CAMINATA SANTA FE DE ANTIOQUIA - VEREDAS EL DOS Y EL CUATRO

LA CUNA DE LA RAZA Y CIUDAD COLONIAL PERDONANDO EL TIEMPO Y LA POBREZA.

Un sábado cualquiera de junio y que el lector, si es que cae uno en paracaídas, podrá deducir cuál, nuevamente Los Caminantes Todo Terreno, reducidos a su mínima expresión, por asuntos de fuerza mayor, nos encontramos a las 6:45 am. en la estación San Antonio de nuestro Metro, para de allí salir hasta la Estación Caribe, donde enfilando cayados para la Terminal Mariano Ospina Pérez, la cual tiene apariencia de aeropuerto gracias a las reformas introducidas a la misma, compramos tiquete para “Taxi Colectivo” y dirigirnos a la Señorial Santa Fe de Antioquia.

Siéntese ahí paraitos nos dijo un diligente pero acelerado empleado de Transportes Gómez Hernandez, ya que faltaban dos pasajeros para hacer el cupo de cuatro. Efectivamente, no habían transcurrido tres minutos, cuando aparecieron dos damas, quienes luego de recibir nuestro saludo, ocuparon sus asientos en la parte trasera del vehículo al lado de Zuluaga y a quien le brillaban los ojitos.

Llega el conductor de planilla armado y con paso parsimonioso fue haciendo su decolaje rumbo a nuestra hermosa otrora capital, incrementando su paso a medida que se tragaba los kilómetros, por la sufrida “nueva vía al Occidente”, más conocida por sus derrumbes que por el túnel que la adorna, valoriza y condimenta.

Esfuerzos hicimos por entablar alguna conversación con las damas acompañantes e involucrarlas en la amena charla con el simpático conductor, pero nada, hablaba más el mudo del Evangelio, hasta que se entregaron en brazos de Morfeo.


Resignados pero felices, los tres ocupantes del vehículo que seguíamos con vida o funciones vitales, aceleramos la lengua para hablar de todo y cambiar de tema cada kilómetro y medio. Pasamos el túnel y como por encanto, ligerito teníamos a Santa Fe de Antioquia a nuestra vista, eso sí, engolosinados del más hermoso y cálido paisaje el cual no detallamos, ya que sería llover perlas sobre un joyero y ya lo hemos hecho en otras ocasiones y crónicas aquí contenidas en este mismo blog.

Nos apeamos en el Parque de Santa Fe de Antioquia y nos despedimos de las damas, que bostezaban y se limpiaban sus lagañas, luego de la antipática tonga que se pegaron. Ellas siguieron como hacia la basílica (sería a pagar una promesa) y nosotros a buscar un restaurante, para desayunar.

Efectivamente ahí en un costado del parque estaba el mismo, al que ni el nombre le leímos, ya que sólo nos ocupaba la carta e hicimos nuestro pedido de dos chocolates, huevos revueltos con aliños, arepa, quesito y mantequilla.

Mientras llegaba el “chute”, nos pusimos a botar corriente. Hombre Juanfer, me dijo Zuluaguita, está muy temprano, demos una caminada siquiera de una o dos horitas y luego arrancamos para la finca. Listo hermano que así sea.

Nos llegaron las viandas y parejo con las mismas un niñito Emberá, que creo no llegaba a los 10 años de edad y luciendo bajo su axila derecha un cajoncito pequeño y agarrada con la misma manito, una caja de embolar negra, sencilla y vieja como su vestimenta, pero muy aseada: Buen día señor, le limpio sus zapatos. No niño, gracias, esto ya ni manguera le entra…yo se los limpio, para que me ayude con el desayunito. Listo hágales pues y más se demora cierto ex alcalde de Medellín de apellido Pérez, en buscar chanfaina y trinca, que el niñito éste a llevar medio zapato negro azabache, gracia al accionar de su desgastado cepillo.

