hermosura de la naturaleza y el paisaje, para tornarla fría y tristemente bella. En los pastizales, las andantes manchas blancas y negras del ganado de leche, tan abundante en la región, y abajo la Giradota pujante con su fe y su milagroso.

Todavía en la vereda La tasajera, pero próximos a salir de la misma y con la presencia de algunos pantaneros, nos encontramos con el primer derrumbe de alguna proporción, suficientes para interrumpir el tránsito insipiente de la vía, gracias al desprendimiento de tierra y de dos piedras, una de regular tamaño y otra bastante grande, las cuales estaban siendo atacadas por una cuadrilla de obreros y campesinos, quienes con pesada almádana en mano golpeaban la piedra sin esperanza, ya que ésta ni se mosquiaba, ni medio se resentía, es decir, parecían cualquier iluso parlamentario de la oposición, atacando la firmeza del Presidente Uribe, sin argumentos y sin resultados.

Pasado este derrumbe, tomamos nuevamente el pantanoso camino lavado por las constantes lluvias de un invierno que no culmina, sacándonos de nuestro rítmico caminar, la belleza de las flores y del paisaje, el cual poco a poco fue despertando al sol que ya calentaba, el plomizo cielo que se llenaba de azul. Las montañas y llanuras lejanas, que se cubrían de todos los verdes que existen y los por inventar, y las colinas con pedacitos de esos pañuelos blancos vaporosos, pegados de sus laderas, como aferrándose a lo que no se quiere soltar, nos pintaban el más hermoso de los panoramas sobre un lienzo azul intenso, cargado de oxígeno concentrado y enmarcado por esas alamedas que sobresalen en el perfil de la montaña y que es imposible describir sin profanar la belleza de quien todo lo ha creado con su pincel inmortal

Comentario va, comentario viene, admiración, fotos de la cámara de Josema, quien las toma por generación espontánea sin fallar un trazo. Casitas campesinas, el humo de los fogones que se enrosca sobre el paisaje, algunos arroyos cantarinos, cultivos de maíz, cebolla junca, papa y bosques naturales, además de cuadrillas de obreros que bajaban por la trocha, con palas y azadones al hombro, para ayudar a despejar el derrumbe dejado abajo, para que los carritos de sus patrones puedan continuar su marcha, así ellos poco importen.

Sobre las curvas del camino, convertidos en improvisados miradores, el paisaje se repetía continuamente a nuestra mano derecha. La panorámica de Girardota, como inamovible y repetida, con sus fábricas e industrias vomitando su negro humo contra el cielo y en primer plano a la distancia, el río Medellín crecido, con sus aguas de color marrón amarillento, las cuales desbordadas de su cauce, inundaban los pastizales donde se levanta normalmente ganado vacuno, borrando sus meandros de un solo corrientazo y cambiando el paisaje en inmensas lagunas. ¡Ufff carajo si hemos subido!!

Ascensos, bajadas, columpios que quieren mecer o mejor moler el físico de los caminantes y de pronto…., de una de aquellas fincas, tres perros que en desbandada y ladrando nos quieren amedrentar y cerrar el paso, llamando nuestra atención, uno de color amarillento, medio labrador criollo o criollo con nada, cuya dentadura mostraba dos inmensos colmillos, cual jabalí de “La Perrilla”, metiendo algún miedo a los caminantes, ya que ese animal, en lugar de morder, debía de embestir y ahí la cosa si se pone complicada.

Doce del día, el infaltable Ave María encabezado por el Lobato Jorge Iván e iluminado por el “monito Jaramillo” que ahora si sabía para que eran sus parrillas en alto, pero sin hacernos daño; no obstante a estas alturas, el Zuluaguita reclama con insistencia su “cervecita”, la cual estaba como esquiva, como esquivas eran las fondas y las tiendas; no obstante como no hay deuda que no se cumpla ni cervecita que no aparezca, también llegó el turno de refrescarnos, ahí al ingreso de la vereda de las ánimas.

Santuarios, capilla, más casitas, más cultivos, pájaros, humo en los techitos; campesinos y pantano y al frente, un camino que se empinaba como queriendo calcular las doce del día ya pasadas, sobre el azul firmamento que cada vez y a cada instante más se despejaba, mostrando un paisaje que si bien se iluminaba, poco cambiaba, ya que Girardota allá abajo, nos seguía acompañando sin dársele nada.

La imagen hermosa y humanamente animal, fue el haber encontrado en el camino, un campesino que arriaba su vaca holstein, negra lucero y a su lado un ternerito, exactamente igual a su madre, el cual tambaleándose seguía a su progenitora y que sólo contaba con tres horas de nacido, pero que tenía la suficiente autonomía y fortaleza para quererse separar de su dueño y de la vaca y pasarse por un alambrado, recordándonos lo débil que es el hombre, sin lugar a dudas, “el animal” más indefenso de la creación. Poco a poco fuimos avanzando, dejamos atrás las Animas , a las cuales, por olvido, ni un padre nuestro brindamos y seguimos nuestra marcha, que ya empezaba a cristalizar sobre nuestro cansancio el punto de llegada, amenizando nuestros pasos con nuestra constante charla y carreta, de esa que cambia de hilo, tono, color y tema a 100 lanzadas por minuto.

