LOS CAMINANTES TODO TERRENO
Caminata: San Félix, Páramo de las Baldías, San Félix.-
Belleza, clima, naturaleza, paisaje, telecomunicaciones y una canita al aire.

Sábado 5 de marzo de 2011, Los Caminantes Todo Terreno que pudimos decir sí “o presente” a la cita: Luis Fernando Zuluaga y Juan Fernando Echeverri Calle, con nuestro invitado especial Alberto Sánchez “El Kurdo”, abordamos en la remozada Terminal del Norte, luego de haber hecho el viaje en nuestro Metro.

A bordo de una muy bien tenida buseta de transportes Entrerrios, cuyo conductor conocedor del valor e importancia de sus pasajeros, con la mayor delicadez y sigilo y con pleno dominio y conocimiento de la carretera hacia el norte o Vía de la Leche, la cual, pese a ser coqueta y tener bellos miradores, muestra gran deterioro en su carpeta asfáltica, no obstante estar relativamente nueva “y de que se iba a hacer efectiva la garantía” a los irresponsables “asfaltadotes”, cosa que como siempre , parece no sucedió ni sucederá, fuimos dejados en el corregimiento de San Félix, perteneciente al Municipio de Bello.

Apeados del vehículo, nos metimos de cabezas a la Fonda y Estadero San Félix, donde pedimos dos agua de panela calienticas para el Kurdo y Juanfer y un humeante chocolate para Zuluaga, todo cuñado con tripleta de arepas, quesito en buena porción y mantequilla.
¿Saben qué? No dieron lidia para nada y todo desapareció como por arte de hambre alborotada.-

Cayados en posición Quijotesca y paso de “deudores” ante la presencia del “acreedor”, bajo un cielo medio brumoso, un ambiente frío, el piso mojado a tramos, el asfalto tipo rompecabezas (a pedacitos) y una belleza enmarcada en casitas saltonas, dimos nuestros primeros pasos a buscar el bonito páramo de las Baldías, es decir repetimos caminata.

Efectivamente, el páramo de las Baldías, esa reserva ecológico y productor de agua, que se veía a medias allá a lo lejos, seguía metido bajo las cobijas sin dejar ver su cima, adornada por esa cantidad de antenas receptoras y repetidoras que la coronan, sin lugar a dudas un contaminante visual horroroso sobre la belleza del paisaje…¿Pero a quién le importa?

Camiones cisterna cargados de leche, hatos ganaderos de la raza holstein, algunos negocios en el camino, hermosas fincas y un paisaje encantador, donde los tonos verde se cuentan por montones, fuimos marchando fuerte, hasta allá donde se pierde el “asfalto” y tomar un camino vecinal destapado, encerrado entre pinares, aguas, sietecueros, helechos, sarro, chusque y olor a tierra de capote, legumbres, maíz y más leche.

Muy linda la vista, en especial esa que se dejaba ver a mano izquierda, mostrándonos una parte del Valle del Aburra, con protagonista adelante en la pantalla de todos aquellos barrios del noroccidente que se quedaban atrás como una gran mancha rosada que se iba perdiendo en la distancia, confundida en medio de cojines de niebla y copos de pinares saltones y sietecueros florecidos.-.

Levemente exigente el ascenso, así en medio de naturaleza y de barrancones que se niegan a desprenderse de la montaña, pero que no les falta ganas, fuimos tragándonos la altura que comprende el muy interesante páramo de las Baldías, vecino de el Alto de Boquerón, El Cerro del Padre Amaya y La Popa…mientras el frío se aferraba a nuestras camisetas, queriéndose meter en nuestros morrales. Zuluaga hizo un par de altos, para ofrecernos granadillas y duraznos y poner a sonar el clic de su cámara, como lo hizo de principio a fin de la caminata, con algunas intervenciones de sus escuderos.

En cierto lugar del recorrido, llamó nuestra atención una pequeña “rara” y muy bonita ave de aspecto rapaz en el camino, claro, era una gallina ciega, especie de hábitos nocturnos y que mucho tiene que ver con búhos y lechuzas, la cual como atontada por la luz que la había sorprendido, se quedó quietecita ante nuestra presencia, para luego salir en veloz y desordenado vuelo, de huída del mayor depredador de la naturaleza.

Un par de construcciones nuevas, los avisos de alerta en el camino que nos indicaban que estábamos en predios de la Finca Las Baldías, la ruta del Mariscal Jorge Robledo y esas siluetas como medio apocalípticas que se divisaban en lo alto y casi escondidas entre la neblina, mostrando muchas cabezas, colas, brazos y sus cuerpos delgados elevados al cielo, nos advertían que estábamos próximos a la cima. ¡Esos son los Receptores!.-

Por el camino dos siluetas que bajaban, sí, eran un par de agentes de la Policía que hacen su guardia en el Páramo de las Baldías, quienes, acompañados por sus nobles perros, intercambiaron muy amablemente algunas palabras con nosotros, para seguir bajando con sus armas de dotación al hombro y nosotros ascendiendo con nuestros morrales a la espalda, mientras el Kurdo iniciaba su recuento de sus experiencias, cuando trabajó en una conocida empresa de Telecomunicaciones y le tocó participar en el montaje de algunos de aquellos receptores.

