Caminata Caldas - La Fé (El Retiro)

Tres tristes tigres camineros.

Son las 6.30 a. m. del sábado 25 de Octubre de 2008 y como habíamos acordado, nos encontramos en la parada de los colectivos de Caldas en la estación Itagüí para llegar hasta dicho municipio, y de ahí ascender por la cordillera del Romeral para luego bajar hasta paraje de “El río Guarzo”, hoy municipio de El Retiro, en el extremo sur de la meseta oriental o valle de San Nicolás. Éramos hoy únicamente tres caminantes por las ausencias forzosas de Jorge Iván y Carlos, por prescripción médica el primero y por asuntos laborales el segundo, y decidimos hacerla solos aunque era una caminada larga, de alta exigencia y riesgo, además de que no conocíamos parte del recorrido.

En colectivo de Caldas llegamos al parque y pasamos a la hermosa catedral a dar las gracias por la compañía que tendríamos en el recorrido. Como por aquí es más fácil, contiguo a la catedral está la Repostería y panadería “Piporara” que ya conocíamos y juiciocitos pedimos empanada, pastelito de pollo, chocolate y listo; a darse gusto desayunando livianito. En esas andábamos cuando pasa una de las jóvenes dependientes con una canasta repleta de pandequesos de varios tamaños ¿Y cómo dejarlos pasar sin pagar peaje? Nos trajeron uno de las siguientes dimensiones: Perímetro: 55cms. Diámetro: 18 cms. Grueso: 14 cms. Por conclusión se saca que el radio era de 9 cms, más 7 bandas en A.M. y F.M. eso sí, sin tocadiscos. Si no creen, pueden pasarse por el lugar; mirarlos y degustarlos. Lo dividimos por tres y terminado el comiso, buscar la salida fue el siguiente paso.

Atravesamos el parque buscando en los árboles a la ardilla amiguita de fray Lobato de Betulia, pero andaba en otros menesteres por lo que tomamos rumbo a la vereda “La Miel”. Pasando por el barrio Andalucía hay unas escalas por calle que representan un esfuerzo máximo por lo empinadas, por lo que Zuluaga y Juanfer las subieron refunfuñando y diciendo que ya habíamos cumplido la cuota de esfuerzo de la caminada. Pasamos por la casa hoy estadero conocida como “La Sinagoga” y estaban pintando sus puertas y ventanas con colores como de jardín infantil o guardería, por lo que muy acucioso el pintor nos dijo que estaban abiertas las inscripciones “hasta para cuchos como ustedes”, con lo que nos dejó con un palmo de narices.

Pasamos el puente de madera sobre la quebrada “La miel” y empezamos el ascenso a la vereda “Piedras blancas” por una carretera de las construidas para la sacada de madera de los bosques cultivados de pino Pátula de la región, sobre lo que antes era un “Camino real” que era utilizado por la arriería de nuestros ancestros para llegar a la zona a la que ahora íbamos nosotros. Durísima la primera parte del ascenso… Pensamos en la rodilla de Lobato y aunque nos hace mucha falta, agradecimos el evitarle aquella subidita. Más o menos a mitad de ella, un perro con cara de pocos amigos nos acompaña un buen trecho, recordándonos a punta de ladridos que por esos parajes él era el duro, pero se mantuvo alejado a prudente distancia de nuestros bastones. Ya más arriba, el paisaje cambia y el aire fresco y la neblina empiezan a acompañarnos. Varias casas de parcelación y una cascadita bordean el camino.

Después de unas dos largas horas subiendo, estamos en lo que alguna vez fue llamado “La puerta de Caldas”, desde donde se divisaba por un lado todo el vallecito en el que está el pueblo, y por el otro una magnífica vista de casi todo el “Valle del Aburrá”. Ahora con los bosques de pino industrial, todo lo que se ve es eso; pinos de diferentes clases, además de casas como bunkers, y una neblina espesa que de pronto invade todo.

La carretera borra los antiguos caminos y se pierden las referencias hasta de los mapas más avanzados. Sin embargo el deseo de cumplir acicatea la imaginación y ayudados por la brújula de Zuluaga buscamos durante un buen rato el camino que nos llevó a una casa a medio construir en madera, y de ahí nos metimos a una trocha que nos pareció adecuada, y a punta de machete avanzamos rectificándola hasta que se cerró del todo. Decidimos buscar otra alternativa y regresamos sobre nuestros pasos algunos metros y vadeando un riachuelo, encontramos otro rumbo que certificamos con la brújula y raudos reiniciamos la marcha que vimos coronada sobre la cima de la cordillera de “El Romeral”.