Hasta tiempo se sacó para recordar y felicitar a Doña Lalita Zuluaga de Zuluaga, madre de Luis Fernando, Doña Nubia Maya de Londoño, madre de Jorge Iván y a Doña Alicia Betancur de Olaya, madre del Carlitos, quienes estuvieron de cumpleaños en agosto 28 y 29.

Bonita, muy bonita la caminata y exigente por los ascensos, los cuales estaban haciendo de la suyas sobre la humanidad de JoseMa, pero como el camino tiene principio y tiene fin; ¡coronamos!! fue la exclamación del Zuluaguita de “Triana”, quien con su derecha levantada y su índice de frente sobre el paisaje, nos mostraba allá en el horizonte, las rojizas construcciones de Donmatías y las torres de su iglesia.

Todo fue pan comido y así pisoteando el mismo empedrado y pantanoso camino, asimilando y admirando el hermoso paisaje, con sus hatos de ganado lechero de la raza holstein y bajo ese sol generoso con sus rayos y su calor, nada fatigante, entramos a la Roma Paisa, la capital de la maquila en confección y bluyinería en índigo, para dedicar a la exportación, aporte importante de su economía, pero afectada en alguna medida por la revaluación del Cop vrs USD y que tanto daño ha hecho, pero que el optimismo de la gente, la confianza y las ganas de seguir adelante, le hacen el quiebre con volumen y estrategias que les permite continuar en la lucha.

Eran las 2:05 p. m. Cuando iniciamos nuestro ascenso hacia el parque principal, por una calle bien tenida y no muy amplia, luego de pasar el Histórico Puente de Zea, bajo la mirada curiosa y amable de los moradores, para ingresar al parque, adornado con algunas araucarias, su tradicional kiosco, un comercio muy activo y en un costado un busto de Bolívar y al fondo imponente, la hermosa iglesia de Nuestra Señora del Rosario, de estilo neogótico, con sus columnas en mármol y en sus afueras, el busto de Monseñor Miguel Ángel Builes , controvertido obispo, quien dígase lo que se diga, dejó huella, hizo historia e hizo honor de aquello: “que obras son amores y no buenas razones”, ya que negarlo sería injusto.

Igualmente se cuenta con el busto de Francisco Eladio Barrera, pero nos extraña, salvo error, omisión o desconocimiento, no ver un busto en homenaje al profesor Luis López de Mesa, hijo preclaro de Donmatías, aunque la casa de la cultura si lleva su nombre. Ingresamos al templo, admiramos su belleza en dorado, sus pinturas, sus imágenes, sus columnas y sus trabajos en mármol y hasta oportunidad hubo de subir al pulpito, ese mismo desde donde Monseñor Builes, tanta controversia originó con sus sermones, “esos que caían como guantes para que te los chantes.”

Saliendo del hermoso templo, nos dirigimos a la oficina de transportes, donde hasta tiquetes para el metro se venden, dado que de esta localidad se desplaza mucha gente a Medellín y viceversa y hacen la conexión con el mismo; donde muy amablemente se nos reservaron pasajes para las 3:15 p. m.

Y así tranquilos y sin afanes, mientras admirábamos los edificios de tres, cuatro y cinco pisos, la infraestructura hotelera y turística, la industria instalada, las hermosas casas del parque, floridos balcones y las lindas mujeres , nos dirigimos al Restaurante Ferchos, donde atendido como lo que somos: Unos príncipes, nos sentamos a manteles, para devorar cuatro platos consistentes en sopas de guineo, arvejas, rollo de carne, sobrebarriga, arroz, arepa, tajada de plátano, ensalada, cerveza, avena, claro de mazamorra, todo repartido al gusto y a unos precios muy cómodos.

Llenitos, agradecidos y medio pesados por las viandas consumidas, con paso lento, volvimos a la oficina de transportes, para reclamar los pasajes, dar una última mirada al parque y a sus alrededores, admirar las mujeres de éste pueblo con pinta de ciudad y gran potencial turístico, donde se ofrece la represa de Río Grande II, el sendero ecológico mirador de la torre, la Casa de la Cultura, el Cerro Cristo rey, Puente Bolívar o de los Leones, el Puente de Zea, los talleres de confección, la reserva natural Los Salados, trapiches paneleros, Capilla de San Andrés y otras atracciones más, que hacen de Donmatías, un lugar especial en la ruta de la leche.