¿Qué quieres de desayuno? Le pregunté…y con su carita feliz y su pelito parado, me respondió: Lo mismo de usted señor y así fue. (Viene todos los fines de semana a Santa Fe desde Uramita a trabajar…para ayudar a su abuelita, eso nos dijo).

Acabó de limpiar mis zapatos y muy bien, le pagué la lustrada, Zuluaga le encimó una platica y con toda parcimonia, pero no con cepillo más sí con cuchara, tenedor y cuchillo, empezó a dar cuenta de su desayuno, mientras pagamos la cuenta y nos despedimos, para iniciar nuestros pasos por un costado de la basílica, rumbo a la carretera principal en inmediaciones de la Terminal del Transportes, punto de partida real de nuestro recorrido, dejando atrás un salpicado de historia, de leyenda, de olor colonial y de belleza, lo cual contrasta con lo feo y “aguayaquilado” del entorno de la Terminal.

Hágale Zuluaguita que el asunto es en serio y hay que seguir poniendo a prueba mi pierna. Claro hermanolo dice mi compañero y pica en punta por la carretera a Urabá, en tierra derecha, con un calor infernal y pegajoso y eso que el sol apenas mostraba sus rulos y desde ahí, no volvimos a cerrar la boca.


Le dimos manija duro mientras atrás quedaba el casco urbano de Santa Fe de Antioquia, con todo lo bueno, lo malo y lo feo. Arriba el cielo azul manchado por algunos nubarrones que no le hacían ni cosquilla al sol, al frente la montaña lejana azulosa e imponente y a lado y lado, el corte de la carretera, con sus impresionantes barrancos rocosos desde donde se desprenden piedras como pelando mazorcas y las casitas, con ambiente como de Tolú o Coveñas, esas que mientras más avanzamos se vuelven más saltonas y humildes, contrario a los baches y huecos en la carretera que aumentan en forma geométrica.

Hermoso el paisaje, hermosa la caminata y definitivamente uno desde un bus o un auto no conoce nada y si que es cierto, que nada aprecia. El calor era infernal, la carretera en un leve ascenso continuo y matador, el viento escasito y mucho carro en la vía lo cual la torna peligrosa, tanto que hasta se nos movió el corazón, para recoger piedras caídas desde lo alto al pavimento y tapar o mejor rellenar algunos huecos en la vía, ya que lo que no hacen las Alcaldías, ni las Secretarías de Obras Públicas y mucho menos el ministerio del ramo, lo hacemos los Todo Terreno, así sea poco , pero más que todos ellos juntos.

Oíste Zuluaga, acordate que por aquí no queda la finca y nos toca devolvernos…Démosle otros diez minutitos más hasta ajustar la hora y así fue, hasta que en una enorme curva, donde el paisaje parecía despojarse de su poncho, quedó ante nuestros ojos una vista imponente e interminable, ahí en una gran explanación, donde no sabemos si va a ser un estadero, una carretera o una parcelación.

Que vista carajo. Esta hay que hacerla completa con aquellos, fue nuestra expresión. Al fondo la cordillera imponente, coronada a tramos por nubes blancas que se le aferraban en sus cimas, abajo, muy lejos, el Cauca totalmente regado y crecido con sus turbias aguas resaltando sobre arenas blancas y rocas grises, algunos hatos de ganado, fincas y vegetación espinosa y escasa, en una zona que hace rato hace su curso para graduarse en desierto.

Zuluaga hizo sonar el clic de su cámara, ante el intercambio de poses junto con el paisaje y así entre comentarios volvimos nuestros pasos por el mismo camino recorrido, hasta llegar abajo a la “Y” en las goteras de Santa Fe de Antioquia y torcer a buscar la vieja trocha a Turbo.