Un hermoso espacio sombreado por pinos viejos de gran altura y el piso que con musgo formó un tapete, nos acogió un buen rato mientras husmeábamos un montículo de tierra sobre un gran plástico, que parecía sacado de un hueco del mismo largo y ancho de éste, y que por alguna razón no alcanzamos a entender. Todo tenía musgo; hasta un árbol tenía su grueso tronco cubierto del manto verde y de sus ramas colgaban como adornos de navidad, borlas de él mismo.

Seguimos avanzando por el camino trazado en el filo de la montaña durante generaciones por arrieros y caminantes, ahora lleno de hojarasca y pantano. Tanteando con los bastones que se hundían en el lodo fuimos avanzando poco a poco, pero en algunos tramos nos hizo tomar desviaciones y otras veces abrirlas a machetazos. Encontramos restos del “Camino Real” representados en grandes lajas de piedra acomodadas de manera que sirvieran de piso y troncos endurecidos por el tiempo y la humedad cuñándolas, mientras saltábamos esquivando pantaneros hasta que salimos a terreno seco ya empezando a bajar por el otro lado de la montaña.

De pronto nos vimos en otro bosquecito de pino Pátula tapizado por sus hojas secas que formando colchón a nuestros pasos nos llevó hasta la carretera que se utiliza para la sacada de madera en los bosques industriales. Ahora descendíamos por camino fácil. En un recodo de la vía vimos una motocicleta como abandonada pero al momento escuchamos sonido de machetazos; era un trabajador que cortaba las ramas bajas de los árboles de pino para mejorar el tronco y acelerar su crecimiento. Lo saludamos y le preguntamos por el camino hacia El Retiro; amablemente nos saludó e indicó que siguiendo la carretera por la parte más utilizada, ella nos llevaría a nuestro destino.

Ya más abajo se abre el paisaje desde donde se divisa todo el vallecito y sobre la derecha a lo lejos se veía una hacienda, la única por esos contornos. A bordo de camino crece profusamente una variedad de mora con un tamaño entre la silvestre y la de Castilla, a la que por alguna razón, mi padre llamaba Mora Borrachera. Buscamos las maduras y con ese pequeño refrigerio cuñado con mandarina y agua continuamos la marcha. Pronto divisamos a la vera del camino una construcción amplia como un comisariato de campamento maderero o una escuela y con un techo poco común por estos lados; de tipo europeo y metálico de aluminio o zinc. Era una escuela, la escuela Normandía, que así se llamaba el paraje o vereda, según nos dijeron un reguero de muchachitos; siete y todos hermanos, que vivían en un rancho de tablas a la orilla del camino, junto a la entrada a la dicha escuela. Una de las niñas pintaba juiciosa un poste con un pincelito, otra dormía en una hamaca, otros salieron a saludarnos y entre tanto, Juanfer repartía a falta de Lobatobombombunes, billetes de $ 2000 pesos a diestra y siniestra.

Seguimos adelante y un poco más abajo nos alcanzó un chico que pasó raudo en una bicicleta y detrás un perro Labrador que se asustó un poco, pero luego siguió veloz tras el muchacho. Un poco más adelante ya el ciclista volvía y nosotros vimos un caminito que se internaba en el bosque de pinos; le preguntamos y nos dijo que era un atajo que economizaba un buen trecho de carretera, por lo que de inmediato nos metimos en el. ¡Oh Sorpresa! Era otra vez el antiguo camino de herradura o “Camino Real”, que ahora era ruta de escorrentía y eventual atajo para conocedores.

Había extrañamente bastantes residuos plásticos tirados quién sabe por quién, pero más adelante olvidamos lo desagradable ante el espectáculo de unos hongos anaranjados de la clase Amanita Phalloides, que son venenosísimos, otro también venenoso pero no tan vistoso de la clase Amanita Verna y uno con una forma fálica inobjetable de tipo champiñón, al parecer de los comestibles. Nadie se atrevió a probarlo. Lo que sí quiso probar y hasta llevar para su casa Zuluaga, fue Lulo Silvestre. Los había por montones a los lados del camino de ahí para arriba, pero la desagradable pelusa que los cubría, nos hizo repetir cada que encontrábamos una mata, lo mismo de la fábula “La Zorra y la uvas”; ¡Están verdes…!

