Caminata Río Grande - Bella Vista (Don Matías)

Fecha: 5 de mayo de 2007

Asistentes: Luís Fernando Zuluaga Zuluaga, Juan Fernando Echeverri Calle, Carlos Olaya Betancur y Jorge Iván Londoño Maya

Duración: 4 horas y media

Nombre: AGUAS MIL

Con el presagio de un día de verano, raro por estos día de invierno, la mochila al hombro con cuatro fiambres encaletados, el cayado empuñado, media docena de padre nuestros y otro tanto de avemarías, comenzamos esta caminata por las calles del barrio en busca de la estación Estadio, sitio de acopio con mis parceros Juanfer y Olayita, para seguir rumbo a la Terminal del Norte, la nuestra, para el encuentro con Zuluaga, el ojicontento mayor. Al calor del generoso saludo detallamos el botón que Juanfer (el cardenal Echeverri) llevaba pegado en su camiseta, el mejor estilo de campaña electoral, con la foto de Sarita, su nieta, y madrina de los Todo Terreno.

Lo primero fue asegurar los tiquetes en la empresa Coopetransa hasta el corregimiento Río Grande, ubicado unos 4 kilómetros adelante de Don Matías. Luego pasamos a manteles virtuales en uno de los kiosquitos, donde Elizabeth, luego de darnos la bienvenida diciéndonos que había creído que éramos un grupo de cieguitos, lo que nos obligó a demostrarle lo contrario con un rosario de piropos, nos sirvió el desayuno de reciclador consistente en empanada carnuda tamaño tractomula, ají pajarito para despertar los ánimos y las ánimas, y cafecito en leche para apaciguar los espíritus.

Estirando nuca en los puestos de adelante de la engallada buseta de la línea verde, con la foto de rigor de por medio, y luego de advertirle al conductor que nos bajara en las partidas para Bella Vista, procedimos a leer el Colombiano, especialmente la columna de nuestro contertulio Raúl Tamayo, quien esta vez denunciaba las amenazas que ha recibido por exponer sus puntos de vista, ¿habráse visto Sarita? Como diría su abuelo. Obviamente, desde esta sencilla tribuna, que no sale de la parroquia de los Conosdepasas, nos solidarizamos con don Raúl y su pensamiento y rechazamos cualquier manifestación que vaya en contra de la libre expresión.

A esa hora el mono Jaramillo tenía puesto en “alto” sus parrillas y el firmamento dejaba ver sus encantos enmarcados por un tono en varios azules como mar sanandresano. Rapidito dejamos el valle de Aburra gracias a la nueva vía multi calzada, dos carriles para la salida y tres para la entrada, luego en dos zancadas llegamos al alto de matasanos para luego descolgarnos hacía Don Matías, pueblo que combina sin necesidad de hacer muecas, la leche con bluyines y los cerdos con tomates de árbol. Cinco minutos más tarde estábamos llegando a las partidas.

Antes de iniciar oficialmente la caminata, y a cambio del calentamiento corporal hicimos el espiritual con la homilía y la bendición del cardenal Echeverri; así mismo nos pegamos la tradicional embadurnada con el antisolar, por expresa recomendación de nuestras esposas. En una de las vallas se lee que parte de la carretera está siendo reparada por el comité de Cafeteros de Antioquia, hay que aprovechar este ratico para exaltar la labor del comité, porque sus obras brotan como cafetales por muchas de las carreteras que hemos transitado.

La carretera es amplia, destapada y en buen estado, rodeada por frondosos árboles que nos proporcionan una refrescante sombra y nos cambian el olor de la contaminación de la ciudad por el ACPM de la naturaleza (Aire con Pino Molido), Muy cerca de las partidas apreciamos la iglesia de la vereda Rió Grande y encontramos la entrada para el seminario menor Monseñor Miguel Ángel Builes, donde muchos de nuestros amigos, como don begow y Juancé, fervientes admiradores de monseñor Builes, quisieran haber estudiado en su juventud para hacer parte de la comunidad “Builense”.

Desde el inicio de la caminata se oye el singular ruido del río Grande, el cual nos acompañará durante todo el recorrido. El río baja crecido y con sus aguas turbias debido al invierno, sus riveras están compuestas por enormes rocas y entre ellas se forman deliciosos charcos que en verano deben ser una bendición de Monseñor para los alumnos de su seminario.

