Caminata El Carmen de Viboral - Marinilla

SOPA DE LEGUMBRES, HERVIDA EN CUATRO HORAS LARGAS

Como les parece, sábado 18 de septiembre de 2010, caminata con japiverdiañero a bordo. En efecto, Olayita, a quien no le cabe el Olaya, estaba de cumpleaños. Así que le firmó vale a las celebraciones familiares diurnas; eso si, las nocturnas no fueron perdonadas, se chantó su nueva cachucha Todo Terreno, y hágale

Allá en la esquina de siempre, donde comienza a estirarse el largo puente peatonal de la estación Caribe del metro, lo estábamos esperando agazapados para aplancharlo en coro con el primer “feliz cumpleaños amiguito, te desean los TeTesramo, que el recuerdo de este día…….bueno, ahora no digan que no se saben el resto. Josema era el único que se perdería la piñatapatoniada, debido a su poetizada agenda.

De una, y en mitad del puente, se entregaron las primeras “cuelgas”. Camiseta con el nombre de Colombia en letras de gran tamaño, la misma que se chantó encima de la otra, más una correa, de cuero y todo, número 38 largo, con la que no pudo hacer lo mismo por estrechez de los pasadores, pero ya vendrá el turno de estrenar. La restante cuelga será entregada directamente en el domicilio porque que encarte un tonel de vino a las espaldas.

Con tiquetes comprados para el Carmen y veinte minutos adicionales de regalo, pasamos a mostradores para pedir buñuelo o empanada entera, pues la ocasión lo ameritaba. Esas muchachas de la cafetería, que ya nos distinguen, nos saludan a boca rellena:

Oigan muchachos, estaban como muy perdidos
¿Y cuando nos van a invitar pues a una caminata?
¡Ustedes… si no!
Haber, ¿que les sirvo?

Tire empanadas a la jura como dice la pecosa Restrepo y chorree café en leche a la nata, dijo el Lobato.


Esa plataforma de lanzamiento está siendo remodelada, por lo que los plásticos verdes hacen las veces de pasillo de salida. Allí nos esperaba una buseta marca Asia, con un sistema panorámico de ventanillas al mejor estilo de bus de turismo europeo. Muy cumplido el conductor prendió el diesel a las 7 y 30 y a la lata pa´ l Carmen, en medio de una animada tertulia y con buena musiquita de fondo.


En una hora larguita cubrimos los 54 kilómetros que separan a Medellín con la tierra de la cerámica y la loza. La primera visita obligada es al templo principal, al cual le están engalanando la fachada. Un hermoso Cristo central y la Virgen del Carmen nos dan la bienvenida. Los vitrales, en buena cantidad, no deslumbran como en otras ocasiones, debido a que el día está opaco y con amagos de lluvia.


Una mirada al arborizado parque, a sus balcones y negocios, más un sorbo de esa calma pueblerina y a manteles en el restaurante La Frisolera, en donde ya casi completamos los diez bonos para reclamar un almuerzo gratis. Luego de póner las cachuchas en posición de descanso, quedamos en manos de las finas cejas de Andrea quien en forma rápida nos despacha el pedido que esta vez resultó bien fácil: tres hígados encebollados, unos huevos revueltos con hogao para el quinceañero, arepas compañeras y chocolate espumoso. Quesito cortesía de la casa, no más para Olayita.

A las 9 y 31 pusimos los relojes en cero, incluido el de la iglesia, que como cosa rara si funciona, y dimos el primer paso de los setenta veces siete hacia Marinilla. Leves goteritas caían por lo que Juanfer, el Max Echeverri del grupo, presagió la mojada, lo que obligó al Lobato a replicarle: ¿Mojada? espere y verá


Esa salida por las calles del Carmen se vuelve interesante, porque pasamos por el cementerio, el centro de acopio y el centro de convenciones, ¡Que creyeron pues! Carmelitanos por todas partes haciendo honor a sus cincuenta mil, según el último censo del DANE más una encimita nuestra, y perros, esos si, sin contadero.

Pronto estábamos en las afueras en donde localizamos la carretera veredal que nos llevaría hasta la autopista Medellín – Bogotá, la misma que la vez anterior equivocamos, por haber tomado un rumbo diferente que nos llevó a salsipuedes, y que por fortuna al final pudimos; es decir, que en ésta nos íbamos a sacar la espinita, y bien que lo hicimos con creces.


En las primeras de cambio supimos lo que el paisaje nos depararía. Cantidad y calidad de sembrados de hortalizas, verduras, papa, fríjol, maíz, mora y pepino de agua. Potreros en todos los tamaños y verdes.

Un valle extenso con algunas laderas, apropiado por innumerables casas campesinas en todas las tallas y colores, todas con su muestrario de canastas florecidas con besitos, begonias, novios, rosas, y claveles, apenas como para celebrar el día del amor y de amistad que también ese día llevábamos a cuestas.