Descuido y pobreza es el común denominador y dónde sólo cobra vida la gradería que se construye al estadio, nos fuimos internando por la destartalada vía que nos llevaría a los dominios del Tonusco y a las veredas el 2 y el 4, donde repartimos Bombombum a los niños que salían a nuestro paso, desde el interior de esos humildes ranchos, confundidos con el olor a pantano y a chiquero, pero que no pierden la alegría de sus caritas inocentes y buenas y ante la mirada triste y lejana de algunos ancianos, que rumian recuerdos, sentados en las entradas de sus casas.

Gallinas que se asustaban a nuestros pasos, perros echados en el piso que apenas movían sus orejas y abrían sus ojos para volver a cerrarlos, un marrano hozando aquí, otro allá y el rugir del Tonusco que deja ver sus estragos en algunas viviendas y cultivos a lado y lado de la vía, incluido un puente colgante de guadua, que fue arrastrado recientemente durante una borrasca. Que pobreza. ¿Y las autoridades? Muy bien gracias, en sus fincas me imagino.

El barranco herido por las aguas. Vallas que venden parcelaciones, esas que se hacen por montones y aparentemente en forma desorganizada, sin contar con el futuro, el medio ambiente y el recurso agua.- Nuevamente el celubobo o celular que llaman, rompió el silencio, era Gloria Muñoz, nuestra caminante honoraria y residenciada en Estados Unidos, quien no falta con su saludo a los Todo terreno, quienes lo primero que metemos a los morrales es su recuerdo.

Tuvimos oportunidad de dialogar con algunos moradores del sector, mientras degustábamos una bebida para calmar la sed. Gente buena y trabajadora, sin oportunidad de empleo y a quienes los políticos cada tres o cuatro años les calientan la oreja, les prometen el oro y el moro y los sumergen más con su engaño en sus desesperanzas.-

Una vía horrible, servicios a medias, agua escasa, pantano, déficit de escuelas, cero empleo, cero vivienda, cero salud, cero recreación para los niños y peligros de todo tipo en la vía, ese es el diario vivir de esas veredas y de miles de veredas en Colombia.


Es tan bonito el paisaje y tan generosa la naturaleza, que hasta la miseria se ve bonita y se adorna con los frutos que cuelgan de los árboles, mostrando sus aguacates, tamarindos, mamoncillos, mangos, papayas, naranjas y limones..… Nos despedimos de la gente, se acabaron los bombones y seguimos nuestro camino hasta la finca campestre “El Respaldo de Dios”. Eran las 12:35 pm. Apenas tiempo suficiente para disfrutar de unas bebiditas frías, escuchar música, degustar el paisaje y gozar con la piscina en aquel clima infernal.

Que tarde y que descanso el que nos dimos y que se repita con el Superior Permiso. Hora de regresar a Medellín, razón por la cual, nuevamente empacamos corotos, para iniciar nuestra labor de caminantes y deshacer nuestros pasos por el mismo pantanero por donde llegamos, en medio de las sonrisas de los niños, el saludo de las mujeres y el ¡Dios les bendiga! de esos viejos ya cansados, que piensan y saben que el futuro lo conjugan prácticamente en pasado.

Luego de 55 minutos de un duro caminar, repasando distancias y paisajes, llegamos al parque de Santa Fe de Antioquia, donde nuevamente ingresamos a un restaurante…tampoco nos importó el nombre, sólo el olor que de allí se despedía y donde sin compasión, devoramos nuestros almuerzos, para salir volando rumbo a la Terminal de Transporte.

Dos tiquetes al primer carro, así sin pensarlo, ya que en Medellín nos esperaba ese partido de fútbol en el hermoso y remozado Atanasio Girardot, pero por TV. No crean otra cosa y en el que se definía una nueva estrella del rentado de fútbol y la cual se veía brillar verde en el firmamento Paisa.

Sin pensarlo mucho, el conductor también aficionado al fútbol e hincha del Atlético Nacional echo a andar la moderna buseta y al cabo de una hora y cinco minutos de tirar acelerador y cabrilla, estábamos en la carrera 80 cerca del antiguo Colpisos.