Unos kilómetros más adelante nos encontramos con la estación hidroeléctrica Río Grande en donde se genera la energía para algunos de los municipios del Norte. Allí también comienza la entrega de los bombones a los niños que nos vamos encontrando en las casas que adornan la orilla de la carretera, unos los reciben con mucha emoción pero otros lo hacen con algún recelo y hasta temerosos, lo que nos obliga a practicar modernas técnicas de persuasión; hasta razón tendrá nuestro filósofo Olaya, cuando afirma que el trapo que nos ponemos en la cabeza para protegernos del sol es la causa para que algunos niños se asusten; recomendación que tendremos en cuenta para próximas oportunidades.

Este tramo de la carretera es en bajada. A nuestra izquierda tenemos la compañía permanente del río Grande más la enorme montaña con parte sembrada en extensos pinares y otra en bosque. A nuestra derecha nos acompaña más montaña, de la cual bajan innumerables arroyos y quebradas lo que convierte a esta caminata en la mas abundante en aguas de todas las que hemos hecho.

La zona de alimentación no se hace esperar y de los morrales saltan las manzanas, las hay en tono verde o en rojo, las mandarinas que aún conservan el frío de la nevera y los bombones de coco de Jericó que todavía guarda el lobato Londoño como preciado tesoro. Y hablando de tesoros, el mas preciado era el que llevaba el lobato Londoño en su morral, los cuatro fiambres para el almuerzo, fiambres que durante todo el trayecto recibieron los piropos de Olaya, quien a su vez trataba de convencerme para que les diéramos mate, tal como hacíamos en los paseos de la escuela, en los cuales el fiambre nos lo comíamos antes de la hora indicada y luego nos tocaba “velarle” a los amigos aunque fuera media tajada de plátano maduro o una mordidita al huevo duro.

La llegada a uno de los varios puentes colgantes sobre el río Grande nos hace desviar para posar ante la lente de Olaya, pero antes tenemos que esperar a que el cardenal Echeverri desfogue toda su energía haciendo mecer el puente, al mejor estilo de chinche escuelero.

En el plan encontramos hermosas casas campesinas adornadas con gente amable y flores de todas las clases. Los sembrados de café abundan por esta región, por lo que es muy común ver los granos extendidos para su secado en los patios. Así mismo en cada casa tienen el tanque refrigerado para guardar la leche ordeñada, leche que es recogida todos los días por los carrotanques de Colanta. Encontramos igualmente cultivos de tomate de árbol, no tantos como los que vimos en la carretera para san Isidro.

Luego del plan comienza hora y media de ascenso hasta Bella Vista. En este tramo la carretera es angosta y en regular estado, Por leyes de la física o por desgracia, el río nos va quedando mas abajo y se nos va alejando. Al poco recorrido nos encontramos con don Ramón, propietario conductor de uno de los camperos llamados chiveros, que cubren las rutas de varias veredas de la región, a quien contratamos para que nos recogiera a las 4 de la tarde en Bella Vista y nos llevara don Matías, servicio que nos costaría $60.000, valor certificado con planilla en mano.

A la una de la tarde conquistamos el corregimiento de Bella Vista, el cual está puesto “como con la mano” en toda la pepa de la montaña, y desde donde se divisa, de ahí su nombre, por los cuatro puntos cardenales. Al norte se ven San Isidro y san Pablo. Al oriente la carretera que va para santo Domingo, el valle del río Porce y el corregimiento de Santiago, entre otros. Es decir, que con Bella Vista le conocimos las enaguas y los calzones a esa cordillera donde hace carrizo el inmenso llano de Ovejas.

Como siempre visitamos de primero el templo de santa Bárbara, este nombre se lo pusieron porque caen muchos rayos, que como para variar el reloj se les paró a las 11 y 30 para hacer juego con la paz y tranquilidad del caserío, porque allí la única hora oficial es la menos pensada, para dar gracias y rezar los padre nuestros que nos harán ganar indulgencias, así las perdamos en la frugal almorzada.

De la iglesia pasamos a una de las tiendas para comprar las gaseosas (piña Lux) que nos servirían de sobre mesa; como siempre el señor muy formal nos prestó los envases, aún sin cobrarnos depósito. ¿Habrá alguien que se vuele de Bella Vista con unos embases de gaseosa? Es decir, a la vista de todos.

Caminando por la calle principal llegamos en par patadas a la zona rural. Allí conocimos a dos hermosas chiquillas, Sarita y Dana, cuya belleza fue capturada por la lente de Olaya. Con el cañón del río Porce a nuestras adoloridas plantas de los pies, dimos buena cuenta del fiambre preparado la noche anterior por doña Marta Ligia, la consorte del suscrito, el cual traía mas cosas que recorte de panadería, veamos: arroz, carne en polvo, huevo duro, tajada de maduro, carne de muchacho y yuca sudada, ají, sal, piña Luz heladita, tenedorcito plástico guardado de alguna piñata y buena porción de servilletas. Quedó faltando la arepa, las cuales inexplicablemente no pudimos conseguir en el pueblo. La rifa para lavar los trastes se la gano el ojicontento mayor.