Una hora de camino y nos encontramos una familia campesina sobre la portada de su casa, quienes se encargaron de mejorarnos la caminada, porque nos hicieron desviar por otro rumbo, mas largo que el previsto, pero con más campo y sin necesidad de caer a la autopista sino directamente al pueblo. Que alivio, porque esa terminada en la autopista nos representaba caminar por unos 40 minutos por la misma, con el consabido peligro. Como siempre tuvimos que decir: “se nos apareció La Milagrosa”.

Hablando de nuestra patrona, a estas alturas el cielo se había despejado, el sol montaba a caballito sobre nuestras espaldas y la temperatura subía como las acciones de Ecopetrol (compro la que sobre) razón por la cual el bloqueador no se hizo esperar y brilló por su presencia en brazos, cuello y cara. Olvidaba contarles que todos íbamos de cachucha con el Todo Terreno bordado, fina atención de Man&obras, todo lo relacionado con lavada, pintada y restauración de edificios. Publicidad no cobrada

Los sembrados eran un continuo aparecer, así como los generosos paisajes, por lo que ha cada momento no se hacía esperar el “miren muchachos que belleza”. Y que decir de la variedad de pájaros endulzándonos el oído con su trinar, hasta sinzontes llegaron. Otro que endulzó, pero a los locos bajitos, como dice el tirapiedra de la 92, fue Juanfer con sus mini chocolatinas, las que a falta de los bombombunes del Lobato pusieron la nota dulce de la caminata.


Otro nuevo brindis por el quinceañero, esta vez con jugo de…… adivinen, llevado por el Lobato a cambio de su famoso guandolo, porque había que darle cierto cache a la piñatapatoniada, y la verdad que nos supo a Gloria… Luz, ¿Quién? pues la conejita, quien le puso ritmo al celuavispado de Olayita para la felicitada de rigor y de paso un saludo a cada uno de los tarraos Todo Terreno, pues, lo jura a orejillas juntillas la conejita, para que JuanCé no nos vaya a salir ahora con otra volquetada de chismes. ¡Dios nos ampare!


Desmenuzando paisajes nos encontramos a lo lejos unas elegantes construcciones, de rojo engalanadas, que semejaban un club o una parcelación estrato siete, pero nada que ver, indagando con una parroquiana nos contó que eran unas marraneras. ¿Cómo?
¿Marranos con suites? Comer para creer.


Hasta que le llegó el turno a Margarita, una hermosa campesina, dueña de una amabilidad sin límites y una casita de 30 metros cuadrados, adornada con flores por todos los mini corredores, la cual incluye mini tienda, y que elegimos como sitio para partirle el ponqué Ramo a Carlos, con apagada de vela rodeada por mil manos por que el viento no la dejaba prender, y con cantada del segundo: “que los siga cumpliendo…. hasta el año tres mil y pico”


Luego del paso de La Verdolaga, una hermosa línea más engallada que Lady Gaga, se nos fue acercando una señora en embarazo, que traía arrastrando un pedazo de manguera. Cuando la tuve a 10 metros le dije “Aques niño” y ella me respondió que si, a lo que Juanfer agregó ¿Y sabe porque el Lobato se dio cuenta? No, dijo la señora, pues por la manguera….ja, ja, ja, ja


¡Miren que belleza! Si señores, una casona de dos pisos, con los barrotes de las ventanas y los de la chambrana de los corredores pintados a pulso en varios colores, con materas florecidas que cuelgan del techo del segundo piso, lástima la ropa secándose a plena vista, pero bueno, si hasta Tatiana de los Ríos tiene su lunar. Allí hicimos la última estación para degustar la doñacerve de Luisfer y Olayita y para mirar, a tiro de cauchera, las casas de los barrios que forman la periferia de Marinilla.


Desde allí hasta la entrada al pueblo, fuimos acompañados por un trío de muchachos que hacen sus pinos en aquello de la arriería y que nos mostraron el atajo preciso para llegar más rápido; y así fue, una bajadita y caímos a la autopista, la pasamos a zancadas con los ojos cerrados y al otro lado Marinilla nos esperaba con su eterna cosecha de Hoyos, abanderados por don Ramón, el de los paisas en caravana.


Antes de llegar al parque recorrimos varias cuadras llenas de Marinillos, de los que conforman los 45 mil, de perros también sin contadero como los del Carmen, de almacenes de variedades con su encanto particular y su olor a muñeca de traído decembrino, de legumbreras con productos dispuestos milimétricamente, de supermercados surtidos como con escuadra. Por fin el parque, donde se conjuga la imponencia de su iglesia, con su blanco púrpura que estrena pintura, los bien dispuestos parasoles de sus heladerías, sus casas de artísticos balcones, en fin, una sinfonía pueblerina que huele a Antioquia, a sus antepasados y a presente promisorio.


No hay otro sitio en nuestras caminatas que desplace del primer lugar en ser visitado a la iglesia parroquial. En este turno corresponde ese honor a Nuestra Señora de la Asunción, claro que a varias cuadras se encuentra la capilla de María Auxiliadora, digna también de ser visitada.