Llegamos al fondo del cañón que adornado por una estruendosa caída de agua, nos indicaba que de nuevo empezaba la subida hacia la antigua hacienda de confecciones Colombia, llamada Fizebad, hoy lugar utilizado para reuniones sociales y fiestas fastuosas. Pasamos el puente y de nuevo hacia arriba; seguimos por el mismo bosque de pino y el sonido de una motosierra que se clava en el alma con su nefasto roncar, interrumpe el concierto de la cañada; al rato, una bandada de toches pasó con su colorido estruendo sobre nosotros y las matas de lulo nos siguen recordando a la zorra; están verdes… Sobre nuestra izquierda el bosque era nativo y ante la abundancia de frutas silvestres como el dichoso lulo y las moras, la fauna, sobre todo la de aves, es profusa; Toches, Mirlas, Pinches, Pericos y demás arman segunda voz a las cascadas y cañadas que vamos dejando atrás.

Algunos ranchos de madera y otros de material era todo lo de civilización que encontramos en el rumbo; un humito en uno decía que estaba habitado, pero al acercarnos las puertas estaban cerradas como desde hace tiempos… Ropa tendida en otra decía lo mismo, pero nadie se dejaba ver; ya casi sobre la cima en una casita de material y en mejor estado que las otras, unos niños jugaban y tan pronto nos vieron, se metieron adentro. Desde una ventana abierta, una joven aceptó nuestro saludo y al preguntarle por una tienda que alguna vez estuvo en el lugar, nos dijo que ella, su niña y su esposo venidos de Sonsón, apenas llevaban 6 meses viviendo ahí, y no había tienda, pero que con gusto nos prepararía “fresco” en un momento. Remisos lo aceptamos y ella remisa aceptó lo que le ofrecíamos con la disculpa de los Lobatobombombunes que no llevábamos para los niños. La joven mamá nos comentó que al llegar a la cima, había un desvío hacia la derecha, por el que llegaríamos más rápido a El Retiro. Agradecidos por las atenciones a unos desconocidos y reconfortados con el “fresco” continuamos la subida, pronto coronada y efectivamente, a la derecha estaba el camino indicado. Ya al confín del paisaje se divisaba el valle de San Nicolás y el embalse de “La Fe” rodeado de casaquintas y finquitas de recreo. ¡Lo que se perdieron Carlitos y el Lobato! Dijimos casi a coro contemplando el paisaje que se abría a nuestros ojos.

Avanzamos raudos hacia abajo por entre una cañada rumorosa a la izquierda y un barranco a la derecha, sobre el que se veía que el bosque estaba en proceso de tala. Caímos en cuenta que perdíamos parte del paisaje a medida que descendíamos, pero ganábamos tiempo. Pronto estábamos junto a un punto de recogida y carga de la madera recién cortada y una “Garrucha” para transporte de esta, se balanceaba sobre nuestras cabezas en un tramojo de cables apoyados en un enorme eucalipto que creció al lado del camino. Al frente ya teníamos la explanada llena de bonitas casas rodeadas de prados bien tenidos y el asfalto cubría el camino hasta ahora en cascajo y tierra.

Terminó la bajada. Ya el terreno plano y el camino asfaltado, nos acompañaron hasta el final de nuestra ruta. Durante un buen trecho caminamos entre bosques de pinos viejos y jardines bien cuidados hasta que llegamos a una portada; estábamos caminando por el interior de una parcelación de clase alta, resguardada del ruido y el ajetreo de las grandes ciudades por la naturaleza, aunque dominada al antojo del hombre.

Seguimos caminando hasta que salimos a la carretera principal, parte del circuito que llaman “La Vuelta a Oriente” y seguimos rumbo a El Retiro, o “El Guarzo” como se llamaba el paraje antes de ser municipio, tomado del nombre del río que refresca la meseta circundante. Pronto estábamos frente al Mall de “Carabanchel” y al estadero “San Carbón” al que las gentes maliciosas le dicen san ladrón por lo caro del lugar. Buscando almuerzo pero sin dar la ganga, seguimos adelante y llegamos al Mall de “La Fe”, en donde están las partidas para El Retiro y La Ceja y ahí encontramos el sitio justo para un buen almuerzo: Bueno, bonito y barato.