Inmediatamente nos bajamos los caminantes del vehículo y abordamos un taxi, con el cual llegamos felices, sanos y salvos a nuestras residencias, a ver como el Atlético Nacional se coronaba Campeón del Fútbol, al vencer a la Equidad, obteniendo su estrella número once, pero dejando un amargo sabor en la boca de sus seguidores, ya que siendo honestos, la mediocridad fue mucha. Eso sí, la fiesta fue mucha, en paz y sin hechos que lamentar, al menos en Medellín...salvo uno que otro hincha rojo que debió abandonar el país para no pagar las apuestas.

Saluditos a todos y hasta la próxima con el Superior permiso y esperando cupo completo de Cayados y Morrales.

Juan Fernando Echeverri Calle

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Hoy nuestro blog esta de manteles blancos, dos cronicas de un solo tiraje, y todo gracias al Lobato que se pone de nuevo al frente del blog.

Juanfer, una cronica linda con todos los detalles que siempre te caracterizan al momento de escribirlas.

Hermoso te quedo esto que dices:
Es tan bonito el paisaje y tan generosa la naturaleza, que hasta la miseria se ve bonita...

Da pena y que nuestros campos y campesinos sigan tan abandonados por las autoridades que solo los recuerdan a la hora de buscar sus votos.

Rico es alcanzarlos siempre en algun recodito del camino, y de que ademas empaquen mi recuerdo dentro de sus morrales en cada salida.

Se nota en la fotografia de la piscina y la estaban pasando muy
maluco. Pobrecitos ellos.

Los quiero mucho.

Conejita TT.

Anónimo dijo...

Hola don Lobato :
Mil gracias por actualizar nuestro rincón con esas especiales crónicas de don Juanfer , felicitaciones para los dos.
Luisfer

Anónimo dijo...

Gracias a los amigos que no abandonan nuestras crónicas ni nuestra sencilla pagina o blog.
Gracias a Don Lobato por hacer el papel de Editor y haber logrado sacar esas crónicas "!de en medio" del musgo, las telarañas y el olor a humedad y sótano;pero con seguridad, el calor de los visitantes les darán vida.
Saludos y gracias,
Juanfer

Anónimo dijo...

CTT,permítame estrechar sus manos y darles las gracias por deleitar nuevamenta esta crónica siempre serán recordadas,ese olor a musgo tambien es bueno.
RUMU

Jorge Iván dijo...

Duo de chicaneros humilladores. Deje y verá, que el resto del grupo vamos a comprar una finquita parecida, así sea por Cañasgordas; noliase que no tenga billar, pero que no falte el dominó y el parqués

Anónimo dijo...

Qué crónica tan bien redactada. Felicitaciones

Olga Nidia

Anónimo dijo...

Mil gracias Doña olga Nidia por su amabilidad y visita al blog.
A Jorge Iván hay que decirle que está invitado, pero ya sabemos la respuesta: "No puedo, ya que...".
Juanfer

Anónimo dijo...

El s´bado 29 d ejulio, salimos los T.T. Luis Fernando zuluaga, Carlos Olaya y el suscrito, a recorrer por Medellín y admirar lo engalanada que esta la ciudad vestida de cachaco para la feria de las Flores y el Mundial Sub 20. Esa Unidad deportiva Atanasio Girardot (la cual gracias a Dios y a mi cantaleta, recuperó su busto),es un descreste. Terminamos en la Casa de la Música, allá en el Parque de los Deseos, donde ecelebramos con comida Japonesa la noticia de que el gran Zuluaga, será abuelo.
Nos disculpan la falta de crónica y de fotos, pero viéndolo bien...¿Para qué?
JUANFER

Anónimo dijo...

He decidido cerrar una inutil VENTANA para abrir otra que retome las CAMINATAS. Que me sigan los buenos.
Juanfer