Agradecidos con el Creador nos disponemos para el almuerzo en el restaurante Los Parasoles, muy bien atendidos por Sandra, dueña de una boca que…. ni pa´ qué y una sonrisa como postre.


Imagínense el ofrecimiento: “Para hoy tenemos sopa de frísoles con coles (no me diga más) o sopa de verduras, como para no desentonar con el recorrido, y seco con res, cerdo, pollo o chicharrón. Tres nos tiramos de bruces contra los frisoles con coles y Zuluaga, fiel a sus ancestros del oriente, se fue por la sopita, Olayita no le falla a su chicharrón (el que siempre pide con garantía) y que resultó ser de los de criados en las suites aquellas, porque le vino tan finamente partido y delgadito que ya tenía cara de tocineta; eso si, todo se lo comió.

Terminada la tarea gastronómica y los piropos al por mayor para Sandrita, nos encaminamos a la terminal de transportes para tomar la buseta que nos traería de regreso a Medellín, no sin antes traer a colación que fue en esta misma caminata, hecha el 20 de octubre de 2007, que nos tocó el atraco dentro de la buseta para robarle una bolsa con dinero a un parroquiano. Yo deje dos mil pesitos “a la mano” por si las moscas.

¿Recuerdan el chaman peruano de apellido Inca…pié, que se nos montó yendo para Porce para ofrecer unos sobres con hierbas molidas?, pues cuando ya íbamos por la autopista se nos montó una muchacha a ofrecernos un polvo blanqueador para los dientes, lástima no ir en ese momento con Sandra la del restaurante para ponerla como modelo. Cada sobre a $4.000, y el que lo compre lleva cepillo de dientes por tan solo $2.000 y de encima, sólo por hoy, se le obsequia un tubo plástico para que guarde el cepillo y no permita que las cucarachas jueguen hula-hula con él. Solamente dos personas de las que íbamos en la buseta, en este momento deben tener una sonrisa reluciente, los demás, como no compramos, andamos mas serios que mala paga saliendo de misa.


A las 4 y 30 llegamos a la estación Universidad en medio de tremendo aguacero, confirmando así que el IDEAM milagroso nuevamente estuvo de nuestro lado. Allí cogimos el otro quinceañero, el metro, el cual, haciendo las veces de bus escolar, nos repartió hasta nuestros hogares. Obviamente aprovechamos el último cuartico de hora para ratificarle a Olayita los parabienes por su cumpleaños y para certificar que el agro es almuerzo seguro.

Ah, casi se me olvida contarles que el jugo era de lulo

Hasta la próxima

Jorge Iván Londoño Maya

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Uds,CTT,con esas acciones demuestran todo ese compañerismo y esas amistad tan sincera que se tienen y me adhiero a ese cumpleaños.
Lobato,esa sigla:"himat"hace mucho tiempo desapereció.

Anónimo dijo...

Comentario:1:RUMU

Anónimo dijo...

Ufff! Que clase de cronica, Lobatico,
hasta que nos pudimos dar el gusto de tener de nuevo los seguidores de los TTS una hermosa cronica de tu puno y letra, para disfrutar y vivir de una caminata de mis Todo Terreno.
Siempre sobrado en estos menesteres de escribir, te quedo mejor que ponque Ramo y el juguito de Lulo que les supo a Gloria...Luz, ja, ja, ja!

Olayita, que lujo de cumpleanos te diste adornado de tan preciosos paisajes y abrazado al carino de una linda amistad.

Ah! lo de "Tarraos" vuelvo y lo juro a orejillas juntillas.

Los adoro.

Conejita CTT.

Anónimo dijo...

Me toco entrar de nuevo como a nuestro querido y fiel Rumu.

Maravillosa la nueva fotografia que nos recibe al abrir el blog, que "Tarraos".
Y la presentacion de las fotografias dedicadas a las iglesias y de la lente de nuestro querido Chemita como para acabar de bendecir el blog.

Estan sobrados mis TTS.

Abracitos lanuditos.

Conejita CTT.

Anónimo dijo...

El HIMAT hace mucho tiempo desapareció, pero el Lobato es tan verraco que lo revive y lo pone a funcionar. Eso son los T.T. y nuestro abuelito hace parte de ellos.
¡Felicitaciones queridos dromómanos y al Lobato un abrazo por su crónica, maravilla!
Sarita - Jerónimo - Samuel

Anónimo dijo...

Abuelo,tambien podemos revivir al INDERENA y al INCORA.¡Que verraquera!
RUMU

Jorge Iván dijo...

Gracias a todos por sus amables comentarios. Lo que se escribe se hace con gusto para que los seguidores de nuestro blog sigan nuestros pasos bien sentaditos en sus casas. Gracias a RUMU por la corrección, la cual inmediatamente tuve en cuenta.

Anónimo dijo...

Bueno, como descansados si son estos caminantes.