Nos refrescamos con algo de líquido mientras nos servían el menú del día: Sopita de verduras o fríjol y seco con varias alternativas de carne y ensalada. Nos decidimos por la sopita verde y seco con ensalada y cerdo uno, otro con res y otro con un gran chorizo. 8 horas y media de camino a muy buen paso y tranco largo merecen un premio y además del delicioso aunque magro almuerzo, llegar rápido a casa era la meta. Le5.05 p. m. preguntamos al mesero que juicioso nos atendió, que si era posible llamar a la flota de taxis de El Retiro y nos mandaran en el próximo vehículo tres puestos disponibles y él solícito nos hizo la vuelta pero a su modo; llamó a un amigo y en 5 minutos teníamos un taxi parqueado frente al restaurante esperándonos. Nos miramos y dijimos: El día de gastar se gasta y aprovechemos que aquellos otros dos que son más amarrados que encomienda para Murindó no están y vámonos en taxi. Eran las

Si les digo que llegué a mi casa a las 5.45 p.m. a lo mejor no me creen. Lo que nos gastó 8 y 30 horas lo devolvimos en 40 minutos.

José M.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Permiso que ahi voy yo....me les
adelante a todos!!!!


Josema, no se crean que solo tres
caminantes desandaron el camino, Lobato, Olayita y sus seguidores lo hemos vivido, olido y saborea-
do de primera mano con tu cronica maravillosa, todos los sentidos los despiertas cuando leemos estas.

Separada por la distancia pero unida a ustedes de sentimiento,
desde Harrison, felicitaciones.

Gloria Luz.

Anónimo dijo...

HUYYY111 QUE VERRAQUERSA. GLORIA CONEJITA SE LE ADELANTO A ELBACE Y A RUMU. QUE BUENO QUIE GLORIA ALLA EN USA, HAGA CONOCER NUESTRAS CRONICAS DE TODAS SUS AMISTADES Y QUE NOS ESCRIBAN.
CHEMA, COMO YA TE HABIA DICHO, UNA EXCELENTE CRONICA EN LA CUAL JUGARON DOS CAMARAS FOTOGRAFICAS. LA QUE TIENE TU PLUMA Y LA QUE CARGAS EN LA CINTURA. FELICITACIONES.
OCIOSOS, NO OCIOSOS, ENFERMOS, ALIVIADOS Y AMANTES DE LA NATURALEZA, UNIOS Y CAMINEN, ES ALGO APASIONANTE Y BELLO
JEALBO

Anónimo dijo...

José María,yo sigo aquí,al pie del cañón de los CTT,que nunca tienes la pólvora mojada y siempre disparan excelentes relatos que son del agrado de los amantes de la naturaleza y ésta no se queda atrás.Juanfer,vos siempre tan generoso.
Que bueno que se nos adelanten,eso es lo que necesitamos que éstas crónicas sean conocidas en el mundo entero.
RUMU

Anónimo dijo...

Nadie crea lo de que Olayita y el Lobato son más amarraos que una encomienda para Murindó. Es una charla que el Chema hace en plena camaradería y cariado por el Zuluaga, ya que eso, CAMARADERÍA Y AMISTAD, es lo que sobra entre los T. T. quienes a la hora de compartir, repartimos desde una chanza hasta un confite.
JuanFer

Jorge Iván dijo...

Josema. Esta crónica estuvo a la altura de esa espectacular caminata.
No se puede esperar menos viniendo de tan refinada pluma. Excelente.

Elbacé Restrepo dijo...

Pues yo no sé... el papel puede con todo, así sea virtual y lo que es amí ya me quedaron dudas sobre si aquellos son amarrados, jmmm, si el río suena es porque piedras lleva.

Mentiras!!! Yo los adoro co ropita y todo y nunca creeré semejante infamia! Jajajaja!!!

Anónimo dijo...

AMIGOS CAMINANTES.

Paso a paso caminantes
van recorriendo el camino,
y a su paso van sembrando
de alegria su destino.

Son riachuelos, verdes bosques
y las flores del camino...
los que aplauden a su paso, a los hombres
orgullosos del terruño en que han nacido.

Vamos, vamos caminantes...nunca falten a la cita,
caminates que al regreso,
siempre pintan de acuarelas los paisajes y el camino
y con cronicas sentidas nos comparten lo vivido!!!

Gloria Luz Muñoz C.
Octubre 30-2008

Unknown dijo...

Buenos días amigos, me pregunto si es posible, me puedan ilustrar un poco la ruta de la caminada, ya que me interesa realizar esta caminada, dejo a disposición mi correo electrónico, por si me pueden enviar una ruta por google maps o algún mapa
santiagocastanedam@gmail.com



Unknown dijo...

buenos dias soy caminante mi nombre gustavo gomez..correo gomezlopez.alberto@gmail.com*************me pueden ayudar con un mapita clarito..quiero ir....hace años la hice saliendo de minas..pero no recuerdo bien el senhdero.....me pueden ayudar..gracias.....alto de minas el retiro....