De regreso a la zona urbana, también en par patadas, tomamos la segunda y ultima calle que va a la escuela construida recientemente, rodeada de hermosas casas, todas con los corredores o balcones florecidos.

Para reposar el fiambre nos sentamos en la tienda de la señora que bautizamos “cusca brava”, porque fuma más que lavandera mueca. Allí rematamos con más gaseosa porque estábamos secos por el calor reinante. Sin mediar palabra Juanfer y Olaya se entregaron en brazos de Morfeo, mientras los ojicontentos nos deleitábamos mirando las sardinas del pueblo y la preparación de la cabalgata que saldría, como ya anote, a la hora menos pensada, por lo que solo se oía el rastrillar de las herraduras contra el pavimento.

De un momento a otro partió la cabalgata integrada por unos 40 binomios, con la burroteca adelante a todo volumen. Como quien dice, el párroco, los Todo Terreno y cusca brava nos quedamos cuidando el pueblo, gracias a Dios por poquito porque a las 4 y 25 apareció don Ramón en su flamante Nissan modelo 1979.

El regreso para don Matías, que fue como deshacer los pasos, nos encontramos con la cabalgata que ya venía de regreso. Entre brinco y brinco se armo tremenda tertulia, se habló de religiones, de política y hasta de desamores. De vez en cuando don Ramón hablaba de su pichirilo y lo costoso de su mantenimiento por el regular estado de la carretera, don Ramón no hablaba mucho pero si le pitaba a todo el que se encontraba para saludarlo.

En una hora llegamos a la salida de don Matías. Allí cogimos la primera buseta que pasó la cual venia con muchos puestos vacíos. Entre otras cosas, cuando nos montamos creímos que era la buseta de un convento porque por el radio estaban rezando el santo Rosario, así que nos toco rezar el tercer, cuarto y quinto misterios. Como la emisora que transmitía era de don Matías, al llegar al alto de Matasanos se perdió la señal y entro radio Cristal, que está en todas partes, con música bailable, boleros y rancheras.

A las 6 y 20 tocamos tierra firme en Niquia. Allí en medio de un muestrario de mujeres que salían de todas partes como hormigas y aptas para todos los gustos, nos tomamos el último refrigerio, gracias a que nos sobró plata de la vaca. Como siempre el metro nos repartió a nuestras casas, justo para llegar a ver el segundo tiempo del partido Bucaramanga Nacional, y para comprobar que no solamente el mono Jaramillo calentó este día, sino que también hay equipos calentadorcitos que al final se desinflan en tan sólo cinco minuticos.

Hasta la próxima

Jorge Iván Londoño Maya

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bonito!!!! Pero ustedes salen es a comer o que? ji ji ji ....

Anónimo dijo...

maravilloso relato que invita a recorrer nuestras veredas y caminos de penetracion. Eso si son paseos.

Unknown dijo...

Ya en estico se les pega Pirri con sus crónicas RCN

Anónimo dijo...

Felicidades al redactor de las crónicas y al diseñador del blog.

Anónimo dijo...

Ensayo

Anónimo dijo...

Queremos felicitarlos por tan maravillosa pagina, y difundiendo los paisajes de nuestra tierra antioqueña.


Mario Y Sonia

Anónimo dijo...

Jorge Ivan, siempr luciendote en tus cronicas, muy lindo pintas de acuarelas el camino con tus palabras, todo se siente, todo se huele, todo se ve. Es un disfrute
cada ocho dias esperar y leer la cronica de los amigos caminantes.

Conejita.

Nestor Berrio dijo...

Algunos añitos después de escrito este relato me lo vengo a encontrar y creanme que da envidia (de la buena) esas caminatas, siempre me a gustado este tipo de actividades, lastimosamente acá en la ciudad hay muy poco con quien hacerlo y uno solo como que no se anima mucho que digamos. Dejenme decirles que soy de Bellavista pero vivo en Medellín y es muy amena la forma como ustedes narran sus relatos, una vez también me tocó hacer esa caminata, hace como unos 15 años, que valga decirlo que fué por obligación, pues para ese entonces el único transporte hacia Bellavista me dejó por 5 minutos y como quien no quiere la cosa me tocó tomar la trocha a pura pata como decían los abuelos.
Los felicito por sus maravillosas caminatas, si depronto algún día se les ocurre invitar a alguien, no duden en hacerme partícipe, pues caminar es de mi agrado.....