Luego, el mismo Kurdo, empezó a darnos de beber de sus conocimientos y de experiencias en el tema, con una fluidez, propiedad y dominio tal que Zuluaga y el suscrito, quedamos listos para presentar una prueba de suficiencia y recibir nuestros títulos de Ingenieros Electrónicos.

Sin darnos cuenta, el sol le ganó su lucha a la niebla, se metió entre esta y dejó ver con toda generosidad la magnitud, consistencia y complejidad de los receptores, los cuales con el cielo de fondo, parecían obras de arte aferradas al paisaje.

Una antena aquí, otra allá, otra más allá y así en repetidas secuencias con sus diferentes clases y características, recibíamos la cátedra, interrumpida por el ladrido de unos perros y la presencia de un señor, alto y fornido, que bien enchaquetado, protegiéndose del frío el cual había vuelto a arreciara conjuntamente con la niebla, parecía ignorar nuestra presencia., allá en ese alto y al final de nuestros 7.500 metros de nuestro inicial recorrido.


Buenos días, buenos días…nos saludó amablemente y se nos presentó como Diego Londoño, vigilante y operario allá en Las Baldías, responsable del buen funcionamiento de esos receptores. Se turna con otro compañero por espacios de ocho días, en los cuales “no sabe que es más complicado enfrentar, si el frío o la soledad”.


Hasta tintico caliente nos ofreció Don Diego Londoño, con quien hicimos una buena amistad, ya que es una persona maravillosa, conocedor de su oficio y que bien aprovechó los conocimientos del Kurdo, para complementar los suyos. Fue larga la raniada no crean otra cosa, hasta que el frío y la aparente amenaza de lluvia en el firmamento, nos sacó del parloteo, debiendo despedirnos agradecidos con Don Diego, para iniciar el descenso que nos permitiera desandar esos 7.500 metros ya andados, para regresar a San Félix, siempre acompañados por la belleza del paisaje y ese sabor a “antioqueñidad” que no se pierde.

Hay que dejar constancia de la acostumbrada llamada que nos hace desde “Estados Hundidos”, nuestra fiel y querida admiradora, hincha número uno y caminante honoraria, “La Coneja”, pero que responde a nombre de pila Gloria Muñoz. ¡Gracias Goya!

Efectivamente, con la torre de la iglesia de San Félix como a diez minutos de caminada (la cual muestra un reloj en buen estado, como cosa rara) y picados por el hambre, cosa aun más rara, averiguamos por un restaurante bueno para pasar “algún bocaito”…Si mi Don nos dijo una muchacha, allá más abajo en el restaurante Don Pachá o aquí mismitico, como a diez minutos bajando, ahí lo ven.

Que va muchachos dijo Zuluaga, hagámosle aquí a un refresquito de esos espumositos, que hay como buena música…y nos metimos a un local señalado por el sediento caminate, a borde de carretera, en el sector de El Paraíso, parte baja, llamado La Ultima Copa (muy original), lo cual abrió los instintos del Kurdo, quien tomó asiento sin descargar ni el morral.

Efectivamente fuimos atendidos por Doña Claudia, quien nos sirvió la primera tandita de fresquitos y ahí entre cháchara y carreta, reparamos en un joven, conductor de un carro tanque de La Alquería, quien devoraba un almuerzo casero muy bien jalado….¿Usted vende almuerzos aquí mi Doña? No, respondió el muchacho, esto es un trato que tengo con ella…

Pedimos la segunda tanda de juguitos espumositos (que sed tan macha), a lo que dice el Kurdo, mientras Zuluaga ponía a traquear su cámara. Hey, almorcemos aquí. Y esto que escucha Doña Claudia, la dueña del negocio, quien se nos dejó venir como reclamando un chance: Vean mis señores, yo les preparo ya mismo tres almuerzos volando.

Efectivamente, en lo que demora un “Nule” para echarle mano a cualquier pesito o a todo lo que brille, llegaron los almuerzos: Caseritos con olor a culinaria de abuela y compuestos por pechugas de pollo a la plancha, arroz, papitas a la francesa, ensalada, arepa y sopas de legumbres…espumoso y frío juguito para mis compañeros y leche ordeñada para Juanfer. ¡Ahhh! El Kurdo pidió un aguardiente antioqueño para el frío y otro para él.

Ya como es costumbre, los platos no necesitaron ni ser lavados. Ahí en ese delicioso sitio y sin afanes, conocimos a Don Fernando, el amable esposo de Doña Claudia y a su hija e hijo, cuarteto que conforma una hermosa familia, unida, trabajadora y que traspira felicidad y cariño.-

Tocando experiencias con Don Fernando, nos comentó que ahí al frente de ellos (su negocio), “existe un antiguo camino de herradura, el cual era utilizado otrora por los arrieros que partían de San Pedro de los Milagros y otras poblaciones, repartiendo mercancías”, lo cual los T. T. tomamos como un reto y nos fijamos para el próximo sábado (Marzo 12) con el Superior Permiso, que no puede faltar, salir de Bello para buscar la trocha esa y hacerla en subida rumbo a San Pedro, algo que por lo empinado del terreno, no debe ser muy “melocotón en su jugo” que digamos.