Abordamos una hermosa buseta, “enrazada en bus” , de color blanco y verde, placas TDH502 de la empresa Cooperativa de transportadores del Norte de Antioquia, la cual muy cumplida arrancó rauda, con su carga cansada, repleta de ilusiones, felicidades y esperanzas, para dejarnos luego de una hora y cinco minutos, en la Estación Niquía, donde abordamos nuevamente el Metro, para dirigirnos a nuestras viviendas a rumiar los recuerdos y experiencias de éstas caminatas e ir pensando en la próxima, si el superior permiso lo permite.

JUAN FERNANDO ECHEVERRI C. (JUANFER)

11 comentarios:

Anónimo dijo...

JUANFER,no estás en el pulpito,estás en la cúspide de la narración e investigación.!Que ilustración¡otra obra maestra,como todas las tuyas.Con esta lectura conocí mas a Don Matias y tus apuntes ejemplarizantes.!Té sobráste¡
Los CTT siempre serán ganadores le ganan a todas las adversidades para ilustrarnos con detalles sus recorridos.
RUMU.

Elbacé Restrepo dijo...

De acuerdo con Roberto: muy buen trabajo de investigación sobre el pueblo y un magnifico testimonio de la patoniada. Me hubiera guustado un poco más desemenuzado el menú del almuerzo, pero no importa. Debe ser por la hora - 1:05- y yo sin almorzar! Felicitaciones, Juanfer. Muy buena crónica. Hasta tengo pantano en los tenis!

Anónimo dijo...

Mil gracias a RUMU y a ELBACE por sus mensajes y su fidelidad con nuestro blog y por leer nuestras crónicas; de verdad hay que estar reconocidos con ellos.-
No importa mucho la calidad, pero si la calidad, porque "obras son amores y no buenas razones".
Hablaré con el Editor, a quien creo me va tocar torcerle la cuchara, para que corrija unos defecticos que quedaron en la misma.
"¿PARA QUE QUEREMOS UN MEDIO AMBIENTE, PUDIENDO TENER UN AMBIENTE ENTERO??"
UN ABRAZO,
JUANFER

José María Ruiz Palacio dijo...

Si Juancho; te quedó la crónica como para que reclamés indulgencias plenarias a Monseñor Builes. Hasta doña Lucero y su niño te lo agradecerán.
JoséM.

Anónimo dijo...

Muy buena la crónica. Me da nostalgia cuando leo aquellas en las cuales no participo. Por las fotos de los derrumbes, podría pensar que es una extensión de la caminada anterior; pero el exhuberante paisaje de LA RUTA LECHERA nos muestra una tierra muy firme que no llegará a derrumbarse como la de Amagá. El almuerzo de la foto, hace que a uno le de hambre. Las niñas, divinas!. A Juancho se le cumplió el sueño de subir al púlpito; sólo faltaron feligreses a quienes regañar, porque obispo que no regañe, que devuelva el báculo y la mitra. Finalmente, estas crónicas de Juancho con su enfoque histórico y geográfico, nos ilustran sobre nuestra tierra paisa y nos despierta las ganas de salir a recorrer los caminos.
Felicitaciones,
Olaya

Jorge Iván dijo...

Juanfer, abrochate bien que se te va a salir toda esa inspiración que llevas y esa descriptiva tan fluída y cercana a la realidad.
Excelente crónica.

Anónimo dijo...

JUANFER,te complemento el nombre de Donmatias se debe a DON MATIAS JARAMILLO,un hombre que poseía un rico establecimiento minero,donde se encuentra ahora la población.
RUMU

Anónimo dijo...

Mil gracias a Roberto, Olayita, Josema, el Lobato, Elbacé por sus comentarios. UNTIL HERE, OUR MENSAJE FOR MR. KIRK IN E.U.
Hello Kirk!!!
The All terrains Walkers are waiting fdor you in Colombia, our beautiful country. We want you to walk with us in our montains and valleys.
We wait for you soon.Sincerely,
THE ALL TERRAIN WALKERS

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

Corone la meta que me habia propuesto, recorrer todos los caminos que mis queridos amigos los
Caminantes Todo Terreno apunta de
"hurras" en todas sus cronicas,nos
invitan a disfrutar del paiseaje
ademas de la geografia e historia de la tierrita amada en donde a
Dios gracias por primer vez vieron
mis ojos la luz. Y digo "HURRAS"
por que eso es cada cronica escrita por ustedes, pues desde que se comienzan a leer ya no se puede parar, cada palabra escrita inyecta ese animo para pasar a la siguiente hasta llegar al final de estas y quedar completamente impregnados de la belleza de nuestra tierra.
Juanfer, estabas describiendo la belleza del paisaje y el final cerraste con estas sabias palabras:
Imposible describir sin profanar la belleza de quien todo lo ha creado con su pincel inmortal.

Gracias a Dios, que tenia en nues-
tros destinos un dia encontrarnos
y juntar nuestros caminos.

Conejita.