Pagamos la cuenta, nos despedimos de tan querida familia y parados en la carretera, tomamos una buseta de Transportes San Pedro, la misma que en un santiamén, nos dejó en la Terminal de Transportes Mariano Ospina Pérez, donde hicimos trasbordo con el Metro y en otro santiamén, nos bajamos en la Estación San Antonio.

Ahí mismito, como a 78 pasos no muy largos, nos encontramos nuestra meta y propósito final para varia el programa: EL SALON MALAGA, antiguo establecimiento de tango y bohemia, con aspecto “acantinado” pero muy familiar, decente y bien frecuentado y donde los grupos de caminantes institucionales de la ciudad, acostumbran hacer sus reuniones anules en el mes de agosto.

Envueltos por las miradas de los asistentes que en buen número disfrutaban de la música en vivo y de unos sanos traguitos, tomamos una mesa en la cual fuimos muy bien atendidos por la empleada de turno, quien lucía un hermoso sombrero gris oscuro, al estilo del “Zorzal Criollo”. Realmente un bonito programa, excelentes artistas, nostalgia de pasado y de juventud. Hermoso el show, los adornos y fotos del establecimiento y el ambiente tan amigable. No cabíamos de la felicidad.

Ya, como tipo 8:30 pm. y con el cupo de “la dicha” completo (no en todos), hicimos la vaca para pagar la cuenta (al Kurdo le tuvimos que rezar letanías para que sacara la cuota de él) y así, a paz y salvo con Dios y con El Salón Málaga, salimos los tres caminantes de tan querido establecimiento, dos por nuestros propios medios y el tercero como César Rincón, a hombros…Aún me pregunto, cómo llegó a la casa.

Un abrazo y hasta marzo 12, fecha en que con el Superior Permiso (infaltable), buscaremos nuevamente almuercito en el pacífico y acogedor corregimiento de San Félix, al que subiremos pero por plena montaña y por la vía de los arrieros…confiemos.
JUAN FERNANDO ECHEVERRI CALLE
Los Caminantes Todo Terreno
www.caminantestodoterreno.blogspot.com 20110305

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Juanfer, que cronica pa bien jalada, bueno, como todas las tuyas, queda uno oliendo a monte y sudando con nada mas leerla.

Esta fue caminata con todos los fierros, hasta clase de comunicaciones tomaron, ya me imagino al Kurdo, superposesionado en rol de instructor. Hablando en serio, sabemos de sus conocimientos y mas, que si estuvo trabajando alli, pues sobrado en el tema.

Juanfer, no sabia yo y teniamos un Cerro la Popa en nuestra tierrita.
Se instruye uno leyendo tus cronicas, tambien tu tienes gran conocimiento de la tierra que amas.

Ya imagino esa parada en el Bar Malaga, al que sacaron en hombros, fue porque el mejor hizo la faena, asi que no se quejen, pues entonces se lo merecia salir asi, ja, ja, ja.

Los quiero mucho, mis queridos Caminantes Todo Terreno.

Rico se desatrazaron, nada mas hace unos dos o tres dias, les habia dejado mensajito aca de que, los estaba esperando aqui como siempre.

Conejita Caminante Honoraria.

Anónimo dijo...

Nunca me imaginé que aquí cerca de Medellín teníamos un páramo. Definitivamente caminantes, sus crónicas son como clases de historia, geografía, ciencias naturales y cívica por correspondencia. Su labor es bonita y llega.
Alba L.

Anónimo dijo...

Cronica mantequilluda y envuelta en hoja, como todo lo que se consigue en San Felix. Recorde con tunas y chamizos la misma que hicimos en 2010. Oiste Juanfer, y en el salon Malaga venden claro? a ver si me les pego para la proxima cita. El Lobato

Anónimo dijo...

Este Lobatico me hizo reir
que si en el Malaga venden claro
que son esas infidelias
al guandolo por vos preparado.
Ja, ja, ja!!!

Lanuditos mis caminantes pechochos.

Conejita TT.

Anónimo dijo...

Juanfer,cuando esten en el Bar Málaga,avisan y que sean dos los que salen en hombros.
RUMU

Anónimo dijo...

Excelente relato, parece que estuve en la caminata hasta aqui me llego el olor a leche, a vacas; que delicioso es leerlo; su escritura transmite todo de tal manera que parece que estas alli.
Gracias por contarnos las caminatas de esta forma tan entretenida.
Un abrazo a todos los caminantes!!!

Saludos, Mile

Anónimo dijo...

He escuchado que esa altura llamada las Baldías, es el único sitio con características de páramo en el Valle del Aburrá y sus alrededores. Que el 40% del agua potable con que contamos depende del mismo y como tal es una reserva muy bien tenida.
Excelente recuento caminates. Desconocía lo de las antenas y su solitario vigilante.
Alba L.